CORRE

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Era una tarde como cualquier otra en la ciudad sin sol, Londres, como de costumbre, estaba nublado hasta mas no poder; y ahí, en una de las cafeterías de la calle central estaba Ethan, tomándose un café doble con la esperanza de que opa-cara el frío que se colaba por sus huesos.

Metido en sus pensamientos no notó que otra persona entró a la cafetería, ni que se sentó a su lado. Una niña de unos 10 años yacía a su derecha, con un chocolate caliente en sus manos y la mochila a sus pies; cuando Ethan notó la presencia de la niña poca importancia le dio, después de todo era normal que a esas horas y con un preludio de aguacero la gente empezara a buscar en donde refugiarse; sin embargo unos segundos después se dio cuenta de un pequeño detalle: su acompañante tenía la vista fija en un dispositivo que ella mismo había colocado delante de sus ojos, en el se reproducían una cantidad impresionante de dígitos que apenas y lograba distinguir; cuando la niña fijó su mirada en el, lo único que consiguió articular fue -"Fuego"- y luego, de una manera escalofriante, regresó su vista al aparato mientras tomaba de su chocolate.

Poco no le faltó para echar a correr después de eso; y lo habría hecho enseguida de no ser porque, a lo lejos, un estallido se escuchó, y un silencio tormentoso se hizo presente. Cuando regresó si vista a el aparato de la niña, este empezaba a ir en reversa, esta vez de manera lenta y entendible.

3.. 2..1.. ¡Boom! - Otro estallido, pero esta vez, con una sinfonía de gritos de fondo, poco entendía lo que pasaba y más se confundió cuando su acompañante interrumpió sus pensamientos y le dijo:

- Aquí ya no quedará nada en 5 minutos, y a menos que quieras acabar como ellos... Corre.

Y dicho esto se colocó la maleta al hombro y se dirigió a la parte trasera de la cafetería. Ethan no era una persona de iniciativa, de echo era lo que muchos podrían describir como tímido e incluso lento; sin embargo, en cuanto fijó su mirada en la ventana y logró divisar una avalancha de personas a las cuales perseguían criaturas en las que no quiso reparar detalle, supo que tenía que salir de allí.

Saltó de su asiento y corrió lo más rápido que pudo para alcanzar a la niña-¡Boom¡- mas gritos, y esta vez estaba más cerca. Encontró a la niña vaciando la cocina, pues al escuchar los estruendos todos habían abandonado sus lugares, así que, sin hacer más preguntas, la ayudo a terminar su tarea y la siguió.

Avanzaron por un pasillo hasta llegar a una puerta y cuando se detuvieron notó que la niña llevaba consigo dos cosas de las que no se había percatado antes: una pistola y un cuchillo; por un instante sintió que lo mejor sería regresar con los demás y ver de qué se trataba, pero cuando le ofreció el mango del cuchillo sin vacilación en su mirada, supo que ya no habría otros.

La tensión del momento fue interrumpida por sonidos de cosas rompiéndose y gritos en la sala de la cafetería. Se dispusieron a salir en seguida pero cuando intentaron a abrir la puerta y salir...la puerta no cedió.

Los sonidos empezaron a acercarse cada vez mas y la desesperación subía por su garganta, intentaban desesperada mente abrir la puerta, pero poco conseguían, mas gritos y sonidos cerca, hasta que oyó un disparo, cuando se giró la puerta estaba abierta y su acompañante se disponía a salir; sin embargo algo los detuvo: justo ahí, en frente de lo que parecía su salida se encontraba el ser mas grotesco que había podido imaginar en su vida: no tenía ojos y sus colmillos se podían observar sin ninguna dificultad desde donde el estaba, su piel era fácilmente descriptible como viscosa, de un color negro que no tenía un buen presagio, con sus huesos casi transparentándola, se encontraba encorvado en dirección a ellos con un hedor espantoso que le llegó hasta las fosas nasales, y antes de que tuviera tiempo para digerir la situación, escalofriante-mente rápido el monstruo se abalanzó sobre la niña mientras ella lanzaba disparos sin titubear.

Empezaba aponerse histérico, un monstruo había aparecido ante sus ojos y ahora intentaba comerse a una infanta, mientras él estaba ahí: paralizado ante la escena con una mezcla de miedo, impotencia e ira.

¡Pumm¡Un Disparo seco se holló y el monstruo cayó al suelo sin vida; e inmediatamente, como si de una aparición se tratase, la niña se levantó cubierta de sangre y malluga-duras, con la vista fija en el horizonte; así pues, mientras recargaba su pistola y se colocaba la mochila, lo miró a los ojos y como hasta hace no mucho lo había hecho le repitió: Corre.

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⏰ Dernière mise à jour : Nov 08, 2019 ⏰

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