Las cosas van cambiando. Las heridas buscan la forma de ir sanando, pero sienten que es una eternidad.
Es fácil decir que uno está roto por dentro, pero no lo es demostrar la cantidad de tu sufrimiento. Para otros es sencillo decirlo, y para mi simplemente es un "no pasa nada, estoy bien" porque odio la idea de preocupar a otros con las cosas absurdas que a mi me pasan . No soy una mártir, quizás simplemente me estoy protegiendo; no quiero que nadie más me vuelva a lastimar.
Pero soy idiota. Porque a mi podrán lastimarme mil veces y yo seguiré ahí, apoyándolos como la primera vez. Tengo esa mala costumbre de querer y dar todo sin importarme cuánto daño me han hecho, y se que lo seguiré haciendo.
He consolado a muchas personas, buscando la forma de animarlas, abrazarlas y decirles que todo está o estará bien, haciendo un espectáculo para verles reír de nuevo; y es irónico que yo termine llorando la mayor de las veces sola. Gritando sin poder gritar, recibiendo de consuelo el gélido tacto de mis manos, mis propios ánimos, mi propio aliento. Y a la mañana siguiente, volver a ser la chica a la que no le pasada nada.