Su día había empezado muy temprano, tenía sueño pues no había dormido bien la noche anterior. Estaba cansado de tantas horas en el Ministerio, fastidioso por haber sido tratado como un bicho raro o una extraña criatura a la que nunca habían visto.
Algunos lo miraban con temor, por su antigua fama de supuesto súbdito de Voldemort, otros con mera curiosidad pero las pocas personas que lo entenderían no estaban en ese momento junto a él, Remus, Dora y Harry no habían podido acceder al Departamento de Misterios o por lo menos a la extraña sala donde se llevaba a cabo su examen.
Pasaron magos de todo tipo, rompedores de maldición, legeremens, pocionistas, por suerte para él, Severus no estaba allí, sanadores especialistas en raras enfermedades mágicas y los, por supuesto, investigadores de ese departamento con Víktor Krum a la cabeza.
Pocos sabían que ese día Víktor estaba asumiendo su puesto como jefe así que mientras lo "inspeccionaban a él" se vió envuelto en miles de saludos y felicitaciones para el búlgaro. Y ya estaba harto, no sabía por qué le molestaba tanto ese hombre, misterioso para él pero tan familiar para su Brownie.
Sirius suspiró ya harto y refunfuñó- ¿le falta mucho? tengo sed, hambre y estoy muy cansado.
-Un momento más señor Black- le respondió la tímida hechicera de largos cabellos rubios y ojos color del cielo, su suave voz logró apaciguarle un poco.
-Me parece que la conozco, creo haberla visto antes pero no recuerdo dónde- le dijo Sirius.
-Quizás era muy joven en ese momento y el lugar no era el mejor pero yo lo recuerdo claramente Sr. Black-respondió la rubia mientras lo miraba fijamente.
-Si me dices dónde quizás podríamos recordar juntos tomando una taza de té o cenando tal vez- comentó con la intención de distraerla de su tarea de una manera muy merodeadora.
-Le agradezco la invitación- le contestó sin incomodarse en absoluto- pero no creo que sea conveniente o lo adecuado.
-¿No? Yo pensé que una mujer tan linda como tú se vería mucho más hermosa, aunque no lo creo pues eres un sol, pero luciría más del brazo de un apuesto caballero como yo-Sirius notó su rubor y reía interiormente, sabía que no había perdido el toque con las mujeres- pero aún no me dices tu nombre preciosa.
-Nos conocimos ya hace mucho tiempo, para mí- le recalcó ella, él levantó una ceja interrogante- quizás uno o dos días, para Ud- entonces él frunció el ceño- yo estaba en la Sala del Velo cuando Ud desapareció, formaba parte del Ejército de Dumbledore en mis épocas de estudiante y estaba allí acompañando a Harry junto con Ron, Ginny, Neville y Hermione- hablaba sin dejar de mover su varita por todo el tatuado cuerpo- me llamo Luna Nott, aunque de soltera era Luna Lovegood- ella colocó la bata que cubría a Sirius en su lugar y agregó- listo, ya he concluído mi examen, fue un placer haberlo visto de nuevo Sr. Black.
Y sin esperar respuesta abandonó la sala tarareando una canción, dejando a un aturdido, avergonzado y más mortificado mago.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O--O-O-O-O-O-
Pasaron dos horas más hasta que por fin Sirius Black ya era libre de salir y vivir la vida como le había prometido la noche anterior a Hermione.
-Por favor sáquenme de aquí, no soporto un instante más en el Ministerio- le rogaba a su ahijado, a su mejor amigo y a su sobrina-desfallezco de hambre, apiádense de mí.
- Ya deja de quejarte- le dijo Tonks- te llevaré al lugar más lindo que conozco, podrás comer algo y hablaremos sin que nos interrumpan.
-¿Es dónde te juntas con tus amigas algunas veces para una salida de mujeres solas?- le preguntó Remus con una sonrisa cómplice.
-Si amor y donde compartimos aventuras amorosas además de la terapia de grupo- ellos reían cómodos con sus bromas.
-Ahh por favor, ya basta Uds dos!- vociferaba Harry mientras Sirius los miraba absorto- dejen sus códigos para la intimidad.
-nada de intimidad Harry, una de mis amigas es tu esposa, así que sé todo- recalcó-todo de ti- las carcajadas no se hicieron esperar, Sirius no podía creer lo que se había perdido en su ausencia.
-Vamos allí entonces, al santuario de las mujeres- agregó Sirius y salieron radiantes por una de las puertas laterales y poco concurridas del Ministerio.
Cuando llegaron al dichoso santuario como había bautizado Sirius le informaron a Tonks que la mesa habitual que solía ocupar no estaba disponible. Los condujeron a la más cercana a ella, solo separados por un delicado biombo hecho con azahares.
-Wooww, con razón Ginny no se pierde reunión este lugar es un verdadero jardín- alabó Harry.
-lo sé, es nuestro preferido, aquí celebramos las buenas noticias con la chicas y el regreso de mi querido tío amerita que estemos aquí- aclaró Tonks.
Pidieron un almuerzo tardío que consistía en bocaditos salados de diversos sabores, colores y texturas y una abundante fuente de frutas, acompañado de cerveza y vino dulce. Lo que se llama un Drunch.
-mmm esto es un manjar, en mis épocas o mejor nuestra- corrigió mirando a Remus- lugares así solo podíamos encontrar en Londres muggle - explicó Sirius- pero esto es solo un aperitivo- rezongó.
-En unas horas cenamos en la Madriguera, celebraremos tu regreso y el del nuevo matrimonio Weasley, de Ron y Katya la hermana de Víktor- dicho esto y Sirius se ahogó.
-Será mejor que cada nueva noticia me la digan de a poco, si me disculpan- dijo levantándose- voy al toilette.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Hermione estaba sentada en el establecimiento que tanto le gustaba en el Callejón Diagon, "El jardín encantado", en su mesa habitual, bebiendo su café preferido, acompañado de masas finas, rodeada de plantas y flores de todos colores y con un libro que descansaba sin ser leído. Miraba fijamente a un punto impreciso, perdida en sus pensamientos, ausente de lo que ocurría a su alrededor pero cuando una tibia y suave mano tomó la suya se sobresaltó.
-Parece que el día después te puso peor que otros años- le susurró Draco mientras la besaba.
-Hola dragón, gracias por venir- ella lo siguió con la mirada mientras él se sentaba -espero que no te haya causado algún inconveniente con tu esposa.
-No te preocupes por Astoria- estaba frente a ella y sin soltar su mano le preguntó- ¿qué sucede ahora leona?
-Sirius regresó ayer a Grimmauld Place- Draco se puso más pálido que de costumbre- y no sé qué hacer, ayúdame por favor- le suplicó la castaña.
-Necesito que me cuentes todo Hermione- él todavía sostenía su mano fuertemente.
Ella le relató todo lo sucedido incluído las conclusiones a las que habían arribado la noche anterior.