Angustia

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No puedo describir lo terrible que fue pasar aquella noche. Mis padres me dieron unos calmantes para poder dormir y mi madre me prometió dormir conmigo para estar pendiente de si volvía a tener "alucinaciones". Yo quería creer que eso era, que todo lo había creado mi mente por tanto estrés, pero algo dentro de mí me decía que era real, que sí había pasado. De alguna manera extraña quise hablar con Mike, no deseé hablar esto con ninguna de mis amigas sino con él. Cogí el teléfono y me propuse llamarlo... El teléfono sonó 3 veces al otro lado y no tardó nada en escucharse la voz de Mike, algo dentro de mí sintió paz.

-Jane, ¿eres tú? -su voz era calmada-.

-Si, bueno, disculpa que te llame a esta hora, debes estar ocupado... Es que... Agh, perdón, olvídalo. Hablamos depués.

-¿Qué? No, no, no. ¿Qué pasa,pequeña? Te noto preocupada. Jane, quiero que tengas un voto de confianza conmigo y me permitas ayudarte.

-Es que... Hoy me pasó algo extraño. No estoy segura si eran alucinaciones, pero yo no lo creo Mike, creo que fue real. Vi sangre en mi cuarto, y en mi pared hubo una frase extraña escrita con más sangre. Alguien me susurró, yo casi... Casi puedo asegurarte que fue así.

Mike estuvo callado por unos segundos como si estuviera analizando cada cosa que le dije, después de un minuto me respondió:

-¿Qué viste escrito en esa pared, Jane?

Recordarlo me daba náuseas de nuevo, me aterrorizaba hasta el último rincón de mi cuerpo.

-Decía "Serás parte de la obra". No sé que quiere decir eso...

El silencio se intensificó más al otro lado del teléfono, sin embargo, Mike respondió tranquilamente:

-Pequeña, creo que todo lo que te ha pasado te ha estresado mucho, ¿sabes?, tal vez todo esto ha sido por todo eso acumulado. Jane, no te pasará nada, te lo prometo. Yo cuidaré de ti siempre. Estaré a tu lado cada día.

Escuchar sus palabras me reconfortaron. Todo dentro de mí se estremeció con una fuerza que jamás sentí. Sonreí por un momento...

-Mike, yo... No sé que decir...

-Escúchame, Jane, yo sé que tal vez no confías en mí y que tal vez nunca puedas verme como algo más que un simple amigo, pero cada día te demostraré que en serio me gustas, que yo... Te quiero...

Aquellas palabras me dejaron congelada, muchos hombres incontables veces me dijeron eso tal vez con intenciones puramente superficiales, sin embargo, en Mike sonaban diferente. Era como si cada letra que conformaba cada palabra la sintiera de verdad. Mike me quería, era algo real...

-No quiero que me respondas nada, ¿si? Quiero que por favor te acuestes, descanses todo lo que necesites. Mañana hablaremos. Pero esta noche es para que te despejes de todo lo que te pasó. Te quiero, Jane, no olvides eso, por favor.

Y antes de que yo respondiera, él cogó...

Dejé el teléfono y a pesar de todos los problemas que había tenido hoy y ayer y todos estos días, una sonrisa enorme llenaba mi rostro. Era como si todos esos problemas desaparecieron por unos segundos y todo lo que había era aquél 'Te quiero'. Yo también quise decírselo, quise que él sintiera que también lo quería, pero tal vez mis nervios, mi cansancio, o que nunca le he dicho tal cosa a un chico me lo impidieron.

A pesar de todo, lo obedecí, me acosté y me decidí a descansar y tratar de relajarme. Mi mamá ya estaba también acostada leyendo un libro. De niña, siempre que dormía con ella, me sentía tranquila, como si nada en el mundo pudiera pasarme solamente porque estaba ella a mi lado.

-¿Ya vas a dormir, mi amor?-me dijo ella con una sonrisa-

-Si, ya me siento muy agotada. Quiero olvidar todo lo que pasó hoy...

-Es lo mejor mi niña. Te quiero mucho. Descansa. Yo dormiré en un rato, éste libro se pone cada vez más interesante...

Yo sabía que ella me estaba mintiendo, sabía que no dormía porque estaba preocupada por mí y aunque me sentí culpable, asentí y cerré los ojos. No creo que hayan pasado 2 minutos cuando sentí que todas mis fuerzas se iban y me entregaba a soñar totalmente...

Desperté a la mañana siguiente con la voz de mi madre llamándome. Abrí los ojos lentamente.

-Jane, mi amor, hay alguien abajo que te está buscando.-dijo mi madre con una sonrisa-

-¿Qué? ¿Qué hora es? ¿Quién vino a buscarme?

-Son las 10:15 am, dormilona. Baja y verás...

Se fue del cuarto y entonces tuve que levantarme rápidamente. Todavía estaba muy cansada, así que simplemente me peiné el cabello como pude y bajé a la sala. La tierra pudo tragarme en ese momento, sin embargo, sentí su odio al no hacerlo. Mike estaba sentado esperándome con unas rosas en la mano. Al verme sonrió y me miró fijamente.

-Buenos días, pequeña. ¿Te digo algo? Eres más bella así como estás que cuando te maquillas y todas esas cosas que ustedes las mujeres hacen.

-Mike... ¿Qué haces acá?

-Bueno, he decidido que quiero alegrarte y como mi prescencia alegra a todo el mundo, pues quise darte ese regalo.

Su sonrisa era hermosa, maldición.Odiaba que me gustara tanto. Traté de transmitirle toda la rabia que pude en una mirada, sin embargo, no necesité verme para saber que estaba totalmente sonrojada. Maldiciones de ser blanca...

-Pues ve a alegrarle el día a otras, porque mi vida ya es demasiado feliz sin ti -mentí-, así que si viniste para intentar coquetear conmigo entonces quiero que sepas que para ti soy lesbiana, casada, heterofóbica y odio a los hombres.

Se rió fuertemente como si todo lo que le hubiera dicho fuera hermoso para él. Me respondió:

-Ni la lesbiana más lesbiana del mundo se resiste a mi, Jane Blakwell. Así que es mejor que no pongas resistencia.

Me tomó por la cintura y me susurró al oído:

-Igual no creo que tengas intención de poner resistencia...

Me quedé congelada unos segundos porque me encantaba sentir su piel rozando la mía, pero de igual forma lo empujé y me alejé de él rápidamente.

-Eres un estúpido, Mike. Eres creído y arrogante. Dios, no te pueden dar confianza porque tú ya crees que todas quieren contigo. Entre tú y yo jamás pasará nada así fueras el último hombre en el mundo, ¿ok?

Sabía que era la mentira más grande del mundo, porque me moría por tener todo con él. Aquél sentimiento aumentaba cada vez más cuando lo miraba. Todo en él irradiaba una energía que se hacía irresistible hacia mí.No podía derribar esa fuerza, él me tenía y a pesar de que yo intentara todo por no demostrarlo, él lo sabía. Su sonrisa volvió a aparecer, me miró fijamente detallando cada parte de mi y me dijo suavemente:

-Falta poco, mi amor...

No respondí, me sentí aterrada. Aquella frase la escuche anoche en mi cuarto cuando vi todo manchado de sangre. Él lo dijo con el mismo acento y la misma forma. Casi pude jurar que era él. Me tambaleé... Cuando pude tomar fuerzas lo miré con odio y le grité:

-Fuiste tú...

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2014 ⏰

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Obra de los Condenados - Pactos de Sangre I - ResurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora