Capítulo Siete

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—Yo lo quiero. Ayer me le declare, estoy esperando su respuesta.

—Pueden hacer lo que quieran

—Así que es verdad que no quieres a Louis

—Desde un principio solo lo quería para pasar el rato.

Louis aún seguía sujetando fuerte el collar cuando Bill bajaba las gradas, encontrándolo así.

—Louis, no me digas que...

—Bill... —dejo de mirar al suelo para verlo directamente a los ojos con una sonrisa—Ya me decidí.

Un corazón herido dice y hace demasiadas sandeces, en el ardor de las dolencias es muy difícil medir el flujo de actos. Y el castaño, se encontraba de esa forma.

Al final de clases, el rizado iba saliendo de su aula cuando vio al menor esperándolo.

—Harry...

—¿Por fin viniste a disculparte?

—Vine a informarte—hablo mientras se acercaba, con una bella sonrisa prosiguió—Dejare de ser el chico del lobo—Los ojos esmeraldas se agrandaron ante esa declaración—Gracias por todo hasta ahora.

—¿Qué?

—Ya no hace falta que sigas haciéndote pasar por mi novio. Me canse... Además, te dejare en paz. Lo siento si fui molesto.

El más bajo miraba a otro punto inespecífico mientras el rizado lo veía inquisitivamente.

—De acuerdo... Entonces ahora no seremos más que extraños.

—Si. Gracias por todo.

—Lo mismo digo.

—Adiós.

Louis se fue por un lado del pasillo, mientras Harry se iba por el otro. Separando caminos, abriendo nuevos capítulos.

En el camino a casa, solo. El castaño se lamentaba, sobre el tiempo perdido, los sentimientos desperdiciados y la importancia de alguien en su corazón, incluso si seguía siendo continuo. No se permitió llorar más en la escuela, pero en ese momento, no estaba en la escuela. Las gotas no tardaron en llegar. Y unos leves sollozos escaparon.

Al día siguiente, en su aula ya con una sonrisa, parecía renovado.

—Tomlinson, ¿Quieres comer afuera? Es un lindo día.

Bill se acerco con su almuerzo y una animosidad extraña en él.

—¡Claro! ¡Los humanos también necesitan la luz solar! —se paró de su sitio y tomo su merienda comenzando a caminar—¿Vamos?

Mientras sus dos amigos lo observaban con incredulidad.

—Después de Styles... Que diferencia ¿No?

—Pero dijo que no estaban saliendo, solo empezarían como amigos.

Intervino Luke.

—¿En estos tiempos? ¿En que estará pensando?

En una banca, ambos platicaban con sus almuerzos en mano, siendo observados desde una ventana por una mirada verde.

—¡Styles! Hice cupcake ¿Quisieras uno?

Una chica se acerco alegre a él, sin embargo, en cuanto vio ese postre recordó cosas que no quería recordar. Frunció el ceño y contesto groseramente, cosa que no era lo normal. O al menos, no con otras personas.

—Guárdalo.

—¿Qué?

—Guárdalo, no quiero ni verlo.

El chico del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora