¿MUERTE O SEXO?

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Perdón por la tardanza he tenido problemas con el Internet :'v

tratare de subir lo mas que pueda, lo prometo.

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Año 2003

Con melancolía observaba el suelo, era blanco y limpio, lagrimas corrían por mis ojos tocando mis mejillas, sentía un fuerte dolor en mi pecho, no dormía, no comía, ya no tenía vida, no importaba nada, solo quería a mi madre de vuelta, conmigo. Pequeña era la habitación, había juguetes de diferentes colores (cosa que ya no me importaba) y una mesa negra con sus respectivas sillas, mis pensamientos fueron interrumpidos, al sentir una mano en mi hombro.

-Por favor pequeño, siéntate –decía la señora, vestida de manera elegante-

Me senté; tenía los ojos pesados de tanto llorar, me sentía exhausto pero no podría dormir, simplemente no podía. Miraba la mesa negra sin ningún sentido, era como si por algunos segundos podría olvidar todo.

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A través de la ventana, donde todos observaban detenidamente al niño, dando análisis y conclusiones de los datos adquiridos en la semana, caras confusas y estresadas se encontraban en esa habitación, esperando algún cambio, un avance, algo...

-¡Doctor Johnson! –Dijo con alegría su asistente-

-¿Cómo sigue el niño? –Pregunta el doctor, tomando la tabla de datos-

-Ningún cambio –Responde uno de sus colegas, ofreciéndole una taza de café caliente-

-Te estábamos esperando –exclama otro colega-

-¿Que tenemos?

-Lo mismo... trastorno explosivo, depresión excesiva, posible trastorno de la alimentación, anorexia si no logramos que el chico coma por su cuenta, trastorno de sueño-vigilia, y posible trastorno de bipolaridad, ¿queréis algo más? –Pregunta su colega, con ojos pesados, aliento a café y un poco de ironía-

-Voy a entrar –Dice el doctor, mientras llevaba lápiz y papel en mano-

-¡Suerte! –Dice su colega, tratando de alentar-

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Escuche la puerta abrirse, pero no me importo, nisiquiera me volteé a ver, solo escuchaba unos pasos acercándose a mí.

-Buenos días –Dice el doctor sentándose-

El chico no respondía

-¡Buenos días! –Vuelve anunciar el doctor con más fuerza-

Levante mi cabeza con pesadez y lentitud, no tenía prisa, no me importaba nada, siquiera esos buenos días, que no tenía nada de bueno.

-Buenos días –Dije con tristeza-

-¿Cómo te has sentido? –Pregunta el doctor, mientras escribía con un lápiz en una hoja en blanco que traía consigo-

-Cansado –Respondí con un hilo de voz-

-Entiendo –Dice el doctor, mirándolo de reojo, mientras terminaba de redactar en aquella hoja blanca-

Al terminar voltea la hoja al frente del niño y con una mirada suave lo observa detenidamente y dice.

-¿Podrías decirme que ves en este dibujo?

Volteé suavemente la mirada hacia la débil hoja blanca que estaba al frente de mí, presentaba el dibujo de un círculo con muchos colores; pasaron algunos segundos y yo solo observaba detenidamente aquella hoja.

5min después.

*

Oscuro, muy oscuro, diría que la oscuridad pura, un olor desagradable, el mismísimo aroma a putrefacción, ratas en el suelo, comiendo y corriendo. ¡MI MADRE! Estaba como la última vez que la vi: desnuda, moreteada, diversos cortes en su suave y delicado cuerpo, sangre en todo su alrededor... algo está mal, las ratas... ¡Las ratas se la están comiendo! Puedo ver y escuchar sus mandíbulas y dientes humedeciéndose y masticando su delicada piel, para ellos eso era un manjar... una exquisitez.

Me lancé sobre ella, tratando de ayudarla para espantar a esos asquerosos animales de ella.

Al acabar de espantar aquellas plagas, no logro evitar derramar algunas lágrimas; la observo fijamente al rostro... ya no tiene esa dulce sonrisa, ni esas tiernas mejillas gordas y rosadas, solo veo su piel gelatinosa y pálida, sus labios morados, marcas de mordidas atroces y... esa secreción inesperada de gusanos que brotan de sus orejas, labios, mejillas. No me perturbaba ver aquella escena... pero me exalté, al observar como mi madre abrió los ojos inesperadamente.

-¡CORRE! –Dice aquel cadáver sin vida en el suelo negro cubierto por su propia sangre-

Me levante agitado del suelo, sentí mi presión arterial subir y mi corazón acelerarse frenéticamente; volteé y justo entonces. Estaba él, aquel señor con mirada perturbadora y sonrisa extravagante, me paralice por completo cuando sentí, una pulsada fuerte en mi abdomen; era una navaja que se paseaba por todos mis intestinos y estómago, la había clavado en mí con tanta brusquedad y fuerza que podía escucharlos retorcerse y sangrar. Vi como expulso aquel objeto punzante de mí con lujuria, para luego sujetarlo con más fuerzas y rosarlo en mi cuello, cortándome la yugular; una cascada de sangre salía de mí. Realizo todo, con esa misma mirada y sonrisa de porcelana...

-¡Dije que te callaras! –Exclama aquel antisocial con alegría-

*

-¡NOOOOOOOOOOO! –Grito frenéticamente, sujetando con furia, aquel pedazo de papel con un dibujo de un círculo coloreado-

Estaba harto, cansado, dolido, agotado... quería a mi madre de vuelta, solo la quería a ella, esté sujeto me tenía harto, enfurecido, molesto, con ganas de matarlo, igual como hizo con mi madre, solo lo quería hacer desaparecer con mis propias manos.

Rompí, escupí, rasgue, mordisqueé y expulse de mis delgados labios, aquello que alguna vez fue una hoja de papel... cegado por la furia y el dolor, ¡NO PUDE DEFENDER A MI MADRE! ¡NO PUDE!...

Sin recordar la presencia del doctor en esa misma habitación, tampoco había notado la inyección que sujetaba en sus manos, y al notarlo, ya era tarde, aquel contenido que tendría, ya estaba dentro de mi organismo, dándome una profunda relajación y sin poder moverme. No pude hacer nada, poco a poco todo se fue tornando oscuro hasta cerrar por completo mis pesados y dolidos ojos.