74.

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—Pero Justin, le rogó… —Tengo que… 

—No, Nirvana… —Vámonos de aquí. 

Ella observó a Amanda. —No quería que las cosas fueran así le dijo sinceramente. 

Amanda asintió tristemente.

Nirvana sintió que su corazón se rompía en pedazos ¿Cómo podía pensar eso de ella? Él era su mejor amigo, siempre habían estado juntos. Lo que menos quería era humillarlo o hacerlo sentir inferior. Solo quería ayudar. Solo eso. 

Se montó en el vehículo y miró sus manos entrelazadas en su regazo. Ella era la misma chica de siempre, solo que ahora tenía un esposo rico. Él no la podía juzgar, su vida no era tan simple como parecía. Se limpió las lágrimas. 

Justin que estaba a su lado, la llamó. —Ven aquí, le dijo extendiendo su mano hacia ella.

Nirvana no lo dudó y se sentó en sus piernas acurrucándose en su hombro. —No voy a permitir que estés llorando por alguien que no vale la pena, le dijo acariciando su pelo. 

—Es que él era mi amigo, respondió con la voz en un hilo. —Nunca me había tratado así.

— ¿Es cierto que te pidió matrimonio? Le preguntó.

Ella alzó el rostro para verlo y asintió. —Justamente la noche en que fuiste a mi casa, unas horas antes… pero no lo amaba, nunca estaría con una persona que no quisiera, le dijo y luego quiso deshacer las palabras. 

Justin sonrió entendiendo claramente lo que había querido decir, a él sí lo quería. Aunque fuera un poco. —No voy a permitir que nadie te haga daño, ni siquiera ese tipo, le dijo besando sus mejillas. —Nadie hará llorar a mi princesa.

Nirvana se acurrucó nuevamente en su hombro. Quería olvidarse de todo. Cuando vio que llegaban a la fábrica, justin fue hasta su vehículo. Esta vez solo iban ellos, sin chofer ni guardaespaldas. —Llévame al cementerio, le dijo observándolo.

—No creo que… 

—Por favor, le dijo con ojos triste. —Solo será un minuto.

—Está bien… Solo unos minutos… 

Cuando llegaron al lugar no sabía qué hacer. Algo dentro de ella se rompió cuando puso un pie en la grama verde. Había comprado flores en un puesto que había justo al frente al cementerio. Eran rojas, su madre siempre había amado las flores rojas. Ni siquiera sabía en donde estaba enterrado su papá. Justin la guiaba. Ella reconoció la tumba de su padre por el nombre.

—Michael Blair. (1969-2013). Sintió que algo dentro de ella gritaba, y sin poder evitarlo rompió a llorar. No lo podía ver ahí. Joder era su papá. —Yo no… empezó a decir… —No había venido… Porque… secó sus lágrimas. — ¿Por qué tuviste que meterte en líos? ¿Fue por mi culpa? ¿Por qué me fui? Preguntó arrodillándose frente a su nombre. —Papá… Por favor. Perdóname… —Yo no quería que las cosas terminaran así. Siempre quise una vida distinta pero no así. No sin ti. ¿Tú lo sabes verdad? ¿Verdad? Omar piensa que cambié, dijo poniéndole las flores. —Él me dice que el dinero me ha vuelto un ser diferente, pero no es cierto. Lo que me volvió fuerte no fue el dinero. Sino el dolor. Para mí no fue fácil llegar a esa casa ¿sabes? Yo nunca había estado separada de ti y no preferí ser rica a vivir contigo. Ahora no tengo nada, estoy vacía. No tengo familia. No tengo pasado. 

Sonrió tristemente. —Todo ha cambiado, creo que estoy un poco más alta. Si estuvieras aquí estarías impresionado. Suspiró. No quería hablar, no podía. Solo quería que él estuviera allí. Con ella. Había perdido a su madre y ahora a su padre. Tocó su lapida mientras rompía a llorar. Se limpiaba las lágrimas de vez en cuando pero el dolor era inevitable. — ¿Cómo le hago? ¿Cómo hago para sacarme el dolor que tengo aquí? Preguntó tocándose el corazón. — ¿Cómo le hago para no sentirme culpable de todo esto? Quisiera por un momento regresar el tiempo. ¿Qué hago para sentirme mejor? Preguntó desgarrada.

«Véngate» 

«Véngate» 

«Véngate» 

—Vengarme, repitió. — ¿De quién? Peguntó por lo bajito.

—Nirvana, nos tenemos que ir. Dijo Justin a su espalda.

Y todos los pensamientos se alinearon en una sola oración. Él era el culpable de todo. Ella… ella debía vengarse de él cuando tuviese la oportunidad. 

De camino estaba callada. No había parado de escuchar la voz en su cabeza que le decía que todo era su culpa. Si él nunca hubiera aparecido en su vida, su padre aun estuviera vivo. —Necesito estar sola. Dijo lentamente mientras se aclaraba la garganta. 

—Nirvana yo…

—Justin, por favor. Solo pido eso, lo necesito. 

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora