Una semana sin clases.
La primera semana para colmo.
Y durante esa semana, Sasuke se mantenía con un humor de perros.
Para empezar el primer día, fue un completo desastre. Si al principio consideró que sería interesante compartir clases con el rubio tarado, su opinión cambio drásticamente, ahora no deseaba verlo ni en pintura.
¿Por qué?
Pues porque él fue el culpable de todo. Él y sus raros amigos.
El maldito rubio lo irritó.
Lo besó. Y por cierto, era su primer beso, y el muy usuratonkachi se lo arrebató, con toda la impureza de su asquerosa lengua.
Lo insultó. ¡Por dios! Cualquier chica quisiera tener la oportunidad de besarlo y meter lengua, como lo había hecho el dobe ese. Pero claro, el dobe no era ninguna chica, era un chico y para rematar un idiota, y por lo tanto reaccionó mal.
...Por tu culpa metí la lengua en el peor lugar del mundo...
Esas fueron las palabras que hicieron mella en el orgullo de Sasuke, y aunque fuera otro chico, no quitaba el hecho de que fue un golpe bajo para él. No lo toleraba, y por eso le metió tremendo puñetazo en esa ocasión, debía desquitarse la furia que le ocasionó escuchar aquello.
Claro que jamás pensó verse involucrado en un nudo de puños, patadas, jalones, insultos y hasta mordidas. Se dejó llevar por la rabia y al final, cuando el maestro llegó al salón de clase, no pudo salvarse del castigo.
Terminó por ordenar las sillas y mesas que habían derribado junto con los otros tres chicos, recibieron un largo sermón por parte de Iruka y tenían que presentar un informe sobre "el orden y la presentación" (por suerte fue un trabajo individual), pero le molestó el saber que dicho informe no estaba dentro del puntaje curricular, y que debía contener como mínimo treinta páginas de información.
Para su consuelo el castigo también se aplicó a Naruto, Kiba, Shikamaru, Karin y Suiguetsu (estos últimos dos, fueron protagonistas de un estrangulamiento donde el peliblanco era la víctima y Karin la victimaria). El informe debía ser entregado el viernes de esa misma semana, o de lo contrario sus expedientes iban a ser manchados desde el primer día, y Sasuke no podía permitir eso, así que aceptó el castigo sin decir nada para no empeorar las cosas.
Pero los demás, a excepción del Nara, hicieron berrinche y se les sumaron diez páginas más a sus informes. Hasta el pacífico Shikamaru quería asesinarlos por eso.
Para el segundo día, aparecieron en el salón tres alumnos más. Uno regordete de nombre Chouji Akimichi, que parecía ser amigo del rubio y su banda de retrasados.
Según lo que el orientador les había informado a sus alumnos, aún faltaban dos estudiantes por llegar al BTP, pero esos dos aparecerían hasta el lunes de la siguiente semana, en otra palabras hasta que las clases empiecen oficialmente.
Durante esa semana, la hora de salida del BTP no pasaba de las 10 am, ya que solo recibían charlas, orientación de las clases y como serian evaluados cada semestre.
Para el día miércoles, se les informó a los alumnos del BTP, que se les iba a organizar en grupos de tres individuos, y que permanecerían de ese modo el resto del año, para realizar trabajos en equipo.
Y ahí estaban. Escuchando atentos, o más bien aburridos, las instrucciones de Iruka-sensei.
—La elección de los grupos de trabajo se hará al azar, para evitar el favoritismo y para que se vallan conociendo mejor. Así que lo dejaremos a la suerte. Este grupo tiene un total de treinta alumnos matriculados, por lo tanto deben salir diez grupos de tres.
—Iruka-sensei— pidió la palabra Karin levantando la mano para llamar la atención del maestro.
—Karin ¿Cierto?— la chica asintió con un movimiento de cabeza —Dime.
—¿Qué pasará con los dos alumnos que aún se encuentran ausentes? ¿No deberíamos esperar a que ellos estén presentes para realizar los grupos?
—Deberíamos— afirmó el sensei —Pero, para dar inicio a las clases sin contratiempos, mi deber es organizarlos en esta semana. Por los dos alumnos que faltan no se preocupen, el sorteo se realizará de igual forma, dos grupos de aquí quedaran incompletos para recibir a los faltantes. ¿Algo más?
—¿Cómo se llaman los nuevos?— preguntó de la nada Naruto. Iruka soltó un suspiro cansado.
—Naruto llevas preguntando lo mismo desde ayer. Y adivina ¿qué?— el rubio se emocionó por un momento pensando que su sensei le diría al fin los nombres de los chicos que faltan —¡No te diré nada!— la emoción se le fue al rubio e hizo un puchero disconforme —No tengo permitido dar información sobre ellos, solo puedo decirles que son una chica y un chico, y que son hermanos.
—Bah... ni que fuéramos a secuestrarlos como para que protejan tanto sus identidades— protestó el rubio, era un chico curioso así que le intrigaban esas cosas.
—Ya basta Naruto, tendrás que esperar hasta el lunes para saber más de ellos. Ahora continuemos con la formación de los grupos— el sensei continuó con la explicación —Como les dije antes, serán diez grupos de tres. En esta caja...— mostró el objeto a sus estudiantes —...hay treinta papelitos con números del 1 al 10, así que se repiten tres veces. Lo que harán es sencillo, pasaran a tomar un papel y se agruparan con el compañero que tenga el mismo número, en la mesa correspondiente a dicho número— todos exclamaron un "Aah" en clara referencia de que ahora sabían a que se debían los números en las mesas —¿Tienen alguna duda?— todos negaron —Bien en ese caso pasen de uno en uno por su número, empezando con los del frente.
De ese modo empezaron a pasar uno por uno desde la primera hasta la última fila. Mientras tomaban los papeles, Iruka les dijo que no los abrieran aún y que permanecieran de pie hasta que todos tuvieran sus papelitos con ellos. Así pasaron todos hasta que en la caja solo quedaban dos papelitos que pertenecían a los alumnos ausentes.
—Bien, ahora que ya todos tienen sus papelitos, ábranlos y ubíquense en las mesas correspondientes.
Aquí era donde empezaba lo bueno. Los alumnos empezaron a ubicarse, y algunos al conocer a sus compañeros de equipo no pudieron evitar mostrar su desagrado por eso.
—Tiene que ser una broma— dijo Karin observando al chico que se encontraba al otro lado de la mesa.
—No te me acerques y estaremos en paz— dijo Suiguetsu observando cauteloso a la pelirroja que parecía acribillarlo con la mirada.
—Ya siéntense— se sobresaltaron al escuchar al tercer miembro del grupo. Era la primera vez que lo escuchaban hablar desde que se presentó como Juugo el día anterior. El pelinaranja ya estaba sentado en medio de los otros dos, así que hicieron caso y tomaron asiento cada uno al lado de Juugo.
***
—¡Hola! Te llamas Hinata, ¿Cierto?— saludó un sonriente Kiba, a su compañera de equipo.
—S-Si... Tú, eres... Kiba... ¿no?— respondió tímidamente la chica.
—Así es... pero vamos niña, no hay razón para ser tímida. Yo no muerdo— la chica se encogió en su lugar al notar la despampanante sonrisa que le ofrecía el castaño.