25. Sólo Disfruta

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Jennie subió las escaleras con Lisa colgada de su cuello y sus piernas rodeandole el torso. Fue un poco difícil ya que la rubia era levemente más alta que ella. Aún así, se las arreglaron para subir dándose apasionados besos, húmedos, gimiendo de la excitación que ya ambas sentían. Lisa le indicó la puerta de su habitación y Jennie la llevó hasta ahí, abrió a tientas y cerró tras ella dando una patada. Dejó caer a la rubia en su cama violentamente y se abalanzó sobre ella, recorrió su cuerpo con sus manos mientras le comía la boca y Lisa gimió audiblemente cuando Jennie le apretó los pechos sobre la blusa, enredando sus dedos entre su sedoso cabello, incitandola a que siguiera.

-Um... Sí, amor.

Jennie continuó besandola mientras iba bajando sus manos a sus muslos.

-Esta falda te queda tan bien —le dijo, apreciando toda la piel que el corto de la prenda dejaba a la vista.

Le separó las piernas para acomodarse mejor entre estas.

-Quítate la blusa —le ordenó después de morderle el labio inferior juguetonamente.

Y Lisa le obedeció a velocidad luz. Quedó desnuda del torso y Jennie comenzó a besarla descendiendo por el cuello en donde dio un mordisco, siguió por su clavícula, y le besó entre los pechos aún cubiertos por el sostén, el cual apartó lentamente, dejando al descubierto los pezones de la rubia.

La miró a los ojos con deseo y se percató que su rostro aún no dejaba de tener esa expresión de timidez. Le fascinó. Le encantaba la inocencia de su chica, iba a moldearla a su gusto, a darle placer y a complacerse a sí misma haciendolo. Con lentitud y casi como una tortura, Jennie pasó su lengua sobre uno de los pezones, a lo que Lisa soltó un gemido. Jennie sonrió orgullosa y procedió a chupar completamente el pecho de la chica bajo ella. Mientras hacía esto, llevó su mano a su entrepierna y apretó sin compasión.

-¡Ummm! —gimió la menor y Jennie se degustó.

Continuó trazando un camino de besos por su abdomen al mismo tiempo que le masajeaba el clitoris sobre la tela con sus expertos dedos, y sentía como su parte íntima comenzaba a soltar la lubricación natural.

Dejó esa parte por un momento y llevó sus dos manos a la cintura de la falda de Lisa, para deslizarla por sus piernas. Una vez hizo esto, prosiguió con las bragas y las aventó a algún lugar de la habitación. Lisa estaba bajo ella completamente desnuda, luciendo como un ángel, uno muy traviesos porque se mordía el labio inferior y la miraba de una manera tan... Incitadora. Lisa tenía esos ojos somnolientos que hipnotizaban y Jennie había caído ante el efecto sin siquiera darse cuenta.

Se sentó a horcajadas sobre el regazo desnudo de la rubia y pasó sus manos por toda su piel desde los hombros, por los pechos apretando levemente y ganando otro gemido de parte de la menor, hasta llegar a su vientre y ahí jugueteó con sus dedos, pasándolos lentamente por la ingle y acercandolos solo por unos segundos a su vulva. Estaba jugando con ella, excitandola.

-¿Sabes Lisa? —le habló y esta la miró desde su posición, tendida en la cama bajo ella—. Me encanta como gimes y se que disfrutas cómo te toco.

Lisa la miraba con atención y su pecho subía y bajaba por lo rápido que respiraba.

-Pero me gustaría que me digas que quieres que te haga.

Por más que Jennie disfrutaba de ese lado inocente de Lisa, quería que ella se expresara mejor, que comenzara a explorarse a si misma, que le dijera que le gustaba, qué quería que le hiciera. Por eso se lo estaba pidiendo.

-Te gusta que te toque, ¿no es así?

Lisa tragó saliva y asintió. La garganta se le estaba secando.

Tu Último Amor (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora