PoV Alba
Cuando mi madre y mi hermana murieron en aquel fatal accidente, culpa de un joven irresponsable, creí que nunca volvería a ser la misma. Ni yo, ni mi padre. Pero con el paso de los años aprendimos a sobrellevar el dolor, aunque empezaba a creer que yo lo soportaba mejor que mi padre. Mi relación con él siempre fue buena, siempre fui su niña consentida, y durante años estuvimos bien solo siendo él y yo, pero no podía ser egoísta y pensar que siempre sería así. Por eso me alegró que conociera a Andrea, ella era dulce, atenta y parecía una buena mujer para él. Y digo porque claramente me equivoqué.
Todo cambió hace unos cuantos meses, cuando papá creyó que era tiempo de que Andrea se mudara con nosotros, lo cual en realidad no era el problema. El problema era... él. El único hijo de Andrea con su anterior matrimonio, su nombre es Joan y desde el día en que lo conocí, nunca pude sentirme segura de nuevo. No me sentía feliz de compartir mi espacio con él, me molestaban sus miradas, sus gestos, sus insinuaciones, no podía disfrutar de andar con ropa cómoda por casa los domingos. Pero me molestaba aún más que mi padre no hiciera nada, que pareciera estar cegado de amor por Andrea, creyendo todo lo que ella le decía. Joan era un ángel y yo una niña consentida y egoísta.
¿Algún día iba a cambiar eso? Esperaba que pasara pronto. Tenía la ilusión de mudarme a Madrid en unos meses, tras terminar el bachillerato. Sería difícil ahora que mi padre no se veía muy por la labor de ayudarme, pero merecía la pena intentarlo, por ahora me tendría que conformar con seguir en Valencia, tratando de sobrevivir sintiéndome Cenicienta versión con una madrastra malvada y un hermanastro insoportable.
-¡Alba, ven aquí! -escuché el grito de mi padre, ante lo que solo suspiré pesadamente mientras salía de mi habitación y bajaba las escaleras; ya sabía lo que se venía. -¿Quieres explicar por qué te niegas a llevar a Joan a la escuela? Sabes bien que él no tiene automóvil y no te cuesta nada hacerlo.
-Ya te dije que él nunca está listo a tiempo, ¡no voy a perder clases por su culpa! -no pensaba discutir más, porque eso era lo único que hacíamos últimamente, así que tomé mis cosas y salí prácticamente volando de ahí, ignorando los gritos de mis padres, la mirada llena de desprecio de Andrea, pero, sobre todo, la estúpida sonrisa burlona de Joan.
Extrañaba tanto la época en la que todo era fácil, donde solo tenía que preocuparme por si aprobaba o no matemáticas, donde no tenía que recordar cerrar bien la puerta del baño cada vez que lo usaba, ni la de mi habitación. Extrañaba esa época en la que mi casa se sentía como un verdadero hogar, no solo un lugar en el que dormía y comía.
El trayecto a la escuela me pareció más corto que de costumbre, aunque seguramente era porque pisé el acelerador demás en mi afán de huir. Traté de cambiar mi humor, poner esa sonrisa a la que mis amigos estaban acostumbrados y caminé fuera del estacionamiento para reunirme con ellos. El primero que me vio fue Carlos, recibiéndome con un fuerte abrazo apenas tenerme lo suficiente cerca. No pude evitar el prácticamente derretirme entre sus brazos, necesitando más que nunca ese sentimiento reconfortante.
-Hola pequeña, ¿quieres hablar? -murmuró a mi oído, mirando de reojo a nuestras amigas. Yo simplemente negué, separándome poco tiempo después de él para saludar a las chicas.
-Pero Alba, voy a empezar a creer que me quieres quitar a mi Carloh. -una risa sonora escapó de entre mis labios al escuchar a Julia, por supuesto que sería ella la que rompería el aura triste con el que llegue. Aún no entendía muy bien cuál era el tipo de relación que tenían ellos dos, pero tampoco iba a ser impertinente, mucho menos cuando en algún punto de nuestras vidas, ambos trataron de salir conmigo. Si al final hasta Cupido termino siendo.
-Anda ya, deja a la niña en paz. -la voz de Sabela, la madre del grupo, nos relaja a todos de inmediato. Sé que ella también se preocupa por mí, lo noto en su mirada, en su mirada y en la de Maria, que está a su lado, pero no ha hablado. Todo nuestro grupo sabe de mis problemas. -Vamos yendo para las clases que no crean que me olvido que la semana pasada se saltaron dos clases, avanzando, ¡tú también Villar!
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Do I Make You Nervous? / Albalia
RomanceAlba sentía que ya no podía más. Su vida estaba yendo en picada, no había nada que detuviera la inminente colisión. Tenía que hacer algo o terminaría loca. Y entonces, la respuesta a todos sus problemas apareció frente ella. O bueno, a un lado de e...