La batalla en la montaña

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Un viejo ensayo de hace seis años  que hice de la obra del Hobbit, basada en la batalla contra los orcos en la montaña.



En la orilla de la gran montaña, la batalla se desataba, soportando con lo que teníamos, pero no por mucho, ya que una innumerable cantidad de criaturas emergían de la puerta que solo emitía un color oscuro, ese que solo se obtiene al ver la oscuridad que no logra ser acabada por la luz de un fuego; aquella puerta, que detrás de ella se encontraba aquel lugar que una vez fue nuestro hogar. Uno tras otro caían nuestros enemigos, pero esa cantidad por el doble caían mis hermanos.
Mi espada ya algo agrietada y empapada de sangre; el sudor de mi frente, con algo de tierra y cenizas, solo deseando estar en cualquier lugar menos en este, ya que mis manos ya no obedecen mis ordenes, solo tiemblan.
Rezo por mis aliados pronto lleguen, escuchen los gritos de mi gente y vengan a dar ayuda, mas sin embargo se que no sera así, ya que los veo en el horizonte y solo se retiran de la misma forma que entraron, silenciosamente sin que nadie los vea.
Cuando las cosas no podrían salir peor un gran sonido estremecedor sale de la puerta; que casi logra acaparar los estruendos de la batalla, en mi mente solo paso pensamiento: "Podría existir algo peor de lo que estamos afrontando en este instante". Golpe, tras golpe, uno mas fuerte que el anterior indicando que se acercaba mas en dirección donde estamos, mis pies no logran responder, no me puedo mover al ver la imagen ante mi, una gran figura se asomaba acompañada por una gran cantidad de criaturas, solo atacando, desmembrando, sin importar si eran aliados o no. El polvo y las cenizas se levantan por el movimiento haciendo que la vista sea borrosa, entre cierro los ojos, buscando algo de imagen que aclare lo que esta sucediendo.
Nunca en mi vida había deseado no ver, hasta en ese momento al observar lo que pasaba, una gran criatura dando un rugido de victoria, y en el piso tendido se encontraba mi rey y a unos metros de el se encontraba su cabeza. Todo ya estaba dicho nuestra perdición era inminente, queda nada mas que esperar la muerte y mi cuerpo descansar en el piso junto a mis camaradas y dirigirnos hacia la paz y el olvido.
La gran criatura regocijándose por su victoria, no le dio tiempo para reaccionar, cuando fue atacado, ferozmente, retrocediendo torpemente ya que los golpes eran rápidos y feroces, la criatura logra mantener postura y trata de atacar a su agresor con su espada pero este es bloqueado por un pedazo de un roble que se encontraba en medio del campo de batalla, y cual el guerrero uso como escudo. La pelea parecía interminable golpes de espada eran dados uno contra el otro, hasta el momento en que el monstruo logra agotar las energías del guerrero, la criatura alza su espada para dar el golpe de gracia y desciende rápido su espada para acabar con la vida del guerrero, y solo obtiene como resultado perder su brazo cuando el soldado toma las pocas fuerzas que le quedan y le arrebata una parte de su cuerpo. El monstruo solo empieza a mover de un lado a otro de forma agonizante, gritando de dolor por perder su brazo y no para hasta caer rendido al suelo, las de mas criaturas corren en su ayuda y lo toman en hombros para devolverlo a dentro de la puerta de donde salio, y deciden cerrarla, dejando nos solo a mis camaradas en el campo del genocidio y al soldado en medio del lugar con solo su espada y en la otra el roble que uso como escudo.
No hubo grito de victoria, ni fiesta, tampoco canciones heroicas, solo la historia de como perdimos nuestro hogar, nuestro rey, como un hermano pierde a otro, un hijo pierde a su padre, un joven que de un instante a otro toma venganza y se vuelve rey, y ese día supe a quien iba a seguir y debía mi lealtad.

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