9.- Compromiso.

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Las fiestas de fin de año pasaron y Jonghyun había pasado todas esas festividades con su ahora "novio", no podía negar que estaba feliz, por fin sentía que había encontrado su lugar, toda la familia de Kibum lo trataba como alguien más de la familia, las tardes les servía para hacer karaoke, salir al parque, tener tardes de cine en casa, preparar postres, y muchas cosas más. El más feliz de todo eso era Kibum, sentía que lo estaba logrando, después de un mes de supuesta relación, creía que por fin había logrado que Jonghyun deje su obsesión por Jinki.

-Mira qué hermoso te ves en esta foto – Jonghyun se encontraba recostado en las piernas de Kibum, quien estaba sentado en el sofá de su sala de estar, ambos estaban revisando el celular del menor, bueno en específico era Jonghyun quien revisaba las fotos de la galería del celular de su novio.

-Basta Jjong, es vergonzoso – Se supone que las fotos eran solo de él, tenía fotos en las que usaba los filtros de la cámara del celular y hacia muecas tiernas, de las cuales Jonghyun se estaba mofando.

-Pero si te ves tan lindo bebé – Jonghyun había adoptado ese apodo para referirse a él, "su bebé", le provocaba sonrojos, y el típico cosquilleo que sentía cuando estaba cerca de él. – Tienes un mensaje de Nam Woohyun – Eso había sacado de su ensoñación a Key, y sí le había ganado la curiosidad y terminó por aceptar a ese desconocido que le había enviado una solicitud de amistad, desde ese día hablaban de manera esporádica, para Kibum, Nam era una persona divertida, siempre lograba hacerle reír con sus comentarios, era solo un amigo del chat – Veo que conversan mucho... - Jonghyun no se había aguantado las ganas de saber quién era ese tal Nam Woohyun, que terminó por abrir el chat que tenía con su pelinegro, encontrándose que conversaban de manera seguida, no va a negar que le molestó bastante, y no tenía razón para eso, aun así se levantó de las piernas de Kibum y le entregó su celular – Me voy, sigue charlando con tu amigo.

-¿Qué? Pero estábamos bien – Kibum estaba sorprendido por la actitud de Jonghyun, no entendía por qué de un momento a otro se había puesto así.

-Y lo estamos - Se encogió de hombros, dispuesto a colocarse su chamarra – Pero me tengo que ir bebé, recordé que tengo que hacer algo urgente con mi padre – Y antes de que Kibum diga algo, le dio un beso en la mejilla y se encaminó en dirección a la salida de la casa, no quería gritarle a su muñequito, era ilógico reclamarle como si en verdad fuesen novios.

-Iris miy biniti Kibim – Idiota, pensaba, pero más idiota era él por sentirse así.

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-Vamos Taemin, no solo he venido a tomar, quiero bailar – JongIn estaba colmando su paciencia, si tanto quería ir a bailar pues que lo haga y listo, se estaba arrepintiendo haberle pedido que le acompañe ese día a la discoteca, hasta el momento no había encontrado algo que valga la pena y no pensaba liarse con su amigo.

-Si tanto quieres ir, ve tú Kai, yo te miro desde acá – Le dio otro trago a su whisky a las rocas, desinteresado en el berrinche de su amigo.

-Ok, no entiendo por qué me invitas a salir si no te vas a divertir, estaré por allá – JongIn molesto se dirigió a la pista de baile, mientras Taemin sonreía burlón.

-Veo que al fin te quedas solo – Alguien había hablado fuerte y claro en su oído, haciéndolo vibrar por unos segundos al escuchar tan grave voz, al voltear su rostro se topó con un tipo mayor que él, un metro ochenta de estatura, complexión estándar, que de lejos se notaba que el hombre iba al gimnasio o practicaba algún deporte, y ni qué decir de su rostro, toda una exquisitez, justo lo que Taemin buscaba esa noche.

-Tal parece que sí – la sonrisa coqueta que formó Taemin, solo logró calentar aún más al mayor – Taemin, me llamo Taemin.

-Lee Joon, un gusto conocerte bonito – Lo había visto desde que llegó al club, salió en busca de un poco de paz, sus padres le tenían hinchando los huevos con lo de su compromiso, y no tenía idea de cómo decirles que no, no había encontrado la razón suficiente para oponerse a ese absurdo, por lo que no le quedaba de otra que aceptar, resignado al destino que le habían preparado sus padres, solo esperaba demorar con el tema del matrimonio.

Mi corazón es tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora