Dos.

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No me gustaba Kim Seok Jin, pero cada vez que me lo encontraba en la cafetería o en los corredores, le observaba con discreción, preguntándome si aquello que había escuchado era verdad. Claro, hasta que él decidía girarse para hacer lo mismo y me pillaba mirándole.

No sé, era guapísimo, y aunque no me gustaba, pasé toda una semana a la espectativa. Se trataba de Kim Seok Jin, el chico más prometedor y popular de la generación, proveniente de una muy buena familia, amable, atlético y con un rostro perfecto. No es por hacerme de menos, pero tan solo la idea de que pudiera estar interesado en mí, me parecía poco realista; no soy la más bonita, vengo de una familia que no tiene dinero y es disfuncional, no soy atlética, ni popular; y aunque soy buena estudiante, quiero estudiar animación, algo muy alejado de lo que él quiere. Quizá para muchos no es relevante, pero con lo poco que sé de él, me doy cuenta que no hay mucho en común.

Como dije, la primera semana estuve a la espectativa. Sin embargo, no solo estuve observándolo, también cruzaba por mi cabeza que en cualquier momento podría hacer la supuesta declaración de amor de la que mi mejor amigo me había advertido. Y eso no pasó. Para el siguiente Lunes comencé a creer que Yoon Gi había confundido a Seok Jin con otro chico, o que escuchó mal aquella conversación, por lo que perdí el interés.

-¿Quieres saber lo que tengo aquí? -preguntó Yoonie, entrando por la puerta cuando leía en mi sala de estar. No me sorprendí ante el acto ya que se había vuelto costumbre tenerle en casa cuando mi madre hacía su guardia en el hospital-. ¿Quieres saberlo?

-Adelante, dime -respondí sin mucha emoción.

Se quitó los zapatos y caminó hasta donde yo me encontraba, dejándose caer a un lado de mí en el sofá. Me extendió lo que supuse debía ser una tarjeta de banco o una credencial de biblioteca:

-Ten.

No era ninguna de esas.

-Una identificación falsa. ¿Qué haces con esto? No eres un chico problemas.

-Hoy iremos por unos tragos y a bailar -dijo, con una pequeña sonrisa que desapareció rápido tras no recibir entusiasmo de mi parte.

-No. -Me crucé de brazos.

-¿Por?

-Uno: no estoy segura de que tú identificación falsa funcione. Por el amor de Dios, tu cara parece la de un niño; dos: ¿qué pasa conmigo? ¿Cómo voy a entrar?

-Subin, Subin, Subin... -Negó con la cabeza gacha, mordiéndose los labios -. ¿Cómo crees que conseguí la identificación? ¿Por quién me tomas? Tengo mis contactos.

-Suponiendo que logremos entrar, ¿no crees que nos veremos muy críos al lado de los demás? Alguien se dará cuenta.

-Deja de buscar razones para no hacerlo. -Iba a hablar para volver a protestar, pero él continuó -: ¿No quieres alcoholizarte? Te encantó la última vez.

Me quedé en silencio por un momento. Yoongi me miró fijamente a los ojos con una expresión seria. Él sabía que empezaba a dudar, que estaba a nada de ceder gracias a mi más reciente experiencia con alcohol y sus efectos.

Era estúpido aceptar solo por eso, pero hablando con sinceridad, quería volver a divertirme como esa noche.

-Vale.

Partimos tan pronto como terminé de cambiarme el pijama por una falda corta y un crop top a juego. Después de todo, debía lucir mayor por cualquier cosa. Me maquillé en el autobús que tomamos al centro.

En todo el camino Yoongi no dejo de sonreír y secarse el sudor de las manos en el pantalón. Él podía aparentar ser un desgraciado a simple vista, con la mirada de desagrado o la seriedad e indiferencia con la que siempre andaba, pero la realidad es que él era un buen chico; tenía buenas calificaciones, era responsable, respetuoso, amable, tímido. No acostumbraba a meterse en problemas, sus padres tenían un buen hijo. Lo único malo que ha hecho, lo hizo conmigo, al emborracharnos con las cervezas que mi madre tenía guardadas en el frigorífico.

Estuve igual de nerviosa al llegar al antro y ver a dos enormes sujetos en la entrada pidiendo identificación a los jóvenes que querían ir adentro. Me llené de miedo, sujeté fuerte a Yoonie del brazo y quise irme. No sabía cuáles serían las consecuencias si se daban cuenta de la identificación falsa, pero algo me decía que podían llamar a nuestros padres o a la policía, y no sabía cuál era peor. También era una buena chica.

-Tranquila. -Yoongi puso su mano encima de la mía y la acarició -. Actúa con normalidad.

-¿Qué pasa si se dan cuenta? Mejor vamos a otro lado, ya me dio miedo.

-Por Dios, ¿qué es lo peor que podría pasar? No vas a la cárcel por estas cosas.

Caminamos unos metros. Desde que estuvimos en el radar, uno de los sujetos me puso los ojos encima. Sujeté con fuerza el brazo delgado de Yoonie. Pasaron unos segundos y supe que mis preocupaciones fueron para nada, ya que logramos pasar sin ningún problema.

Las primeras horas de la noche fueron fantásticas. Me sentí extrañamente bien al bailar y eso que todavía no me encontraba ebria. Sabía que era debido a que estaba con Yoongi. Bailaba frente a mí, riendo bajo las luces de colores que parpadeaban, y en mi cabeza solo sonaba: "te amo".

Tuve que hacer fila para ir al baño, de regreso me encontré de frente con un chico bastante alto, de piel ligeramente tostada y cabello rubio; sus párpados eran diferentes uno del otro. Era guapo. Vacilé, estuve a nada de decir que lo sentía, pero ni siquiera había chocado con él. Decidí ignorarlo, pasar de él. Fue ahí cuando sí choqué con alguien:

-Ay, perdón.

Se trataba de otro rubio. Distintos razgos, mismo nivel de belleza. Este era más bajito, con nariz y ojos pequeños, labios gruesos y mejillas lindas.

-No, no te preocupes -dijo, soltando una risita melosa. Me escaneó de arriba abajo y sonrió -. Tú no deberías estar aquí -afirmó, acercándose -. ¿O me equivoco? -preguntó, poniéndose al lado del chico alto.

Bien, los dos venían juntos. Me parecían conocidos, aunque no estaba tan segura. Los analicé lo más rápido que pude y me di cuenta de que lucían exactamente como yo. Seguramente, también lograron colarse.

-Igual que ustedes -respondí.

-Si tú no hablas, nosotros tampoco -habló el más alto, riendo -. Soy Tae Hyung.

-Yo soy Ji Min. ¿Cómo te llamas?

No charlé por mucho con ellos porque mi mejor amigo me esperaba y no me parecía correcto dejarle solo por largo tiempo, pero pudimos intercambiar números telefónicos. Fue una agradable experiencia.

De regreso, Yoongi y yo bailamos por otro rato. Más tarde, fuimos a la barra a tomar un último trago antes de irnos. Tomé mi bolso, saqué un pequeño espejo y un brillo labial cuyo empaque era color naranja; no tenía color, solo aportaba brillo y me gustaba usarlo encima de mi tinta de labios rosa. Mientras lo aplicaba, noté que Yoongi me miraba con la boca entreabierta, con suma concentración.

-¿Qué? -cuestioné, abruptamente. Él cerró sus labios, pasando un trago de saliva. Pude ver cuando esta pasó por su garganta -. ¿Te sientes mal?

-Eso que te pusiste... ¿es sabor mandarina?

-Sí. -Asentí.

Yoongi dio pasos lentos y cortos hacía mí. Tan pronto se acercó, mi corazon se aceleró. Puso sus manos sobre mi cintura y pegó su frente a la mía, para finalmente besarme.

'Shōjo' SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora