— ¿No estás cansado? — Preguntó el rubio a su pareja mientras caminaban a la par luego de salir del gran cine. Como siempre, Steve dejó que su castaño escogiera la película, a decir verdad ninguna se veía emocionante, las sinopsis de éstas no eran muy convencientes, pero al final Tony eligió una de terror. Curiosamente la sala se llenó de gente, ningún asiento quedó vacío.
Básicamente la historia era de un convento de monjas, una niña que se suicidó ahí y provocaba las muertes de más. Realmente no fue tanto terror, más bien suspenso, ni Steve ni Stark se aburrieron, ambos estaban fuertemente agarrados de las manos sin despegar la mirada de la pantalla.
Sustos sí hubieron, Tony llegó a dar pequeños saltos en el asiento al momento de un grito u aparición, étc. Claro que no fue el único, más de los presentes en la sala se asustaron. El multimillonario suelta un corto suspiro — No, tengo hambre — Desde el mediodía no ingería ningún alimento, las tripas le gruñían como perros rabiosos y eso lo incomodaba. — ¿Qué se te antoja? — Cuestionó Steve con una sonrisa en los labios entrelazando su mano con la de Tony; era algo raro que los dos estuvieran ahí afuera teniendo una agradable cita como adolescentes mientras Natasha les cuidaba la bendición. Sin embargo a la vez era cómodo, no se andaban con preocupaciones por cargar con Peter. Ese momento era sólo para ellos.
— No lo sé, una hamburguesa quizás... — Tony con sus hamburguesas, dios, Rogers no era de ingerir ese tipo de comida pero tampoco era como si le desagradara. Simplemente él ya estaba acostumbrado a comer muchas cosas nutritivas. — ¿No se te antoja? — Stark hizo un puchero sin desviar su mirada del mayor; eso le dió ternura al Capitán. — Mmm, pues... Si, está bien, vamos por una — Lo dijo no muy convencido, lo cual Tony pudo notar en un instante. — No es a fuerzas, ¿quieres o no?, podemos comer otra cosa — El castaño sí quería la hamburguesa, pero no deseaba que se hiciera todo lo que él dijera, también tenía que darle la opción a Rogers.
Steve, ante lo dicho por su pareja asintió y contestó nuevamente. — Bien, vamos por la hamburguesa — Sin duda Stark se puso felíz y así juntos se dirigieron a uno de los mejores lugares de comida rápida a comprar una súper hamburguesa. — ¿Por qué tienen que ser tan buenas? — Soltó el menor disfrutando de cada bocado, tan jugosa y deliciosa.
Rogers también comió de lo mismo, antes de llegar no tenía mucho antojo, pero al ver el tamaño y todo lo que va entre las dos piezas de pan, su lengua se hizo agua y se comió todo, ni Tony ni él dejaron nada.
El Capitán pagó, fueron a lavarse las manos y salieron del lugar que ya se encontraba lleno de gente. — Justo a tiempo — Comenta el castaño con una sonrisa de lado. — Estuvo delicioso — Se sentía lleno pero muy bien satisfecho.— Lo sé — Luego ambos avanzaron hasta un pequeño parque, la fuente en el centro seguía encendida, el agua bailando era espectacular. Stark admiraba aquello con una sonrisa.
— Son las 10:30, ¿no iremos por Peter? — Preguntó el más bajo con curiosidad. — Natasha nos está esperand... — Rápido sintió unas manos en su cintura y la cálida respiración de Steve contra su nuca.
— Te dije que ella lo cuidaría — Susurró suavemente mientras deslizaba su mano por debajo de la camisa de Tony, tocando un poco del abdomen de éste. — Vámos a la casa...
Stark se sorprendió bastante, muy rara vez Steve hacía eso, comenzar algo, mayormente era él quién iniciaba un momento como ese. Por un corto lapso de tiempo no supo qué decir, la piel se le erizó al ser tocado sólo en esa zona por los dedos de Rogers. — Pero... — ¿Pero?, acaso dejaría ésto?, Steve estaba tocándolo, mierda, hace cuánto no lo hacían?, ¿hace un 1 año?, espera, ¿¡1 AÑO!?, sí, tal vez la última vez fue cuando tenía 3 meses de gestación. — Sí, vamos — Inmediatamente salieron de ahí en dirección al auto, abordaron a éste y Rogers manejó hasta llegar a su hogar.
Durante el camino los besos no pararon, era suerte que a esas horas ya no circulaban autos, de lo contrario quizás tendrían un accidente.
Además de que no estaban lejos, llegaron pronto, bajaron, entraron a la casa sin despegarse uno del otro, Rogers tomó a Stark de la cintura y lo alzó hasta dejarlo sobre la mesa del comedor.
Tony rodeó el cuello del rubio con sus brazos sin dejar de besarlo con ganas. Estaba ya excitado y no quería parar, o bueno... El Capitán interrumpió todo por un instante al separarse de los deliciosos labios ajenos. — Tony, Tony, espera, necesito decirte algo... — Dijo mirándole a los ojos odiándose mentalmente por no poder hacer esto en un mejor momento.— ¿Qué? — Hasta para Stark fue extraño que su rubio parara tan repentinamente, solo no quería que fuese algo malo. — ¿Steve?
— Soy un idiota por...
— Lenguaje — Arremedó el castaño al Capitán intentando no reírse por la expresión de su pareja como respuesta.
— Tony...
— Ya, bueno, perdón — Y se quedó callado dejando que el mayor continuara.
— No pensé en otro lugar, ni lo planeé, pero es que no había encontrado la manera de decírtelo, así que... — Pronto, ni corto ni perezoso sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña cajita color negro, la abrió dejando a la vista un anillo plateado decorado con pequeños diamantes. Miró a los ojos a Tony y formuló la pregunta. — Anthony Edward Stark, ¿quisieras casarte conmigo? — Ante esto Tony se paralizó, su corazón se detuvo, las mejillas tomaron un rubor y las palabras no podían salirle, su garganta estaba cerrada.
Pero solo fue el shock porque enseguida reaccionó, el latido de su corazón se aceleró a mil por minuto y lo único que pudo decir fue...
— ¡S-sí, sí quiero! — Más de 2 años y finalmente podrían tener una vida de casados, jamás se lo imaginó, tampoco lo anheló, con tal de vivir al lado Steve era suficiente, él y su hijo. Pero ahora... Rogers se lo estaba pidiendo, ¡¿podía acaso haber algo mejor?!
Acto seguido Stark se lanzó a los labios de Rogers, lo abrazó por el cuello e hizo los besos más profundos y apasionantes. El Capitán agarraba a su castaño por la cintura, antes había dejado la cajita con el anillo a un lado para proseguir con su amor.
— Te amo, Steve — Jadeó Stark al ver cómo comenzaba a ser despojado por sus prendas, iniciando con el pantalón y ropa interior; siendo liberado su ya semi-erecto pene. Sus labios se vieron obligados a separarse por la falta de aire, él sentado en el borde de la mesa y Rogers posicionado entre sus piernas.
— Y yo a ti... Tony — Con una de sus manos tomó la virilidad del castaño para comenzar a estimularlo y mientras lo hacía disfrutaba de repartir besos por el cuello ajeno.— Mnhg...! — Stark ya había olvidado cómo era la sensación de tener las fuertes manos de Steve sobre su piel, inconscientemente separó aún más sus piernas en busca de una mayor atención y en efecto, la tuvo. — Steve... — Antes de que se diera cuenta ya estaba totalmente acostado sobre la mesa y sus talones en el borde de ésta manteniendo sus rodillas flexionadas.
Diablos, en la mesa, dejarían un desorden. — S-Steve, vamos a la cam... Ahhh! — No pudo terminar de hablar al sentir su pene en un calído y húmedo lugar, la boca de su amante.
Rogers sostenía con ambas manos las piernas del contrario sin dejar de saborear la virilidad de Tony, movía su lengua por todo el largo succionando y mordiendo ligeramente la punta. Stark comenzaba a sentirse más que bien y Steve lo sabía al escucharlo gemir.