Temo estar equivocado.
Temo haber proyectado en Bridgette todas las caracterizas de Marinette.
Siento remordimiento por la forma en que estoy tratando a Kagami.
Pero aunque la lógica me diga que es imposible, mi corazón es terco y segué repitiendo una y otra vez que Marinette es Bridgette, que Bridgette es Marinette, que ambas son la misma y que de alguna forma ella llego a Londres, decidió dejar su antigua vida atrás y olvidarse todo... olvidarse de todos sin detenerse a pensar ni un segundo en lo que sufriríamos.
Ayer me llamo Bridgette, por los sonidos del fondo adivine que estaba en la calle, ella quiso que nos viéramos hoy, probablemente para decirme que mis actos comienzan a asustarla y que si no me detengo llamara a la policía... ¡Pero no puedo evitarlo! Desde ese día durante la cena en el que Félix parecido adivinar mis pensamientos apenas he podido verla, creo que eso ha estado bien, me ha permitido pensar con claridad, llame a Kagami, la invite a cenar pero por más que intento, no puedo sacarme estos pensamientos de la cabeza ¿Es Bridgette mi Marinette? ¿Y si esos aretes solo se parecen? ¿Y si Ladybug no era Marinette? Hay tantas preguntas, tantas dudas que se clavan en mi corazón, y todas esas incógnitas son dudas horribles que me acuchillan el alma... y Kagami ¡Que paciencia que tiene Kagami!
Estos días he llegado a dudar de mis sentimientos por Kagami, ¿La amo? Si lo hiciera no quisiera echar a correr detrás del recuerdo de Marinette.
¿Qué posibilidades hay de que solo sea una coincidencia, los aretes de Bridgette y la aparición de Ladybug? ¿Qué llevaría a una muchacha tan dulce como Mari a marcharse sin despedirse, a huir sin preocuparse por el dolor que nos causaría a todos?
Hoy intentare terminarlo todo, hoy hablare con Bridgette al respecto, intentare que mis emociones no me dominen... ahora la espero en la cafetería donde nos citamos ayer, ella se está demorando y a cada segundo que tengo que esperarla, vuelve a mí la certeza de que ella es Marinette ¿Quién más que ella está siempre tarde a todo?
Acaba de llegar, lleva su cabello suelto y algo desarreglado por haber corrido, se detiene unos segundo arrimada a la silla antes de saludarme.
- Buenos días Adrien – dice cuando al fin ha recuperado el aliento.
- Buenos días Ma... Bridgette – digo torpemente, en este momento se le parece tanto, ella voltea sus ojos hacia mí, sonríe con tristeza -. Dijiste que querías hablar ¿Te hago sentir incómoda?
Ella parece sorprendida por mi pregunta tan directa pero luego asiente con la cabeza, me encojo de hombros ¿Por qué pregunte? Necesitaba saberlo, pero... ¿En realidad quería hacerlo?
- Tenemos muchas cosas que cerrar de una vez – dice ella y mi corazón salta traicionándome con un destello de esperanza he ilusión.
- De qué quieres hablar... no hemos podido vernos últimamente porque Félix parece estar evitándome – le dije, esa última frase no venía a tema pero no pude resistirme a decírsela, era una queja, una queja absurda e injustificada contra un hermano mayor que apartaba de mi a quien que más deseaba y aquella sobre la cual no tengo ningún derecho.
- Te hemos evitado, si – acepto ella y dando un fuerte respiro, como para darse ánimo, continúo hablando, mientras parecía más nerviosa cada vez -. Sé porque insistes conmigo, sé porque tienes ese comportamiento tan extraño... crees que soy Marinette.
Sentí que mi mundo se había caído al piso, no sé cómo lo supo pero estoy seguro de que me dirá que no es mi Marinette, que me hablara de su familia en Londres, me dirá que su padre, el señor Byrne era un hombre muy amable y que la señora Byrne siempre fue una madre cariñosa, quizá tenga hermanos, en ese caso también me hablara de ellos, al terminar dirá que aunque me entiende, ella no es la mujer que busco, que ella es mi cuñada y nunca será para mi nada más. Entonces se levantara, me dirá que espera que ya no sea necesario evitarme y se ira, y yo seguiré aquí, buscando a Marinette, preguntándome donde estará y si no estará sufriendo. Ya me preparaba para esa respuesta cuando ella con algo de vacilación pero con la voz muy firme me dijo:
- Y tienes razón, los soy... pero ya no soy esa adolescente que consiste – al terminar, ella se mordió el labio y yo me quede en silencio unos segundos, asimilando lo que acababa de decir, entonces perdí el autocontrol que estaba intentando mantener.
- ¡¿Cómo?! ¡Y lo dices tan despreocupadamente! ¿Tienes idea de lo que hemos pasado estos últimos diez años? – le grite llamando la atención de la poca gente que había alrededor, mi arranque de furia se vio bruscamente cortado cuando ella miro hacia fuera del local y parecido hacer unas señales medio disimuladas -. ¿A quién estás viendo?
- A la gente que está a nuestro alrededor – dijo ella visiblemente nerviosa -. ¿A quién más? Llamas mucho la atención.
- ¿Y porque pareces nerviosa?
- Porque me estas gritando, no te conozco... no sé si puedes ponerte violento de un momento a otro... y vine sola – dijo ella con la voz temblorosa, me ruborice de la vergüenza y volví a sentarme.
- Nunca, nunca jamás te haría daño... pero explícame ¿Por qué abandonaste todo?
- Porque... no fue por elección propia, toda mi adolescencia viví en un orfanato, no nos traban mal pero no era un hogar por así decirlo... tengo amnesia – dijo ella y creo que abrí los ojos mucho por la sorpresa porque ella sonrió algo divertida -. ¿Sorprendente verdad? Solo puedo recordar desde que tenía 14 años en adelante, tú quizá hayas sufrido todo ese tiempo, pero para mí esos años son toda la vida que recuerdo... ya no soy Marinette, no puedo recordar nada de ella, París me es desconocido, aunque quizá algo en mí se orienta muy bien en las calles y no olvide el idioma pero nada más que eso... esa chica que conociste, ya no está.
- Te equivocas, está allí, sigues siendo Marinette, solo que con más años.
- No te engañes, si no hubiera perdido la memoria, ahora sería todo muy diferente.
- Me querrías.
- ¿Es lo único que te importa?
- No, pero si una de las cosas que más me importa.
- Quien sabe, tal vez, o tal vez hubiéramos roto al mes de comenzar a salir, y ahora ni nos habláramos... no podemos, no puedes, seguir aferrado a lo que pudo ser, yo he continuado con mi vida, tú has lo mismo.
- Soy Cat Noir – le susurre muy bajito para nadie aparte de ella escuchara, Bridgette... no, Marinette, ¡Que agradable se siente tan solo el pensar su nombre! Su dulce nombre que el solo pensarlo me lleva a la gloria, Marinette me miro sorprendida, creo que más por la brusca declaración que por el contenido de esta -. Si tú eres Marinette y llevas ahora mismo esos aretes es porque también sabes quién fuiste... quién eres, porque nunca dejaras de serlo, my Lady. Siempre hemos sido una pareja, estamos destinados a serlo.
- No te engañes, el que ambos recibiéramos prodigios no significa que estos señalen que el hilo rojo del amor nos ata... - Marinette puso los ojos en blanco -. Félix tiene que dejar de leer poesía en voz alta... a lo que me refiero...
- No lo nombres.
- ¿Qué? – me pregunto confundida.
- A Félix, no lo nombres, él se metió entre nosotros dos.
- No había nada entre nosotros dos, he hablado con Tikki, dice nunca tuvimos una relación, además sin Félix... prefiero no pensar en eso. Tienes que entender Adrien que ya no soy Marinette.
- ¡Claro que lo eres!
- Aun si lo fuera, lo años hacen cambiar a las personas, estoy segura de que te has enamorado de una fantasía que ni yo misma, o mi antigua yo podrán satisfacer.
- Estoy enamorado de ti, solo de ti.
- De mi ¿O de la Marinette idealizada? Adrien respóndeme ¿Qué fue lo que hizo que me amaras?
- Tu valentía, tu perseverancia, tu ingenio, toda tu – Mainette negó con la cabeza.
- ¿Qué defectos tenía? – entonces me quede en blanco, hace tiempo que había olvidado si Marinette tenía algún defecto, para mi todas eran virtudes, su torpeza fingida para ocultar su identidad, su sonrisa amable, sus ganas de ayudar a todo el mundo... ¿Defectos? ¿Qué defectos si para mí hasta sus torpes errores eran lo que la hacía tan única, tan especial? -. A eso me refería, nunca llegaste a conocerme lo suficiente para saber mis defectos.
- Te conozco mejor que a nadie.
- Entonces ¿Qué tal si pasamos todo el día de hoy juntos? ¿Qué tal si hablamos de todas esas anécdotas que hemos tenido los últimos diez años? – sugirió ella y yo le sonreí, eso significaba que estaba dando una oportunidad a lo hubo entre nosotros ¿verdad?