Mi madre me miraba aterrorizada, y qué una madre te miré así es muy duro. Subimos a mi casa corriendo. Entramos en mi casa y había como un camino de sangre que llegaba hasta la cocina, cuándo llegamos había una mujer, con un cuchillo manchado de sangre al lado. Se había suicidado. Pero que hacía ahí. Un momento es la vecina del quinto, la del carro.
-Mama!!!-dije desesperada, pensando que esto no acabaría jamás- ¿Qué hace aquí?
-Judit, no vuelvas a chillar- dijo temblando- vino a vigilarte porqué hoy tenía que irme a Madrid dos días. Por cierto -la interrumpi-.
-No vayas a Madrid por favor!-suplique llorando-.
-No si al final no voy-dijo-.
-Menos mal (suspiré) -dije-.
-Judit ya se que no es el momento pero cómo es que no has ido al instituto eh... -dijo mirandome a los ojos-.
Pero cómo podía hacer una pregunta así en un momento como ese. Estoy empezando a sospechar de mucha gente soy la única normal que queda sobre la Tierra.
