Capitulo 24.

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(Cinco horas después)

Alex me observa atento.

—Sonara estúpido pero tal vez eres un genio. —Dice mirándome.

—No señor. —Le digo mirándolo.

Arruga la frente y me mira fijamente, después de quedarme dormida me despertó la voz de Alex, los dos nos quedamos callados y seguimos leyendo, pero lleva como dos horas tratando de adivinar que soy.

—Eres un experimento de laboratorio. —Dice serio mirándome.

—No señor, debería rendirse por el momento, no cree. —Le digo.

—Entre más descarte más rápido encontrare la respuesta. —Lo dice mirando por la ventana.

—Señor que tal y nunca lo descubre. —Le digo mirando su reacción.

—Aunque no lo creas tal vez sospeche que eres, pero debo esperar un poco para ver que más sucederá. —Dice mirándome de reojo.

No digo nada y también miro por la ventana, me pregunto que pasara cuando me pregunte si soy un vampiro y mi respuesta sea un si como reaccionaria o tal vez nunca lo sepa.

Aunque eso ultimo lo dudo demasiado con tantos vampiros atrás de él, alguno me reconocerá y abrirá la boca. Solo espero averiguar qué es lo que tiene Alex de especial y acabar con todo lo que está atrás de él, lo debo hacer por Max.

Me tenso por completo, Max tenía mi custodia, los rojos se abran dado cuenta que Max está muerto, me muerdo la legua , quiero golpearme como se me pudo olvidar los rojos.

Y si son ellos los que están atrás de Alex, tal vez el vio algo que no debió ver, lo de su casa puede ser una opción, pero es algo ilógico porque los vampiros no vieron a Alex.

—Señor debo preguntarle algo y tal vez no le guste. —Le digo mirándolo seria.

— ¿Qué es Sangre? —Dice mirándome.

— ¿El día que usted vio a los vampiros por la ventana ellos lo vieron a usted señor? —Le pregunto.

—No que yo me haya dado cuenta, estaban tan concentrados en esa persona. —Dice mirándome serio. — ¿Crees que ellos están atrás de mi por ese día sangre?

—Es una posibilidad no la descartaría del todo señor, en estos momentos hay que pensar en todo. —Le digo metiendo varios libros en el bolso.

—Si es así esos chupas sangres me van a encontrar en cualquier lado. —Dice con miedo, lo miro y está bastante pálido.

— ¿Señor dígame usted ha sido dañado por esos vampiros mientras ha estado bajo mi cuidado? —Tomo el sobre y lo coloco dentro del bolso.

—No, ni un rasguño. —Dice mirándome.

— ¿Entonces a que le tiene miedo señor? —Le digo mirándolo directo a los ojos.

Se cada callado y me mira a los ojos, suelta un suspira y habla.

—Creo que a morir sangre, no estoy listo para eso, tengo tanto por hacer que solo pensar que si existe este mundo, da escalofríos tu misma eres un ser fantástico, ni se cómo llamarte, son tantos miedos que no sé qué pensar. —Dice apartándome la mirada.

—Señor no soy algo fantástico, mejor use otra palabra como que soy especial, además yo lo protejo y le recomiendo que deje de pensar en la muerte mejor piense todas las cosas que quiere hacer. —Le digo tomando las últimas cosas de la mesa.

Siento que me mira por decirle esas palabras, pero que más le puede decir para los humanos es un privilegio envejecer y morir, claro ellos le temen a la muerte, pero tanto vivir y no envejecer es difícil para los vampiros o por lo menos para mí.

Llega la azafata y nos pide que nos coloquemos los cinturones que falta poco para aterrizar, los dos lo hacemos y miro por la ventana, comenzamos a bajar poco a poco por la ventana se ve  la cuidad.

Terminamos de aterrizar con algo de turbulencia el jet, me quito del cinturón y me levanto, tomo el bolso y comienzo a caminar, Alex hace lo mismo, la azafata llega pero nosotros ya estamos listos para salir.

—¿En donde estamos?. —Dice, lo miro y sonrió.

—Señor bienvenido a Moscú, Rusia. —Le digo

Miro su cara y con tengo una risa, el aire pega en mi rostro y miro al piloto me acerco a él.

—Señorita este es mi numero ya sabe llámeme y ahí estaré. —Se aleja y me acerco a donde están bajando las maletas tomo las mías y Alex las de el.

—A dónde vamos exactamente. —Dice mirando un auto rojo.

—Ya se lo dije señor, espero que tenga ropa abrigada. —Le digo arruga la cara, el auto para enfrente de nosotros, se baja un señor y me da las llaves.

Abro el maletero y meto las maletas, la cierro cuando todas están adentro.

—Puedo manejar Sangre. —Dice mirándome.

—Lo siento señor pero yo  me se el camino. —Me subo al auto, espero que él se suba y arranco.

— ¿Cuánto es de viaje? —Dice mirándome.

—Tal vez unas dos horas o cuatro. —Le digo mirando.

—Pero vamos a ir a comprar ropa si no quiere congelarse señor. —Le digo acelerando.

—A ti también te voy a comprar ropa . —Dice serio.

—Señor tampoco es que parezca de frió. —Le digo mirándolo de reojo.

Se queda un momento callado y me mira, ignoro su mirada.

—Puede ser otra ropa si quieres sangre, —Dice serio.

—No se preocupe señor tengo suficiente ropa en mi maleta. —No lo volteo a ver pero sé que tiene el ceño fruncido.

Sigo conduciendo hasta que me estaciono en un edificio, me bajo y camino a la primera tienda. Me coloco en la puerta de la tienda y espero que Alex escoge lo que va a llevar.

No dura mucho, se lleva unos cuatro abrigos, tres pares de guantes y un par de botas de nieve y varias camisas manga larga y cuello alto, paga y se acerca.

—Ya nos podemos ir sangre. —Asiento y tomo tres bolsas que me quita de inmediato.

—Señor. —Me mira.

—Eres mi guardaespaldas no mi sirvienta. —Dice serio, no me contengo y suelto la risa.

—Señor eso no decía cuando me conoció. —Abro el auto y lo miro, esta serio.

—¿Sangre, dime que pensaste cuando me conociste? —Dice subiendo las cosas al auto.

—La verdad nada señor. —Le digo subiendo al auto.

Alex se sube al auto y me mira.

—¿Segura? —Dice mirándome atentamente

—Sí señor. —Le digo arrancando el auto.

No dice nada más y yo sigo conduciendo a nuestro destino.

(Dos horas después)

Arrugo la nariz, un leve aroma a sangre llega a mi nariz, lo ignoro y a lo lejos veo la sombra de una casa.

—Es aquí sangre. —Dice Alex sorprendido ya que no hay nada alrededor.

—Si mañana vera el lugar bien. —Estaciono enfrente de la casa.

—Baje lo que necesitara ya, mañana bajaremos todo lo que falte. —Me bajo del auto y camino hacia la casa.

Alex toma lo que necesita y se acerca a mi lado caminamos hasta la casa, toco dos veces pero nadie responde. Abro la puerta y entro Alex me sigue, cierro la puerta y miro el escritorio vacío, agudizo el oído,activo los sentidos, reacciono y empujo un poco a Alex, detengo con mi mano lo que iba hacer y la empujo.

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora