[Mo Dao Zu Shi] Obscutober/Inktober 2019 (ZhuiYi)

Kalopsia.

Lan JingYi sabía que había muchas cosas hermosas en este mundo; las mariposas que
revoloteaban contorneando los recesos de las nubes, las sonrisas de sus seres adorados
que cada día parecían más a gusto con la vida que ahora llevaban (al menos parecían más
satisfechos), e incluso el paisaje del lugar que llamaba su hogar.

Pero para él, no había nada más hermoso que la sonrisa de Lan SiZhui; A-Yuan, su mejor amigo, aquel que siempre parecía tan etéreo e inalcanzable, y sin embargo, continuamente
entrelazaba sus dedos, provocándole escalofríos. Lo presentía: sabía que debía haber algo más allá de esa sonrisa de chico bonito, y su actitud de Lan perfecto.

JingYi era del tipo más directo y rezagado, que siempre le buscaba el trasfondo a todo y, sin
querer, siempre terminaba rompiendo un par de reglas (aunque intentara respetarlas con todo su ser, simplemente no le resultaba tan sencillo como quisiera), y por tanto, siempre
acababa en la biblioteca bajo la supervisión de SiZhui. No es que aquello le desagradara, él adoraba a su mejor amigo, quizás más de lo permitido, e incluso podía compararlo con la
belleza natural de los jazmines que tanto le gustaban. Porque entre los jazmines y Lan
Yuan, sentía que la pregunta era una ofensa total. A él no le desagradaban los jazmines, y sin dudas, a él no le disgustaba tener la respiración de su compañero tan cerca de su cuerpo, mientras copiaba las reglas por haber gritado.

-¡Es tan injusto! -Gritó JingYi desde su sitio-, ¡Yo sólo quería decirle a aquel shidi que no
corriera por los pasillos, nunca fue mi intención gritar! -Bramó quejumbroso, y sin embargo, su mano automáticamente transcribía carácter tras carácter.

-No es injusto, A-Yi. -Comentó SiZhui, pasando la hoja del libro que leía, desde la mesa de mármol donde ambos estaban sentados cumpliendo el castigo del más bajo-, las reglas deben ser iguales para todos. -Finalizó, mientras elegantemente acababa otra tanda de
papeles que, como siempre, no estaba obligado a hacer, sin embargo, los usaba de excusa para acompañarlo.

“Por eso creo que eres lo más bonito, aunque no lo seas realmente, A-Yuan…” suspiró una
vez que este pensamiento tuvo forma en su cabeza, y sólo pudo moverla fuertemente para evitar que aquello fuera en otra dirección, ¡No! Lan JingYi no podía simplemente imaginarse tan cerca de A-Yuan como querría.

La verdad, podía imaginarlo, pero sabía que ya no debía.

-¿JingYi? -Preguntó su compañero frente a él, mientras el flequillo del aludido se desprendía de su oreja, y caía cubriendo sus ojos en una forma similar a las cataratas.

-¿Sí? -Respondió la pregunta con otra, sabiendo que entre amigos, las faltas de respeto no existían.

-¿Podemos hablar... De lo que pasó aquella noche que saliste al prado? –Preguntó SiZhui, con un ligero temblor en su voz que descolocó a Lan JingYi.

No, el del error fui yo, no tú. No tienes derecho a sentirte así, cuando nos quedamos callados.

-No quiero. –Respondió con un puchero, como si así le quitara la seriedad a la situación, y lograra que SiZhui se distrajera con esa acción. Que lo leyera.

Un silencio desagradable se instauró en la sala, y sentía nervios. No era usual que el silencio fuera tan incómodo, sólo aquella noche donde los labios de ambos se juntaron en una caricia errónea, y en un contacto de la misma índole.

Vio cómo el rostro de SiZhui se apagaba ligeramente, y sus labios se separaban para, entonces, cambiar de tema:

-¿Qué piensas de algún día casarte y formar una familia? ¿no es eso lo que más quieres? -Cuestionó SiZhui, mientras lentamente el pincel de caligrafía era dejado sobre la mesa, y los ojos de JingYi conectaban con la profundidad de los ajenos de SiZhui.

Había una cosa que JingYi sabía, y era que efectivamente, aquel beso del día anterior, que fue robado por su propia persona, todavía no se le borraba de la mente a A-Yuan. Pero él no podía explicar o poner en palabras la vertiginosa sensación que sentía cada vez que veía, respiraba, o tocaba a su compañero. No era el mejor definiendo sentimientos, ni era el
mejor encapsulando estos que estaban sumergidos en una vorágine indómita. Simplemente sabía que, el hecho de que después de que ese beso haya sido finalizado, no haya habido palabras, tenía que ver con el profundo temor que ambos sentían de sus emociones.

Por eso nunca habían hablado de lo que sentían el uno por el otro, aún cuando era más que claro, aún cuando para JingYi, no había nada más bonito que la sonrisa de Lan Yuan bajo la  luz de la luna de invierno, donde obscurecía antes del toque de queda, y entonces, podían apreciar sus siluetas bañadas por la luz nocturna.

Y JingYi nuevamente se perdió en sus ensoñaciones sólo con el hecho de oír la voz de Lan Yuan pronunciando su nombre una vez más, como si aquello no fuera una rutina que nunca
saciaba sus ganas de más. De querer monopolizar cada uno de los morfemas que se
pronunciaban con esos labios ligeramente agrietados, y entonces sólo puede suspirar
recordando que hace sólo dos días, aquellos le respondían con una vehemencia voraz, casi
sintiéndolos hinchados e intrépidos, y sus cabellos descontrolándose y entonces---

-No. No deseo casarme por ahora. –Respondió JingYi, mientras cortaba el contacto visual, y
removía su mano de la hoja a la que estaba encimada, para poder volver a ponerle tinta al
pincel y continuar trazando los tristes caracteres que, de alguna, lucían más deprimidos una vez que SiZhui pronunció esas palabras. ¿Trataba de ser cauteloso?

-Oh, es una pena. —Cortó, mientras el pincel contrario también se bañaba en tinta, y
entonces continuaba su misión.

En el fondo, JingYi deseó que Lan SiZhui buscara más a fondo en la charla, que profundizara sobre lo que sentía y entonces aclararan todo, pero, ¿cómo lo haces cuando tu kalopsia en persona te pregunta por un futuro que seguramente no vivirás a su lado?

El Lan de orbes traviesas no pudo hallar la respuesta, que al final se volvió suspiro, y subió por el aire hasta perderse.

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Kalopsia: cuando algo te parece más hermoso de lo que realmente es.