— ¿Hablabas con Jin? — Tae asintió besando a su esposo, deleitándose con la imagen de él llevando en brazos a su hijo. Todo parecía tan irreal, un sueño maravilloso del que no querría despertar jamás aunque se lo pidiesen. — Sí, salí para no despertarlo.
Acercó sus labios a la frente de Esir para besarlo, le costaba estar lejos de él, incluso quería dormir a su lado pero sabía que al menos esa noche no era una buena idea dejarlo en la habitación de ellos. Menos con las habilidades desconocidas de su bebé, no quería dejarlo traumado de por vida. Sonrió al verlo removerse entre los brazos de su esposo tirando sus labios como queja. Iba a ser tan dormilón como él.
— Es idéntico a ti así que dudo que se despierte fácilmente. — El pelinegro contuvo la risa al ver la mueca de su hermoso. — ¿Vamos acostarlo?
La pregunta estaba demás, aún así le fascinaba ver como los ojos de Tae brillaban con todo lo que tenía que ver con su hijo. Caminó a su lado por el pasillo hasta llegar a la habitación que pensó que su hijo jamás usaría y que ahora cumpliría su propósito. Estaba impregnada del aroma corporal de Taehyung y esto era sin duda algo positivo para su hijo ya que lo iba a sentir como si estuviera acostado a su lado.
El castaño retiró la sábana mientras que su esposo lo colocaba y juntos lo arropaban con una gran sonrisa iluminando el lugar. Habían luces que su abuelo trajo consigo para que siguiera sintiéndose como en su incubadora, creían que era bueno ir acostumbrándolo lentamente al cambio ya que ningún niño menor de cinco años que fuera luniano podía acostumbrarse por si mismo a la atmósfera terrestre. Si bien Esir era una excepción, no querían correr riesgos.
Jungkook creó una capa artificial de oxígeno hecha por sus fluidos corporales y la colocó como una segunda manta sobre el pequeño. Era hermoso tenerlos ahí, a su alma gemela y a sus hijos. Abrazó a Tae por la cintura para dejar descansar sus manos sobre su barriga y sentir a sus hijos, quienes se removieron a sentirlo causando que el castaño sonriera. Permanecieron así por casi media hora, abrazados mientras contemplaban a Esir dormir, cuidándole el sueño a su pequeño terremoto.
— Es hermoso... Nuestro hijo es hermoso Kook. — El luniano asintió besando su cuello. — No puedo creer que esté tan grande, para mí han sido algunos meses pero para ustedes fueron dos años. Me duele haberme perdido sus primeras palabras, sus primeros pasos, no lo vi de bebé... — Lágrimas corrieron por sus mejillas al imaginarse cómo hubiese sido todo aquello.
— Mi amor, no tienes que pensar en eso. Esir...
— Kook, estoy más que feliz por verlo vivo y saber que está aquí con nosotros. Es el mejor regalo que me has dada y créeme que lo agradezco infinitamente. Es cierto que me hubiese gustado ser testigo de esos momentos pero si no hubiese estado lejos de mí, él no hubiese sobrevivido y por ello yo hubiese podido esperar incluso veinte años o toda una vida. Saber que está vivo en algún lugar es mucho mejor que el dolor de creerlo perdido. — Se volteó para devolverle el abrazo sonriente, estaba feliz y no podía ocultar aquello. — Lored, Eidon!
— Lored, di lor! — Una sonrisa ladeada que lentamente se fue ampliando apareció en sus labios, labios que buscaron los ajenos para besarlos dulcemente. — Creo que será mejor que nos retiremos hacia nuestra recámara.
Taehyung mordió sus labios para aguantar la risa que la expresión de su esposo le causó mientras caminaba hacia atrás sin separarse de su cuerpo. Sus pasos eran desordenados, juntos se reían como hacía mucho ninguno de los dos lo hacía, plenos, felices y pese a todo lo que sabían que se avecinaba, tranquilos.
Atravesaron la puerta de su habitación trastabillando riéndose a carcajadas aunque ambos hacían señas para hacer silencio ya que tenían la casa llena de visitante, mas esto parecía no interesarles porque súbitamente soltaban otra sonora carcajada que solamente desaparecía cuando sus labios se juntaban. La manos de Taehyung buscaron desesperadamente despojar al luniano de su ropa, siendo detenido en el intento por el contrario.
