Capítulo 3

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Un suave toque en la puerta me despertó. Miré mi reloj y eran las siete de la noche. Quería seguir durmiendo, me sentía cansada.

- ¿Qué quieren? –dije con voz adormilada.

La puerta se abrió despacio. Había olvidado poner seguro. Quinn entró con una sonrisa en su rostro y rodé los ojos.

-Te estamos esperando para cenar –me avisó-. Luego nos alistaremos para la fiesta.

-Déjame dormir –volteé mi rostro.

-Nana no comerá si no estamos todos, Ava –sentí el colchón hundirse-. Sé que te haces la dura, pero yo pasé años maravillosos contigo. A mí no me engañas.

La miré y me senté sobre la cama. Me sentía enojada.

-Mantente alejada de mí y de mis asuntos, Quinn –mi voz se oscureció-. No soy la niña que era cuando jugaba contigo y no soy la misma que era antes que mamá muriera. No jodas conmigo y déjame en paz. No quiero ir a esa fiesta y no lo haré. Punto.

Ella se encogió de hombros y se puso de pie.

-No te voy a obligar.

-Perderías tu tiempo –le dije, tirándome sobre la cama.

-Debes bajar a cenar igual –abrió la puerta-. Nana te quiere ahí.

Se fue. Agarré una almohada y la puse sobre mi rostro y grité muy fuerte. Me puse un short jean y una blusa sin mangas y bajé. La sala de comedor estaba vacía y dentro de la casa no había nadie. Entré a la cocina y vi a Martina.

-Hola –la saludé. Ella me sonrió. Todos eran muy alegres aquí o les pagaban para hacerse los felices con mi presencia con cara de culo-. ¿Sabes dónde están todos?

Ella me sonrió y negó con la cabeza.

-Non capisco –me dijo con el ceño fruncido. Yo le hice una seña con mi mano llevándome una cucharada a la boca-. Oh –dijo ella-. Fuori –y me señaló la salida.

Oh, estaban comiendo en el porche. Caminé hacia el porche y ahí estaban todos.

El lugar estaba lleno de trabajadores que llevaban mesas y acomodaban cosas. ¿En qué momento habían hecho todo eso? Yo había dormido solo diez horas.

-Ava, querida, te estábamos esperando –dijo Evelyn y Nana volteó a verme. Me senté a su lado.

- ¿Trajiste vestido para esta noche? –me preguntó ella-. Olvidamos decirte lo de la fiesta, pero da igual porque puedes ponerte uno de Quinn, aunque eres más alta y te quedarán más cortos.

Negué con la cabeza. –Nana, no quiero ser parte de esto. Por favor.

Ella me dio una mirada triste.

-Tienes que divertirte, cariño. Eres joven y hermosa.

-Vine porque quería verte, Nana. No quiero ir a fiestas o conocer a nadie –sobé su suave cabello-. He tenido mucho de eso en casa.

-Te sorprenderías de conocer a los amigos que Quinn ha hecho estos últimos veranos –me dijo-. si cambias de opinión, sal con Quinn algún día o noche. Vienen de todas partes del mundo y son muy guapos algunos.

Conocía demasiado de esos también.

-No cambiaré de opinión, pero gracias por decirme –le di un beso en la frente.

En la mesa había variedad de frutas, verduras y carnes. Era delicioso todo lo que probaba. Ellos hablaban de varios temas mientras comían y Quinn me miraba de vez en cuando. Steve hacía lo mismo.

A Summer In The Tuscany (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora