Prefacio

5 1 0
                                    


Perú

Tiempo de colonización.

Corro lo más rápido que puedo, lo único que puedo hacer es correr, todo es un caos, todo fue tan de repente que lo único que muchos pensamos es solo resguardar por nuestras vidas, debo ir por mis hermanos, mis pulmones queman y mis piernas están a punto de flaquear pero no puedo detenerme, no hasta poner a toda mi familia a salvo, la masacre que hubo en los baños del inca y sobre todo la aprensión del inca Atahualpa ha hecho que todos caigamos en un caos y solo busquemos protección, forasteros llegaron, nos maravillaron para luego atacarnos, ladrones.

Aun cuando el camino que varios tomamos es uno de los tantos caminos secretos que hay en todo el incanato estos no dejan de ser peligrosos, me apoyo en un árbol para recuperar un poco de aire, pero una y otra vez mi mente pide que no debo perder tiempo.

—Corre, no pares, debemos llegar antes a la capital— Yurak pasa por mi lado sin dejar de correr, entiendo su miedo todos los tenemos.

—Voy, voy— agarro un poco de impulso y continuo con la carrera, debemos anunciar el peligro que se desatara.

Quisiera ser en este momento un chasqui, definitivamente no estaría sufriendo todas estas alteraciones en mi cuerpo, mi mente va de aquí y allá recordando todo lo vivido quiero olvidar pero parece mi cabeza se empeña en recordar cada instante.

—Paremos, moriremos a este paso sin hacer nada— el mayor de todo el grupo que escapo comenzó a hablar— llevamos un gran tramo, estamos cerca no será problema salir al amanecer.

— ¿Y los animales salvajes? Estos no son caminos seguros, moriremos inclu...— el jefe se acerca lanzando un golpe a un muchacho que parece al borde de la locura.

—Nada de morir, no dejare que alguien de este grupo muera, llegaremos y salvaremos a nuestros ciudadanos, no llegaremos a nada con esa actitud.

El muchacho pasa saliva y asiente tomando una postura recta aun cuando su mente parece haberla dejado entre todo el caos.

Todos asentimos jadeando somos un grupo de 7 personas, terminamos uniéndonos en medio del caos, escapando de una muerte segura, conozco solo a Yurak y a otros dos solo de vista, dude en confiar pero no me quedo de otra al no saber mucho sobre estos caminos.

—Busquemos todo lo necesario para hacer una fogata para espantar a cualquier animal— el jefe volvió a hablar, todos comienzan a dividirse para tener todo listo lo más pronto posible.

Voy buscando algo que pueda servir para todos, conseguí algunas hojas que creo podrían servir para algún tipo de asientos que nos resguarden del frío helado que no tardara en aparecer.

Mientras estoy regresando veo a mi amigo alejado del pequeño círculo que hicieron todos, me acerco a él, no debe estar cerca a la oscuridad, me percato que esta aferrado a sus piernas, mientras su cuerpo tiembla.

—Yurak...

—No digas nada, nada podrá devolverme mi paz.

—No puedes perder el control en este momento.

— ¿Cómo no puedo perderlo? Estamos perdidos, viste a esos forasteros, cuentan con cosas que pueden matarnos tan fácilmente, ni con todas nuestras tropas y armas podríamos superarlos.

— ¿Estás dando por hecho que ya perdimos?

—Todo es culpa del Inca...

—Culpar al escogido por el Inti*, no es correcto, morirás.

—Moriré de todos modos a mano de forasteros.

Lo tomo de sus brazos y lo empujo contra el árbol más cercano colocando mi brazo en su mentón.

—No moriremos ¿me oíste? Llegaremos a la capital y pondremos a nuestra familia a salvo, tienes una familia esperándote, no pierdas tu cabeza así.

La furia se va alejando de sus ojos mientras va mostrando la verdadera emoción que lo embarga...terror.

—Vayamos con los demás— no dice nada y solo me sigue.

Ofrezco las hojas mientras todos nos acomodamos mejor cerca al fuego.

El jefe saca una cuenca y comienza a ofrecer la Aqha*, nadie dice nada, todos solo miran el fuego con los ojos perdidos.

—Saldremos antes de la salida del Inti, así que descansen lo mejor posible—Todos asentimos, nadie habla mientras cada persona se va formando un ovillo.

Doy un apretón al hombre de Yurak, mientras sonrió, el devuelve mi gesto mientras nos vamos acomodando.

— ¿Qué harás? No podrás llegar a Killari, sus tropas la resguardaran solo preocúpate por tu familia y ponlos a salvo.

—No puedo dejarla así.

—Es una ñusta* tiene protección, no necesita de ti.

—No puedo dejarla así.

—Lleguemos a los soldados y ellos resguardaran a la familia, aunque estoy seguro ya habrá un chasqui* allí, no es momento de pensar en amores prohibidos.

—Solo calla y descansa.

—No puedo, no dejo de pensar en K'uychi.

—Estará bien, todos estaremos bien—murmuro antes de caer en un sueño que mi cuerpo reclama.



***

Inti: sol

Aqha: Chicha de jora( bebida fermentada, licor)

Ñusta: Princesa Inca

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 30, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Protector de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora