El vestido azul pt.1
Martina
No podía de dejar de ver la dirección, esa calle, esa casa, todo era realmente aterrador y era inevitable para mi el temblar. Hace aproximadamente 3 meses nos habían atacado ahí y después de lo que nos pasó era difícil de recordar y por supuesto aún más de vivir. Los recuerdos de esa terrible tarde de Julio aún estaban frescos en mi mente y podía asegurar que para la de Emilia también, ya que ella la había pasado peor. Emilia siempre se había denominado como una persona fuerte pero lo que nos pasó, nos dejó traumadas y por lógica con alguna que otra secuela, la noche del 18 de Julio fue cuando todo cambió, estábamos celebrando en la casa de mi mejor amiga que nuestros padres por fin nos habían dejado asistir a nuestra primera fiesta en grande. Siempre éramos invitadas, nuestro carisma no permitía rodearnos de mucha gente pero por alguna razón u otra nuestros padres nunca nos dejaban asistir y la pocas veces que nos escapábamos para asistir nos atrapaban y castigaban por un mes entero. Pero ese día al perecer estábamos de suerte y cedieron después de argumentar que debían confiar en nosotras, la fiesta quedaba relativamente cerca y parte del trato era trasladarnos sin carro y aunque no estaba de acuerdo con las condiciones exageradas que nos exigían cedí no quería probar mi suerte y ponerme a pelear por el auto sería un pase directo a no asistir a la fiesta. Toque la puerta de casa de Emi y la señora Gress me hizo pasar aclarando que mi amiga solo tomaba su bolso y bajaba.
Me acerqué al espejo que estaba enfrente de la puerta para asegúrame que mi short blanco y mi top del mismo color se mantuvieran en el mismo lugar, mis botas color rosa fuerte me hacían verme más alta estas fueron un regalo de la mamá de Emilia, me había cachado ver la colección de mi amiga y Marisol siempre me había tratado como una hija más y si había algo que me gustara de los guardarropas Gress se me era regalado, los Gress nunca escatimaban en ropa y regalarla para ellos era todo un placer ya que lo tomaban como un halago. Emilia venía corriendo y me quede impáctala cuando vi el hermoso vestido azul rey de manga larga que le adornaba hasta las rodillas, tenía su cabello recogido y la sombra rosa hacía que sus ojos miel fueran de impacto y los tenis del mismo color con plataforma la hacían ver más alta. Mi mejor amiga siempre sabía como impactar y hoy no era la excepción, me sentía intimidada, Emilia era muy insegura de su cuerpo pero sabía que cuando se arreglaba su autoestima subía hasta la capa de ozono y la mía baja un poco ya que nunca me había gustado arreglarme pero al verla maldecía el no tomarme más mi tiempo.-Bueno lo haz logrado, ahora si me siento como un bicho raro- le dije mientras mantenía mi vista en aquellas botas rosa
-De que hablas Martina, no digas esas cosas tú sabes que eres hermosa, no tienes que compararte con nadie si no créeme que la celosa aquí sería yo- Emilia aclaro muestras ponía una de sus manos en mi hombro moviéndome
-Vamos sonríe, no tienes que arreglarte si no quieres y aparte no lo necesitas, tú yo natural es bien chulo- sus movimientos se hicieron más bruscos muestras mantenía una sonrisa de gato
-Sonríe o tendré que quitarme todo esto y ambas sabemos que este vestido tiene que ser visto, aparte estamos celebrando que iremos a nuestra primera fiesta, ya deja de lamentarte que no tienes el por qué hacerlo y por si no te lo había aclarado te vez grandiosa seguro dejas a Camilo con la boca abierta- y finalmente sonreí, era estupido estar celosa de mi mejor amiga y la verdad verla tan radiante me hacía feliz y aparte tenía razón esta era yo y no tenía que cambiar por nadie. La mención de Camilo hizo que los mejillas ardieran
-No me gusta Camilo, Emi- metía y lo hacía con toda la extensión de la palabra pero sabía que de admitir mis sentimientos hacia el haría que Emilia no me dejara en paz
-Ay ajá- su sonrisa me contagio y cualquier rastro de resentimiento se borro, -Oye ya se que le falta a tu "Outfit"- y abrió la puerta donde colocaban accesorios y algunos zapatos confirmando que había ropa en cada rincón de la casa. Salió y me tendió un cinturón negro grueso con estoperoles metálicos, lo colocó en mi short y me voltio al enorme espejo que ocupaba casi toda la pared el mismo que había usado para inspeccionarme la primera vez, en esta casa los espejos y la ropa abundaban.
-listo ahora si a conquistar a ese pequeño con lentes gruesos y camisetas lindas- Emilia me tenia abrazada por los hombros y me hizo carcajear con idea de Camilo se emocionaría al verme llegar. Estaba lista para caminar pero de un jalón me regreso al espejo
-Que ves- dijo mirándome fijamente en el espejo, mis ojos en automático voltearon ante el ya esperado discurso de Emilia-Emilia ahora no, prometo no volver a menospreciarme pero otro discurso no- Emilia era la embajadora del amor propio y a pesar de ser insegura ella sabía su valor y cuando se amaba, desde que aprendió a darse su lugar se aseguraba que todo aquel que la rodeaba se sintiera igual por que según su testimonio el amor propio té hacía más fuerte y hacía más valioso la vivir, sonrió y me soltó satisfecha de haber taladrado mi cabeza con sus palabras.
Faltaban diez para las siete y estábamos a mitad del camino, de un momento a otro el aire helado entraba por nuestras piernas descubiertas y nos frotábamos los brazos tratando de entrar en calor. El fraccionamiento en el que estábamos era de gente rica, era enorme y no era para menos la fiesta era de él f el hombre más cotizado de la escuela, Mauricio, el ambiente se sentía pesado ya que ni Emilia ni yo estábamos acostumbradas a lugares tan caros, las dos somos de clase media, nunca nada nos ha faltado y ha decir verdad la "élite" nos asqueaba, no había nada peor que gente que se cree superior por su dinero
-Estás segura que estamos en la dirección correcta- mis dientes tintineaban muestras veía cómo Emilia veía su celular, las direcciones no eran su fuerte y verla tan insegura me hacía sospechar que íbamos por una dirección errónea.
-Si Martina estamos bien no te preocupes solo faltan diez minutos relájate- el aire caliente que soltaba Emilia se transformaba en pequeñas nubes. Su tono de voz era molesto pero muy en el fondo sabía que era preocupación, ninguna había venido por estos rumbos y a pesar de tener un gas pimienta la inseguridad que transpirábamos era descomunal.
Sentimos unos pasos aproximarse y inconscientemente le tome la mano a Emilia, ambas manos sudaban y temblaban al sentir la proximidad de esos cuatro misteriosos tipos, evitamos el voltear y apresurar el paso con la esperanza de que todo fuera una simple coincidencia, pero cuando Emilia sintió unas manos en sus hombros y yo en mi cadera nos dimos cuenta lo equivocadas que estábamos.-Que hacen tan solitas tan tarde preciosas- dijo unos de los cuatro intrusos que tenía barba de candado y en una mano una lata de cerveza, su aliento alcohol a pesar de estar a una buena distancia me calaba en las fosas nasales mientras que los otros tres tipos estaban sobre Emilia la cual tenía el rostro pálido y trataba de bajarse el vestido lo más rápido posible para cubrir sus piernas pero al ver las intenciones de Emilia unos de los tres asquerosos le tomo la cara y la forzó a ver en su dirección. En general los hombres no se veían como delincuentes eran los típicos juniors que van por la vida haciendo lo que les plazca por que saben que papi lo resolverá
-Martina vete- Emilia tenía una mirada desafiante hacia los acosadores a pesar de estar temblando su tono de voz la hacía lucir fuerte mientras estos devoraban con la miraba a mi pobre Emilia
-No voy a dejarte sola Emi tien...- No me dejo terminar ya que su grito ensordecedor me hizo padecer
-Que no entiendes chinga- Emilia pocas veces usaba ese lenguaje y tono de voz en mi presencia sabía que me hacía sentir incómoda,
- Porfavor, haz por una vez en tu vida lo que te digo y vete- soltó en un susurro mientras silenciosas lagrimas le recorrían el rostro, somos mejores amigas pero para Emilia yo era su hermana menor y si algo le había aprendido a Patricio era el sentido de protección. Por más que me doliera y partiera el alma ella tenía razón, yo no era fuerte, yo no sabía resolver problemas y aunque me incomodara yo era una carga en ese momento y si queríamos salir de ahí una de nosotras tendría que pedir ayuda. Con la miraba me aseguro que el estaría bien y una vez más me impresionaba su fortaleza ante la adversidad, los hombres parecían no importarles si me quedaba o no, ellos estaban ahí por Emilia. Y con una última sonrisa de parte de mi amiga salí corriendo sin mirar atrás por que sabía que si lo hacía todo mi auto control se iría a borda y nuestro escape se iría ala mierda.
Corrí y corrí hasta quedarme sin aliento no parecía haber nadie alrededor y las pocas personas que estaban me ignoraban y con desesperación en los ojos me tumbe al suelo a llorar y recé. Paralizada y con el Alma destrozada lagrimas amargas salían por doquier.
Que no había nadie que nos pudiera ayudar.
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El jardín de los secretos
Mystery / ThrillerSi pudiera decidir cual fue el principio Les hablaría de ese lugar, de aquel jardín lleno de girasoles y secretos Así que si "el jardín de los secretos" ahí comenzó todo. Emilia.