Especial Halloween

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Era un día ordinario como otros tantos, mucho calor, aburrido en clase sin la menor idea de saber que explicaba su maestro en la pizarra. Compañeros susurrando, riendo entre dientes, bolitas de papel golpeando la espalda o la cabeza de algún otro solo para fastidiarlo. Sí, definitivamente un normal y frustrante día soleado. La vida en sí no era nada interesante, eso pensó Naruto Namikaze, un estudiante del montón de dieciséis años de edad.

Sí, todo era rutinario a excepción de ciertos días "raros".

—¡Ah!

Como este.

El quejido de dolor provino de una de sus compañeras sentadas en la parte central del aula, el mayor paró de escribir al percatarse de la pequeña herida en el dedo pulgar e índice, las hojas blancas a medio escribir se mancharon de rojo con el goteo de sangre que no cesaba. La chica dejó caer la trincheta manchada sobre la carpeta.

—Sakura, ve a enfermería.

—¿Sensei, puedo acompañarla?

Ino, su amiga más cercana levantó la mano para pedir su autorización.

—De acuerdo, pero no tarden.

—Ah, duele, duele, maldición-se levantó de la silla cubriéndose los dedos con la mano sana, las gotas de sangre comenzaron a hacer un recorrido por donde ella caminaba.

El olor de ese líquido vital no pasó desapercibido por cierto estudiante que hasta hace poco copiaba en sepulcral silencio las siguientes actividades a realizar. El bolígrafo dejó de moverse y resbaló de sus pálidos dedos al suelo dando unas cuantas vueltas hasta chocar contra el pie de su amigo.

Una mala señal.

—Sasuke, tranquilízate-susurró.

Sakura e Ino se habían retirado y la clase seguía copiando en medio de distracciones y susurros, su extraño comportamiento solo podía notarlo él, su amigo de banco, Naruto.

La respiración se aceleró, comenzó a jadear, el ritmo cardiaco aumentó a mil latidos por minuto, la sangre de Sakura se olía en todo el salón, sus fosas nasales se llenaban de ese aroma tan delicioso. El exquisito perfume del cual él se alimentaba todos los días y desde hace cientos, cientos de años. Sasuke Uchiha se puso de pie de golpe haciendo ruido con el pupitre, sus libros y lápices cayeron y la silla a su espalda acompañó el mismo destino de cara al piso. Los jadeos iban en aumento y no pudiendo controlar más sus instintos, los ojos negros comenzaron a inyectarse de rojo sangre y su rubio compañero pudo notar sorpresivamente los colmillos sobresaliendo de sus labios.

—¿Sucede algo, Sasuke?

Su maestro lo encaró terminando la consigna y todas las miradas se volcaron en él, el pálido muchacho de cabellos azabaches estaba cabizbajo de manera que no podían notar los radicales cambios. Naruto se puso de pie, tomó la muñeca de su mejor amigo y lo jaló junto con él a la salida, Sasuke se dejó guiar sin dificultad y sin levantar la mirada.

—Sensei, saldremos un momento, mi amigo no se está sintiendo bien.

—¿Eh? ¿Otro más?-suspiró—Espera hasta que Sakura e Ino regresen, Naruto.

Tonto Kakashi-sensei, maldijo en su mente.

—No iremos a enfermería, lo acompañaré al baño. Es urgente, sensei, Sasuke no va a aguantar-le miró seriamente.

—¿Con que nauseas, eh?-se lo pensó un momento—Bien, acompáñalo, pero los quiero de regreso en cuanto terminen, Sasuke, si sigues mal, ve a enfermería, pero tú Naruto vuelves a clase-ordenó.

Mi mejor amigo es un chupasangreOn viuen les histories. Descobreix ara