Entre tus Sábanas Blancas

20 2 0
                                    


Las nubes pasaban oscureciendo el trémulo crepúsculo, movidas por el mismo viento que arrastraba la hojarasca seca. El otoño tardío golpeaba los árboles secos despojándolos de sus ropajes, desnudándolos, pintando las calles de naranja, ocre y marrón.

Caminaba decaído, arrastrando las pesadas botas por encima de la irregular alfombra de hojas muertas. A su espalda, la luz del sol iba escondiéndose tras los lejanos montes del oeste. El viento, ya frío, se helaba todavía más con la ausencia del calor del gran astro. Soplaba de cara y hacía volar sus cabellos hacia atrás. Sus pasos le llevaban por el camino, pero él estaba perdido en su memoria, perdido en las calles que antaño recorría con su amor en brazos y el sol iluminándolos a ambos.

Poco a poco la oscuridad se iba haciendo soberana del firmamento y de la tierra. El viento recorría las calles a prisa y golpeaba sin ninguna piedad las viejas casas en ruinas y destrozadas. Silbando y ululando en los rincones como quejidos de los fantasmas de los edificios. Nadie iba a salir a encender las farolas aquella tarde. El pueblo estaba vacío, abandonado, muerto.

Sobre la fuente de la plaza ondeaba un estandarte viejo y raído. Recuerda que era negro y rojo hace años, ahora está descolorido. En su mente ondeaban las sábanas blancas, suaves, como cada vez que estaba en su habitación. Llegó a la puerta llena de grietas y astillas y la abrió empujándola con la mano con la mano. No estaba echado el cerrojo, nadie la había cerrado.

Antes de tener que tomar las armas. Antes de tener que esconderse detrás de un escudo. Antes de que fueran separados aquellos que se querían, en esa puerta ahora desvencijada siempre lo esperaba ella. Ella, que en sus ojos guardaba tesoros más grandes que el mismo fondo de todos los mares. Ella, el amor hecho persona... Una muchacha morena, con el cabello brillante y los ojos jugando entre verde y marrón. Los ojos más bellos que jamás había visto en la cara más dulce que podía existir. Las manos más suaves que podían tocarte y un aroma que desprendía paz si tenías la suerte de disfrutarlo de cerca. Un torrente de vida y belleza con forma de mujer.

Cada vez que llegaba la cogía en brazos haciendo flotar la falda del vestido en una vuelta y media de vuelo rápido que se disfrutaba lentamente, sujetándola entre risas de plata enredadas en los destellos dorados de sus cabellos al sol. Ahora cruzaba el umbral solo, evitando tropezar con los trozos de piedra caídos del techo y las paredes, cubiertos ya de polvo, prueba de batalla, testimonio de asesinato, de pasión y de sangre.

Había pasado con ella en brazos y las alas en alto ebrio de su sonrisa, perdido en sus ojos. Un beso y sentirla abrazada a él, su dulce sabor en los labios, recorriendo todo su cuerpo. Todo aquello había pasado, y entre las ruinas del presente se llevaba los dedos a los labios, ásperos por el contacto con el cuero, el acero y la sangre.

Las sombras lo atrapaban recordando los suaves y delicados dedos del amor bailando con las yemas en sus mejillas sin dejar de sonreír. Unos labios carnosos junto a los suyos, una mirada profunda donde perderse para siempre y una voz feérica, llena de magia, que escuchar cada momento. Retiró los dedos de los labios y se sintió desfallecer. Tragó y el sabor de hierro le llenó la boca y le bajó por la garganta. Recuerdos que herían de muerte un alma ya rota.

Subió las escaleras apoyándose contra el muro y evitando la barandilla, destrozada, arrancada y podrida. Vagando por su mente a la vez, viendo como subía con el amor en brazos, colgando del cuello. Sentía la cabeza de ella contra su pecho. Con el cabello castaño, avellana, pardo y dorado como única barrera entre las pieles de ambos. La miraba, tan dulce, sonriente, con los ojos entre abiertos solamente, con la cara tan feliz y los sentimientos revoloteando a su alrededor, danzando con los suyos. Pasar sin apartar la mirada sabiendo que lo único importante estaba entre sus brazos.

Entre Tus Sábanas BlancasWhere stories live. Discover now