— Sé que nuestros cuerpos están desesperados por encontrarse pero ellos no se gobiernan solos, le daremos lo que quieren pero deseos que nuestras almas también se junten. Que sean varias uniones simultáneas, que nos hagamos el amor mutuamente. Esta noche, voy hacerte mío de la misma forma que yo seré tuyo. Podemos darnos el lujo de ir despacio, ninguno irá a ningún lado hasta que salgo el sol y, si algo bueno tiene Esir en estos momentos es que cuando se agota como lo hizo hoy, duerme incluso doce horas seguidas, lo que significa...
— ¿Que aún nos queda once horas para disfrutar? — Su voz estaba más aguda de lo común debido a su anhelo contenido, carrasposa y desbordando sensualidad al por doquier. Jungkook apresó su mentón y sonrió recorriendo sus labios lentamente con la lengua, dejando que su respiración los abrazara de igual manera, provocando que al separarse Taehyung se gimiera de decepción con sus ojos cerrado.
— Exacto... — Tanteó jugando con la cercanía hasta que finalmente volvió a besarlo, no tan castamente esta vez.
Se habían extrañado tanto, que juntos viajaban en una travesía de placer creando nuevos recuerdos que plasmarían en sus memorias, en sus almas y cuerpos. No necesitaban ver para saber qué lugar tocaban, o la expresión del rostro contrario, se conocían tan bien que no necesitaban del sentido visual para transportarse.
Las manos de Kook se colaron por debajo de la camisa del pijama ajeno, haciendo círculos con cada uno de sus dedos como si su piel fuera el lienzo donde la más majestuosa obra de arte sería plasmada. Sonrió sobre su cuello al sentir nuevamente la energía de sus bebés, dejando que las lágrimas de felicidad corrieran por su rostro.
Ascendió con parsimonia hasta las endurecidas protuberancias de su pecho, frotándolos solamente con sus pulgares en tanto su lengua y labios se encargaban de hacer estragos desde sus clavículas hasta sus orejas. La agitada respiración de su pareja acariciaba su oído, disfrutaba viéndolo tan entregado a su toque como siempre. Rasgó con suavidad sus pantalones, necesitaba sentir su piel y aunque deseaba retirarlos lentamente utilizando sus labios, ese manía de rasgar la ropa de Taehyung le ganó. Sonrió al recibir como respuesta ese gemido ahogado que siempre le entregaba cuando hacía aquello.
Sin repetir el mismo procedimiento abrió cada botón de su camisa, a cada botón, un beso que dejaba. Sus párpados se alzaron para presenciar ese instante donde el cuerpo de su esposo se contraería al rozar sus pezones con su lengua. Sonrió complacido cuando los dedos ajenos se aferraron con más ahínco a sus hombros. Alzó la vista y sintió difícil poder seguir sus propias palabras cuando al cruzar la mirada con Taehyung vio la ansiedad en sus ojos y la confirmación en sus hinchados labios.
Una de sus manos seguía jugueteando con sus pechos, sin embargo sus labios ahora se habían apoderado de toda la masculinidad del castaño y su otra mano recogía mientras ascendía hacia su entrada trasera todos los fluidos que esta escurría. Tanteó la zona haciendo círculos sin entrar, presionando, torturándolo placenteramente, disfrutando de aquel néctar del que hacía tanto tiempo que no probaba.
— K-Kook... — Gimió buscando controlarse. — Si sigues así terminaré en segundos, detente... Deja que yo- ¡Ah! — Mordió sus labios cuando sintió su interior llenarse con sus dedos y no pudo evitarlo, terminó corriéndose en la boca del luniano. — T-Te lo advertí, te dije que te detuvieras, detente... ¡Dios! — Sus piernas flaquearon mientras intentaba tirar de sus cabellos para separarlo. — Sabes que estoy extremadamente sensible no sigas chupando en este momento, demonios.
Tiró con fuerza de sus cabellos y frunció el ceño al ver la imagen tan erótica del pelinegro, debía ser ilegal contener una belleza que pudiera volver a las personas locos, justo como hacía con él. Lo obligó a levantarse para fundirse en un candente beso que los guiaba al camino del desenfreno y amor. Porque sí, no importaba cuán salvaje pudieran ser sus sesiones en la cama — o cualquier otra parte — ellos siempre hacían el amor, desde el primer día. Quizás intentara engañarse fingiendo que los primeros encuentros fue solo sexo pero, mientras más pasaba el tiempo más constataban que no fue así.