5

200 17 9
                                    


Bucky

Antes...

-Pero...

Me estremecí cuando escuché el sonido del tenedor sobre el plato. Su cara era apacible, la luz de las velas hacía que en sus ojos danzara una luz que los hacía verse llenos de vida. Pero mientras veo lo tensa que está su mandíbula y los fruncidos que están sus labios. Temo que si lo veo directamente a los ojos me encontraré con un gris tan oscuro que me dejaría helado en el momento.

-Acaso, tu... me crees un ingenuo.

-Yo... yo...

Vi que dejaba la servilleta de lado y solo solo podía significar una cosa. Una terrible y sencilla cosa. Se que si pudiera verme desde el exterior notaría al miedo reflejado en todo mi rostro. Observe a mi esposo poner ambas manos sobre la mesa y cometí un último error.

-Por favor dejémoslo olvidado, volvamos a nuestra cena. He hecho todo lo que te gusta cariño.

Tenía mi mano sobre su antebrazo y había rogado. Si había algo que más le disgustaba era que yo rogara. Que yo lo tratara con condescendencia. Era mi culpa yo lo sabía.

Recibí la primera bofetada, que me dejó aturdido por unos momentos. Pero yo lo merecía esto era mi culpa. Yo era el único responsable de que el se molestara tanto.

Este era un momento efímero que estaba tan acostumbrado a experimentar que me dolía lo mucho que me hacía saber lo que se encontraba adelante en estos momentos. Hubo un tiempo en el que esto era todo, en el que se acabaría de esta manera y de alguna manera quedaría olvidado por ahora.

Había una línea que cada vez era más borrosa y ahora se que llegaba hasta el final. Antes, simplemente me reprimiría y enlistaría lo mal que actué y seguiríamos con nuestras vidas. Pero eso que si atrás, mientras veo lo tensa que está su mandíbula, sus hombros, como respira lentamente... solo me da tiempo de parpadear una vez, de posar mi mano en la zona que ya empezaba a doler de mi rostro.

Estaba cansado, antes podía haber tratado de huir a nuestro cuarto y encerrarme en el baño, pero una vez había forzado las puertas hasta derribar ambas y solo fue peor. Que ahora solo esperaba, me sentía mareado, mi estomago dolia como si quisiera vomitar lo poco je había comido antes de estropearlo todo al no seguir sus reglas. Que tonto fue al aceptar la ayuda de aquel chico al haber tirado una bolsa con los víveres que compre para esta cena.

Por supuesto que se enteró. Por su puesto que ahora estamos aquí nuevamente. El es el cazador y yo soy su presa. Solo imploro que esta vez no me deje inconsciente. Temo no volver a abrir lo ojos mientras el tan familiar frío suelo recibe mi mejilla.

Lo veo todo en cámara lenta o al menos así es como yo lo siento. Se levanta de la mesa y camina hasta ponerse detrás de mi. Brinco cuando ambas manos suyas se posan en mis hombros. Dejó escapar un leve gemido y no me doy cuenta de por cuánto tiempo estuve aguantando la respiración hasta que la dejó salir mientras sus pulgares hacen pequeños circulo sobre mis hombros.

-Sabes que no me gusta que hables con nadie que no conozca verdad?

-Si...

-Sabes que no me gusta que veas a otros hombres verdad?

-Si...

-Eres solo una pequeña zorra que le gusta hacerme enojar. No creas que no noto tu mirada en cuanto hombre se atraviese en tu camino.

-Yo.... no...

Ambas manos ejercen presión sobre mi. Aplica tanta fuerza que hace que una corriente eléctrica recorra mi Columba por completo. Aunque era una pregunta no debí responder, no hay nada que lo haga entrar en razón en estos momentos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 17, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Refugio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora