El Primer Beso

89 3 0
                                    


Por fin el día había llegado, aunque ninguno de los dos hubiese esperado que todo comenzara con un simple comentario y un par de bromas, saben que es el momento. Los chicos están muy nerviosos, un silencio incomodo los invade y no saben qué hacer. Ellos saben que uno tendrá que dar el primer paso.

Sentado en el suelo con media espalda apoyada en su cama se encuentra el humano. Al pobre le invaden ciento de pensamientos: << ¿Estará bien si lo inicio yo? ¿Pensará que voy muy rápido o estoy siendo muy agresivo? O peor aún, ¿pesará que me quiero aprovechar de él? ¿Y si me equivoco y hago algo mal? ¿Si por eso las cosas no vuelven a ser como antes y la fastidio y perdemos lo que tenemos? No podría vivir así y menos perdonarme hacerle daño. Pero, ¿debo ser yo quien lleve las riendas de esto? Bueno, soy el grande, se supone que eso es lo que se espera de mí, ¿no? Pero que sea lo que se espera del más grande no significa que tenga que ser así o sea lo correcto...>>. Él no puede ver su propia cara, pero el prestatario puede verlo ponerse blanco mientras sus pensamientos siguen recorriendo su cabeza y lo ponen aún más nervioso de lo que estaba.

Junto a él se encuentra el pequeño prestatario sentado en su cama. Él está un poco más decidido que el vergonzoso y paralizado humano, pero aun así las ideas y prejuicios en su mente no le dan cuartel: Yo soy el pequeño aquí, ¿debería dejar que él de el paso? O tal vez, ¿podría yo dar el paso? Nuestros tamaños no deberían interferir en las decisiones o acciones que hacemos... No es cómo si esté escrito en algún lado como deben funcionar las relaciones estrictamente, y tampoco son una norma no escrita. Además, un humano y un prestatario juntos, ¡eso sí que rompe con toda norma! ¡Nadie debe meterse en nuestras vidas y juzgar como las vivimos, nosotros haremos lo que nos de la gana y lo que mejor nos convenga!>>.

Entonces el pequeño se llena de valor, de todos modos, ¿por qué debería de sentir vergüenza cuando él siempre fue el más decidido de los dos y su compañero el grande siempre fue el más indeciso de ellos? No es que el humano actuase así por su diferencia de tamaños, él siempre había sido así antes incluso con los de su mismo tamaño. Aunque esta situación es nueva para ambos, el prestatario se tranquiliza. Al fin y al cabo, siguen siendo ellos mismos, solo que van a dar un paso más en su relación. ¿Eso tiene que cambiar la personalidad o actitud de ellos? No, claro que no. Solo los acercará más el uno al otro. Incluso puede que, con estos pequeños pasos, el más pequeño ayude al más grande en su lucha por superar su vergüenza, ya no con los demás, sino cuando estén ellos dos solos.

Claro, él tiene que ser quién de el paso, todo por el bienestar de su compañero. Lo quiere y lo conoce muy bien, ya hace mucho queriendo complacer su petición sabiendo lo mal que lo pasa cuando la vergüenza le golpea. Quiere que este sea un buen momento para ambos recordar, quiere ayudar a su compañero más grande, quiere ser alguien en el que se pueda apoyar, metafóricamente, y quiere protegerlo de todo, aunque sea pequeño, lo mínimo que pueda hacer lo hará; pero, sobre todo, lo que menos quiere, es que el culpable de que su sonrisa desaparezca sea él. ¡Nunca podría perdonárselo!

Libre de cualquier pensamiento, el prestatario se lanza decidido, sin vacilar lo más mínimo, a los labios de su novio, quien sigue perdido en sus pensamientos y no se da cuenta del movimiento de su pequeño novio. Justo cuando el prestatario planta sus pequeños labios en el labio inferior del humano, este es tomado por sorpresa y se le escapa un pequeño grito ahogado, apenas audible, pero lo suficientemente alto para que el prestatario lo oiga. El pequeño se ríe un poco por el momento, también ante la reacción que piensa que es muy adorable por parte del grande y por la pizca de vergüenza que le invade. Entonces cierra sus minúsculos ojos y simplemente deja que sus pequeños labios sientan los grandes y mullidos labios de su novio.

Cuando el humano se da cuenta de lo que sucede rápidamente intenta relajarse, cierra sus ojos y deja que todo ocurra por cuenta propia. Justo en ese instante, cualquier pensamiento negativo que invadió su cabeza desaparece, y simplemente se deja llevar por el momento. Aunque aún sigue nervioso y su vergüenza se pode ver a kilómetros, él suavemente pone una mano sobre la cama y otra detrás de su novio en miniatura, el cual lo agradece con un simple gesto de acomodarse más junto a él, en su mano y sus labios. Este pequeño acto le provoca un salto en su corazón que inunda todo su cuerpo de una sensación cálida. El pequeño coloca una mano, lo mejor que puede, en uno de los cachetes del humano y una la deja descansar justo encima de sus labios.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 03, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El Primer BesoWhere stories live. Discover now