Resumen:
Lo que quiere el protagonista de una novela de sementales, lo conseguirá. ¡Nunca esperó Shen Qingqiu que el halo dorado del protagonista se extendiera al salto de dimensiones!
Y cuando el Luo Binghe original invade su dimensión una vez más...
Shen Qingqiu era estrictamente vigilado en todo momento; ciertamente esos seis cultivadores del Palacio Huan Hua no bajaron la guardia. Él mismo pensó que el Maestro del Palacio estaba siendo meticuloso, o debería decir exagerado. Shen Qingqiu estaba atado por el cable; no era más que un mortal. Sería incapaz de luchar contra uno o dos cultivadores, y mucho menos contra seis. Nadie le habló, ni siquiera para hacer bromas capciosas, aunque pensó que no era como si Shen Qingqiu quisiera hablar con estos títeres del viejo zorro.
Volar con él habría sido demasiado obvio, por lo que fue colocado en un carruaje, nunca se le permitió descender de él durante los dos días que viajaron. Con un montón de sarcasmo todavía en él, Shen Qingqiu se burló de la situación. Esta escolta de alto nivel era impecable, especialmente para un hombre al que pretendían matar. Ser asesinado por unos peces tan pequeños..., honestamente Shen Qingqiu se sintió un poco deprimido. Incluso si él merecía ser asesinado mil veces, debería ser por la mano del que buscaba la venganza, no estos don nadie.
Utilizó el tiempo de viaje para consolarse; la muerte a manos de Luo Binghe o de estos cultivadores sin conexión ninguna con él, no era diferente al final. Shen Qingqiu iba a morir. Se sintió extrañamente en paz, un marcado contraste con la acalorada ira que sentía cuando se enfrentaba al Maestro del Palacio en la Prisión de Agua. Pensar que él, un antiguo sinvergüenza, se sentiría aliviado al pagar por sus pecados. Este era verdaderamente el momento más ridículo de Shen Qingqiu en su vida.
Cuando el carruaje finalmente se detuvo, Shen Qingqiu supo que había llegado su hora. Bajó del carruaje con gracia, rodeado una vez más por esos seis discípulos . Dejaron el carruaje fuera del bosque sin supervisión, creyendo que su tarea terminaría pronto. Después de caminar un rato, Shen Qingqiu se sorprendió un poco. Había sido llevado al bosque Bailu. Ser sentenciado a muerte cerca de donde el padre de Luo Binghe fue encarcelado y destrozado, ¿el Palacio Huan Hua estaba tratando esta área como su matadero privado?
Llegaron a un pequeño claro, donde dejaron a Shen Qingqiu de pie en el centro. El hombre estaba tranquilo, preguntándose si esta era la parte donde traerían a una criatura nocturna y se la echarían encima. La alta hierba crujió; Shen Qingqiu silenciosamente hizo conjeturas al azar sobre la criatura que habían seleccionado, cuando talismanes salieron disparados de entre las sombras de los alrededores.
Dos cultivadores fueron noqueados en un instante y en la confusión que siguió a la emboscada repentina, dos explosiones espirituales vinieron y derribaron a otros dos discípulos del Palacio Huan Hua. Los que estaban de pie lanzaron una breve mirada hacia Shen Qingqiu, quien solo parecía tan confundido como ellos. Sus ojos se ensancharon ligeramente al ver que la figura se acercaba detrás de ellos, pero se mantuvo en silencio. Sus captores nunca supieron qué los golpeó cuando un golpe de mano y la empuñadura de una espada se estrellaron en la parte posterior de sus cuellos, derribándolos.
"Xiao Jiu!"
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Yue Qingyuan apretó fuertemente a Shen Qingqiu en su abrazo, mientras que Liu Qingge se aseguró de que todos los captores estuvieran inconscientes. Era casi como un sueño. Shen Qingqiu no pudo evitar dejar que la confusión tiñera sus ojos. "Yue Qingyuan, Liu Qingge ... ¿Cómo los dos ..." Al escuchar su pregunta, Liu Qingge relató el incidente.
