| Heat | Countryhumans Rusame Omegaverse. +18

II.-

--.¿Qué ocurre, Canadá? -- Respondio el americano ante el llamado de su hermano, arqueando una ceja antes de enfrentarse directamente frente a el.

--.Hueles distinto y eso no me causa buena espina, ¿Te has estado tomando los supresores? -- Y ahi va de nuevo, a veces tener un hermano menor alfa con instintos agudizados tambien era una maldicion. Bufo y rodo los ojos con cierto desprecio y le miro directamente a los ojos, incluso si tenia las gafas puestas, se podian ver un par de iris de color celeste detras.

--. Canada, hermano mio, concentrate en lo tuyo, ¿Si? Hoy comprare otra caja luego de salir del bar, ¿Va? Tu tranquilo, sabes bien que soy un tipo complicado, pero siempre fuerte. No dejaré que nadie me ponga una mano encima, ¿Y sabes porque? -- Cuestionó dando un pequeño meneo a sus caderas como si de un niño jugueteando se tratara, ganandose una mirada curiosa de su hermano mayor, quien esperaba atento por una respuesta.

Y de la nada, el estadounidense sacó de su bolsillo varios paquetes llenos de dinero. -- Tengo cuidados y gane lo suficiente como para tener al "mejor alfa" de mi lado.~ -- Guiñó un ojo a su hermano menor, entretenido al ver su reacción de confusión. Sabía que el revolucionario Inglés se traía algo entre manos con el eslavo, pero...No lograba encontrar la razón. Se había enrollado con el padre del anterior nombrado, pero esto no daba la total certeza de que el joven norteamericano quisiera algo parecido.

Tal vez solo genero una pequeña obsesión a los ex-sovieticos por haber estado con uno su primera vez. Aunque...Admitia que Ucrania no era tan bueno en ello. El joven bicolor tenía ciertos problemas alucinógenos o pequeñas "enfermedades" debido al anterior acontecimiento en la planta nuclear de Chernóbil. Como cualquier lugar, se logró mejorar, pero el pequeño quedó con secuelas graves, sobre todo por pensar que la gran Union Sovietica no ayudó al niño cuando más lo necesitó y al contrario, lo encerró en su cuarto sin salida a ver ni interactuar con nada o nadie en años. De vez en tanto, le traían ciertas mascotas, pero morían increíblemente rápido por culpa de la radiación que el pobre chico desprendía sin controlarlo.

USA llegó una vez a presenciar ese tipo de malos tratos, definitivamente, algo que le hirvió el corazón de una manera...Desgarradora. Revivió esos recuerdos mientras se encaminaba a la sala de reuniones.

Y es que no habría sido la primera vez lo que lo dejo tan marcado, si no que efectivamente, una y otra y otra vez logró presenciar al pequeño e inocente ucraniano siendo aislado y maltratado tan físicamente como psicológicamente por una condición que el nunca pidió y que se pudo haber evitado.

El estadounidense uno vez se halló en el debate de pelear con el sovietico sobre ese tema, el norteamericano aún con un collar para los alfas que tenía el hogar del formidable comunista más un par de armas, se paseaba por el hogar del mismo, pues aunque se prometieron jamás volver a llevar ese tipo de relación, de alguna forma, sintieron cierta dependencia el uno del otro y se parecían más a lo que serían amantes, pero nunca llegando a nada más, por lo que en un día de fuertes y chocantes tormentas de nieve, el de habla inglesa estuvo dispuesto a conocer a nadie más ni nadie menos que los hijos del sovietico. Claro, eran hijos de las capitales del anterior nombrado, pero eso pasaba a su propiedad, por lo tanto era padre hecho y derecho.

USA no negaba que las instalaciones eran enormes. Pero algo llamó más su atención que otras cosas, logró escuchar un llanto despacio y casi inaudible, con lamentos tan dolorosos que hasta al mismo estadounidense se le puso la piel de gallina, pues...El mero hecho de pensar en que tipo de sufrimiento se necesitaba para a cada pequeña oración, escuchar un golpe que parecía de autolesión, le dolía hasta por dentro.