Año 1835.
-¡Marie espera!
-¡No!
-Marie Evangeline es tu obligación con Inglaterra
Sólo pensaba en correr sin parar, sentía mi vestido rasgarse, lágrimas saladas caían por mis mejillas sin intención de detenerse, el bosque amplio a mi alrededor y de pronto todo se volvió oscuro.
Época actual
Desperté sudando, completamente agitada, ese sueño de nuevo, claro que las noticias que mi padre, El rey de Inglaterra, me había dado cambiaron mi vida por completo, mi corazón estaba hecho pedazos y sólo podía pensar en la historia de mi tatara tatara abuela la reina Marie, nacionalizada francesa después de su matrimonio arreglado con el delfín de Francia, el cual duró exactamente un año antes de que muriera en parto.
Que manera tan dramática de iniciar esta historia pero es que en realidad moría de miedo, todo se estaba repitiendo, momento a momento como si de un dejavú se tratase.
Mi padre me informó apenas ayer que se había arreglado mi matrimonio con el delfín de Francia, el príncipe Henry, conocido por su bondad, capacidad de negociación y por su hermoso rostro, las damas suspiraban por él cual celebridad; yo lo habría visto en persona una o dos veces en bailes del palacio pero éramos tan jóvenes que sólo puedo recordarlo como el pequeño mal educado que llenó de pudín de fresa mi vestido favorito y claro está jamás olvidaré el ojo morado que le cause con mi puño.
Pero ahora todo era diferente, yo cumpliría 25 en dos meses y él fácilmente tendría 30 años, la noticia del compromiso se daría en mi cumpleaños y yo viviría estos próximos dos meses en Francia, en su palacio para, cómo dijo mi madre, "conocernos mejor", odiaba la idea, no quería casarme, no le amaba y cada momento que pasaba en mi cama me hacía pensar más y más en la boda, el vestido, los invitados... el novio.
-Señorita Marie, su padre ha pedido que la despertemos, dice que el delfín y el Rey Guillé estarán aquí en unas horas y todo debe estar perfecto- mi nana, Carmela, había entrado a mi habitación con ojos tristes y arrugas pronunciadas en su frente, ella al igual que yo, no estábamos de acuerdo en esta unión forzada.
-Claro Carmela, bajaré de inmediato, llama a las damas que preparen el baño.
Dos horas después, vestida en un ajustado vestido que para nada era mi talla y con el cabello suelto después de una pelea con mi madre por no querer un moño alto, el rey de Francia hacía su aparición en el palacio para llevarme de lo que era mi hogar. Las campanas sonaron, los sirvientes corrieron, mi nana lloraba silenciosamente y yo mordía mis uñas con los nervios a flor de piel. ¿Qué tal si era feo? ¿O si era malo? ¿Qué pasaba si era un alcohólico mujeriego? Moría de ganas de llorar, llegue a pensar que podía escuchar las pisadas del rey en el pórtico.
Las puertas del palacio de abrieron, desde el saloncito escuchábamos las introducciones, mi madre tomaba mi mano, volteé a verla, su cara y sus facciones españolas, su cabello largo y café como el mío, sus preciosos ojos del mismo color, amaba a mi madre y compartíamos los nervios mientras las risas de mi padre se acercaban.
-Mis mujeres, quiero presentarles al Rey Guillé, mi más querido amigo.
El hombre frente a nosotros era imponente, cabello oscuro cubría su frente, fácilmente media 1.90, sus ojos eran penetrantes y tenía una sonrisa hermosa.
-Dichoso entre las mujeres William- sonrió a mi padre - Un placer, mi reina, princesa- saludó haciendo una reverencia con su cabeza a lo cual mi madre y yo respondimos de la misma forma, todo muy político y formal pero ¿dónde estaba el delfín?
-Mi hijo -Dijo leyendo mis pensamientos - no podrá acompañarnos, pero será el primero en recibirnos en Francia.
Maldita sea, no podría verlo antes, no podría huir, ese era su plan, dejarme sin escape, sabía que esto era un error, lo sabía en el fondo de mi corazón y ahora de verdad iba a llorar.
Mis maletas estaban listas en el auto real, las pequeñas banderas nos delataban, una camioneta con seguridad privada lo flanqueaba, iríamos en el jet del rey, que lujoso. A este punto ya había terminado con la vida de mi manicura.
-¿Lista, cariño? Es hora de partir - Dijo el rey Guillé, me esforcé por asentir sin llorar, abracé a mamá y a papá, era raro despedirme, podrían ser los reyes de Inglaterra pero para mi sólo eran mis padres, los que corrían a mi cuarto cuando tenía una pesadilla, los que me curaban con besos las heridas que me hacía por intentar correr, y ahora lágrimas reales rodaban por mis mejillas mientras me dirigía al auto, sólo dos meses, dos meses luego volvería a planear la boda, solo a eso.
El viaje en auto fue callado, el rey hablaba en francés por teléfono, y yo miraba por la ventana, el viaje en jet no fue diferente, dormí la mayoría... tampoco es como que estuviéramos a 12 horas, si mucho fueron 2 horas y me arriesgo contando lo que esperamos en el aeropuerto.
Sin embargo, el viaje del aeropuerto al palacio en Francia fue algo completamente diferente los nervios no me dejaban respirar, las manos me sudaban y el rey Guillé intentaba hacer chistes sobre su hijo y su tercera esposa, que miedo. Su primera esposa había muerto cuando el delfín tenía 10 años, según mi madre era una mujer maravillosa, hermosa física y emocionalmente y el rey la amaba como sólo se ama una vez, pero el lupus la fue consumiendo poco a poco, dos años después de la muerte de la reina el rey se volvió a casar con una doctora que lo dejó un año después por que él aún no superaba a la reina, al parecer sólo le interesaba un poco de fama y fortuna que no consiguió y la ahora esposa del rey, según las pláticas con mi madre, era una mujer hermosa que hacía lo que podía para ganar el amor del delfín, poco después de casarse con el rey comenzó a buscar maneras de que su nuevo hijo la quisiera un poquito, siempre preocupada por él, buscándolo y llamándolo siempre que podía, como una madre, pero el príncipe nunca accedió hasta ahora.
A la entrada del palacio, se extendía un gigantesco jardín de margaritas, todas plantadas por la nueva condesa, aunque por mientras sólo pareciese un bosque verde ya que el frío excesivo no dejaba que las flores salieran aún, el camino era extenso, una grandiosa fuente en el medio de todo separaba los caminos y jardineros y sirvientes limpiaban todo meticulosamente.
-Planeamos una fiesta para ti, será mañana por la noche, por eso ves a todos vueltos locos- Voltee a verlo con los ojos descontrolados ¿una fiesta? ¿Para mi? Oh por Dios
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Once upon a time
RomancePRIMERA PARTE DE LA SAGA ONCE UPON A TIME Había una vez... En un reino ya conocido, una princesa inglesa, un príncipe francés desafiarán a un destino que no los quiere unidos. La política, familia y guerras querrán detenerlos de disfrutar de un f...