Los lentes de sol cubrían sus ojos, que sabía en estos momentos seguían con esa mirada entre estupefacta y profundamente herida y enfadada. Cuando, finalmente, se convenció a si misma de que esto no era ninguna sueño, ni una broma de cámara oculta, su mirada de admiración hacia el chico de cabellos negros había sido sustituida por la actual, pero ahora solo tenía ojos para mí… y en el peor sentido.
Todo el desayuno y el trayecto hasta la piscina había estado así, viéndome con esa mirada, cosa que me extrañaba profundamente… Teniendo a su ídolo (algo que no sabía hasta el día de la fecha) justo enfrente. Durante el desayuno, cosa que me agobió por sobre manera, Andy se sentó con nosotras. Clare no soltó palabra. Yo conversé con Andy, con el típico sarcasmo que me salía a flote cada vez que hablaba con el chico que en una época me enamoró. Aún me resultaba un poco doloroso hablar con él, esa sensación abrumadora de que todo va a ser exactamente igual, como si este fuera un libro que me supiera de memoria, me dejaba mal sabor de boca.
Los recuerdos me asolaban y perseguían. El sueño de la noche anterior se repetía en mi cabeza. Los recuerdos eran puñaladas. Su risa los traía a la luz, las viejas bromas, su forma de acomodar su cabello. Cada detalle que encontraba igual me dolía.
‒Clare, – dije, cuando finalmente me harté de la avalancha de recuerdos – vas a dejar de hablarme de por vida?
‒Obviamente, no. Es qué no me vas a dejar tener mi momento de diva? Agh, eres insoportable algunas veces, Alice. Ni ser una amiga enojada me dejas. Estás vuelta una desconsiderada. Y mira que tengo razones para enfadarme, sabiendo lo fanática que soy de ese chico decidiste omitir el detalle de que salieron…
‒Cómo rayos iba a saber yo qué… - pero no me dejó terminar de hablar, antes de retomar su discurso sin sentido.
‒Claro, hay muchos Andrew Biersack por ahí... Eres una mala, mala, amiga!
Un corrillo de risas nos hacía de fondo. La verdad es que yo también me encontraba apretando los labios para no soltar las estruendosas carcajadas, que bien sabía harían ofender a Clare. En un momento vi, por sobre el hombro de mi amiga, como una persona, que reconocí como el fondo de pantalla de la pelinegra, se acercaba con paso indeciso, guiado por Andy. Fui a advertirle a mi amiga, pero apenas abrí la boca volvió a interrumpir.
‒No vayas a soltar una sola palabra, a menos que justo tras mi espalda haya una apocalipsis zombi… o esté Vic Fuentes – tuve que cerrar la boca, no quería cabrear más a mi amiga.
‒Mejor, soy Ashley Purdy.
Dije que jamás había escuchado a Clare chillar como cuando vio a Andy? Pues ese chillido rompió su record, junto con cualquier escala de decibeles antes alcanzados por el hombre. El chico de cabellos negros parecía entre divertido e insultado por el comentario sobre Vic… pero vamos, Vic es Vic!
Luego de unos cuatro a cinco segundos de gritos, gritos y gritos, mi mejor amiga soltó el poco aire que le quedaba en los pulmones y sacó su celular. El Iphone parecía a punto de caer en las temblorosas manos de la morocha, pero ella solo podía ver a la pantalla y luego al chico justo frente a ella con aire estupefacto. Andy y yo reíamos, pero a Clare parecía no importarle nada.
‒Hey, bro, cuidado con la chica, grita de muerte – Ashley soltó en broma, recibiendo un golpe de Andy.
‒Tú crees? – Clare estaba coqueteando? Qué alguien me golpee para saber que esto no es un sueño. Y no lo era, la voz, su mano en el cabello… No veía a esa Clare desde hacía mucho, mucho, tiempo. Sonreí.
La mañana entera la habíamos pasado entre bromas en la piscina. Un empleado del hotel había venido a pedirnos que nos comportáramos como adultos, y nos reímos en su cara, a él no le dio tanta gracia como a nosotros la verdad. El problema era que yo simplemente volvía a ser loa vieja Alice apenas Andy me decía algo. Clare lo había notado y me había enviado miradas de advertencia, ambas sabíamos que cosas se podían y cuáles no. Ser la vieja Alice de nuevo estaba en la lista de las que no, sin duda alguna.
Los recuerdos seguían ahí, doliendo, eso era lo que me permitía centrarme. Pero una cosa de la vieja Alice ya había salido a flote apenas Andy pronunció la invitación.
‒Quieren ir a una fiesta privada? – Ashley asintió, totalmente de acuerdo con la idea.
Clare me había mirado con una ceja en alto, pero la respuesta ya salía de mis labios. Pensar en las luces, la música, la emoción y el Rock pesado y puro saliendo por los parlantes o incluso tocado en vivo me ponía la piel de gallina sin más, la adrenalina ya hacía presencia en mi cuerpo y bullía en mi interior. El “Sí”, era lo que me había demostrado una única cosa, por más que durante cuatro años hubiera dejado todo atrás, yo era Alice, sin cambios ni fortalezas.
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Sweet coincidence
FanfictionLuego de cuatro años, Alice vuelve al único lugar donde su corazón encontró alguien a quien amar... y también a mismo lugar donde su corazón se rompió en mil pedazos. En ese hotel, L'Ermitage Beverly Hills, Alice cambió. Y sin lugar a dudas también...