Al salir de aquella sala, efectivamente el Comandante y su pequeño duo de fieles ya no estaban allí. Chad seguía agarrándome del brazo. Un agarre seguro para dirigirme a donde sea que quiera llevarme, supongo que también para pasar desapercibidos si nos topamos con otros miembros de la organización.
Su paso a un ritmo seguro, con grandes zancadas. Parecía tener la mirada perdida, concentrada.
Comenzamos a bajar por unas escaleras que se encontraban al final del pasillo a pesar de tratarse de unas instalaciones atestadas de ascensores; quizás quería evitarlos porque eran los más utilizados por le personal de OR.EX.CAM. No aminoró el ritmo, por lo que me llevaba casi en volandas escalones abajo.
Al llegar a la planta me percaté de que se trataba de la planta que más conocía de todo el edificio: La zona de habitáculos femeninos. Miré hacia Chad desconcertada, él comprendió mi mirada.
-Pensé que a lo mejor querrías despedirte de tu amiga antes de irte.
-¿Irme? ¿ A dónde?
Chad desvió la vista. Seguramente se paró ante una de las celdas donde residían los reclusos, era la de Moore.
-Tienes tres segundos, date prisa.
Al oír esas palabras, Moore, que estaba entonces de espaldas a nosotros, se dio la vuelta. Su mirada se fijó en la mía. "Volveré por tí" reflejaron mis ojos con total sinceridad. Ella asintió.
Acto seguido, Chad volvió a agarrarme del brazo y reanudó el paso. Moore y yo seguimos mirándonos hasta que estuvimos fuera del campo visual de la otra.
De nuevo, volvimos a bajar por unas escaleras. Y otras. Y otras. Ya perdí la cuenta de cuántos peldaños habríamos bajado. Finalmente llegó un momento en que parecían haber acabado.
Nos encontramos en un pasillo muy oscuro y de una de las puertas procedían algunos ruidos. Chad cambió el rumbo. Abrió la puerta, entonces enmudeció. Cuando me asomé, hice lo propio, eran mis compañeros y Gael.
Todos se quedaron estáticos al encuentro. Gael fue el primero en reaccionar.
-Aria....- Gael, con cara anonadada, quería abrazarme pero la imponente figura a mi lado no le dejó acercarse.
Mis lagrimas querían salir, pero no quería que me vieran llorar, quería mantenerme firme. Todos estaban aquí. Gael, Tessa, Cor, Álex, Lu...
-Gael- Empecé a decir temiéndome lo peor- ¿Dónde está..?-No hacía falta seguir hablando. No pude contenerlas haciendo que una de mis lágrimas cayera por mi mejilla.
-Verás...Aria..-Comenzó Gael.
-Luna...-Se escuchó una voz detrás de él. Álex, el cual sostenía al débil Cor en su hombro, convirtió su mano en un denso puño.
No hacía falta palabras. No hacía falta que me explicaran nada. Con su reacción, con solo ver las caras de todos, ya supe que ella no se había entretenido por el camino precisamente.
-Luna ha...- Mi cuerpo, aún así, no pudo mantener la compostura y se desplomó acabando de rodillas. No era capaz de soportar mi peso. Yo... Hubo un momento en el que no sentí que lo que estaba pasando fuera real, pero lo era. Luna, mi Luna... Sentía que no era capaz de mover mi cuerpo, que no era capaz de llorar o articular palabra alguna. Me sentía petrificada.
Unos pasos se empezaron a escuchar. Eran ligeros, cruzaron por la figura espectante del guardia hasta llegar a mí y acabando en unos brazos que me envolvían acompañados de un "lo siento" susurrado en mi oreja. Comencé a notar mi hombro húmedo.
-Yo...Yo debía-El cuerpo de Álex comenzó a temblar. Entonces comprendí que Luna no era solo alguien importante para mí. Era importante para todos nosotros. Volví en mí rompiendo a llorar y con todas mis fuerzas, abracé a Álex. Todos los demás apartaban las caras a lugares donde no se les viera.
-¡Aria! ¡Lo siento!- Consiguió decirme Álex una vez reunió las fuerzas- ¡Fue mi culpa! Un miembro de la organización me disparó rozándome el hombro, fue a dispararme una segunda vez, pero Luna intentó protegerme... Sus alas... No pudieron protegerla a tiempo...
Álex calló durante unos segundos, recobrando el aliento.
-¡ARIA! ¡Es mi culpa! ¡He perdido a la persona que me enamoró por reaccionar demasiado tarde! ¡La he perdido!- Gael comenzó a hablar
-No digas eso- decía con la voz entrecortada- Fuiste prudente. Debías esperar a ver qué hacía el enemigo para poder defenderte.- Comprendí que Gael no entendió del todo lo que Álex quiso decir, y le interrumpí.
-Pensaste que aún era una niña porque no sabes que los dragones llegan antes a su etapa adulta...No es culpa tuya- Dije sollozando- Luna arriesgó su vida por tí, te protegió.
Puede que yo haya vivido más con Luna, pero ella consiguió llegar al corazón de Álex mucho antes de que él mismo quisiera aceptarlo y solo porque era "una niña". Podía ver su sentimiento de dolor y de culpa. Podía notar su tristeza y desesperación. Podía sentirlo, pero lo sentí aún más cuando caí en la cuenta de algo.
-Rena...- susurré
Gael levantó su cabeza y solo me miraba a mí. En sus ojos se podía ver la preocupación. Abracé aún más fuerte a Álex.
-Sé como te sientes. Rena también se sacrificó para protegerme.
Cortando la escena, las instalaciones comenzaron a emitir luces rojas y desde un altavoz se escuchó una voz robótica:
-Alerta: cautivos fuera de sus celdas. Alerta: cautivos fuera de sus celdas.
-Tss- Una mueca desagradable se dibujó en el rostro del guardia. Chad había estado de espectador todo el reencuentro. Moviéndose rápidamente, agarró de nuevo mi brazo, separándome de Álex y comenzando a caminar.
-No dejaré que te la lleves de nuevo- La voz de Gael resonó fuerte y desafiante.
El cuerpo de Chad se detuvo, giró la cabeza hasta que sus ojos toparon con los del joven. Soltó una mueca.
-Esa es la actitud, muchacho. No dejes que maten a la chica a la que amas.
Por un momento, pude ver en sus ojos un rayo de tristeza y nostalgia. Mis mejillas se ruborizaron al escuchar la contestación del guardia. Quise ver el rostro de Gael, quien también se había quedado sin palabras y estático.
Desapareció de mi campo de visión y al ver que yo desaparecía del suyo Todos se quedaron paralizados, sin saber qué hacer o decir.
-Sigámosles-Se escuchó la débil voz de Cor.
-Gael se giró hacia él para mirarlo. ¿Estás seguro?
-Ahora mismo, es nuestra mejor opción.
Gael asintió, Alex, acercándose a ellos, alzó el brazo libre de Cor colocándoselo sobre sus hombros.
-Vamos.
Tessa los lideraba siguiendo con precaución a uno de los cuatro hombres más poderosos dentro de las instalaciones. Álex y Gael caminaban prácticamente arrastrando a Cor. Avanzaban lentos y con pesadez, les costaba llevar el ritmo.
Chad, caminaba con paso firme y despreocupado.
-Parece que tus amigos no son tan estúpidos como parecían.
Al decir ésto, un fuerte golpe se escuchó tras nosotros. Chad frenó en seco, girándose para ver lo que sucedía.
-¡Álex!-Tessa y Gael lo nombraron al unísono.
Álex se encontraba de rodillas en el suelo, con la respiración agitada.
-Lo siento...No puedo más-Se disculpó Álex.
-Será mejor que me dejeis aquí. Conmigo así nunca lo conseguiréis- La voz de Cor sonaba cada vez más débil.
-No pienso abandonarte- mientras decía estas palabras, Gael apretaba la muñeca de Cor y hacia fuerza en su costado, sujetando con fuerza su torso y empezó a levantarlo, elevando con mucha dificultad, el cuerpo de su amigo.
Una enorme sombra apareció. El peso de Cor se volvió como una pluma, sin parar de ascender sin ningún esfuerzo.El guardia pasó el cuerpo de su amigo a su hombro. Era imponente, la figura de ese hombre se cernía sobre Gael. Chad giró sobre sus talones retomando la marcha. Después de doblar varias esquinas, conseguimos ver la puerta que nos daría la libertad.
El pasillo por el que íbamos acababa en otro perpendicular donde se encontraba la puerta. Al llegar al final , con la puerta frente a nosotros, el guardia cesó sus pasos, deteniendo la marcha de todos.
Pasaron unos minutos en el que solo se escuchaba el silencio. Todos nos miramos nerviosos por la situación, inquietos.
-Oye, ¿qué es lo que pasa?-Pronunció Gael al fin.
No hubo respuesta.
La puerta se abrió , mostrando el fuerte rojo de una gabardina moviéndose al avanzar, descubriendo al instante un largo cabello azul marino y unos ojos tan serios y fríos que cortaban la respiración.
-¡CORRED! ES UNA TRAMPA- gritó Tessa.
No nos habíamos encontrado a nadie en toda la ruta de escape, ni un solo guardia, ni un solo miembro de OR.EX.CAM. Chad, la mano derecha del Comandante... ¿ lo traicionaba para salvar la vida de la joven que quiere poseer además de ayudar a escapar a un pequeño grupo de Cambiados y una traidora... ? No tenía sentido. La desesperación por salir de allí y continuar viviendo nos había cegado.
El guardia de la gabardina roja entró, cerrando la puerta tras de sí. Todos nos miramos inquietos pero siendo incapaces de mover un solo músculo. El miedo y la confusión se habían apoderado de todos nosotros.
Chad seguía cargando a Cor, ahora inconsciente, posado esperando que su compañero se acercara a él. El guardia de la gabardina roja, paseaba su vista por cada uno de nosotros hasta parar en mí.
Se acercó haciendo oídos sordos a las amenazas y gritos de Gael. Al igual que el momento antes de entrar en las instalaciones hace unos días, todo se volvió frío y oscuro. Solo podía mirar el cuerpo del hombre que se cernía nuevamente sobre mí. Me llevé las manos al pecho en busca de calor, en busca de algo de claridad. No escuchaba nada, no podía ver más allá de él. No sentía el momento en el que Gael corría hacia mí, liberando su segundo poder de Luz sin éxito.
La rodilla de Chad se clavó fuertemente en el estómago de Gael. No lo vio venir, la concentración en el otro guardia era máxima, la ira por que me estuviese dañando era desenfrenada... pero todo se volvió en su contra, su propia fuerza, su propio poder, incluso la abominable potencia del rodillazo, impactaron contra su cuerpo.... Gael cayó al suelo destrozado e inconsciente.