Atrapado.

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Nuestro policía principiante salió en búsqueda de aquel criminal, caminaba sigilosamente por todo el lugar para no ser visto por tal erizo azabache, no importaba si tenía que estar así todo el día, era su trabajo, ¡Y lo iba a cumplir!

De un momento a otro lo vio, rápidamente se puso detrás de un muro de ahí con el mayor silencio que pudo, a como se veía el criminal, parecía que tenía la guardia baja, ¡Era su oportunidad! Sacó rápidamente la pistola y la cargo con las balas tranquilizadoras, respiro hondo mientras cerraba su ojo para enfocar mejor a su objetivo, debía admitir que sus latidos se hacían más rápido, sujeto con fuerza el arma y dió en un de los hombros del erizo. «¡Bien!» pensó el oficial.

Por el contrario, el azabache al sentir dolor en su hombro izquierdo, su vista fue directo hacia el problema, se quitó rápidamente lo que sería el “dardo tranquilizante” «Mierda», fue lo que pensó el azabache, apretó con fuerza el dardo, su cabeza comenzó a dar vueltas, así estuvo hasta que su cuerpo no pudo más callendo inconsciente.

— No puede ser... — el erizo azulado no lo podía creer, ¿Lo había logrado? Antes de celebrar decidió ir a investigar, se acercó a cuerpo del criminal, lo movió un poco para ver si recibía alguna reacción del contrario, al ver que no había nada que temer, prosiguió en esposarlo, para después jalarlo hasta su auto para llevárselo a la prisión.

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— Comandante, estoy aquí con información importante, ¿Tiene el tiempo para atenderme? — pronunció el erizo de la manera más seria y “militar” que pudo.

Pasé por favor — ordenó la autoridad mientras disfrutaba en su escritorio una deliciosa taza de café.

— Señor, vengo por el caso del criminal; Shadow el erizo.

— ¿Lo viste? Cuéntame cada detalle — mencionó mientras le da un sorbo a su taza de café.

— No señor, lo he capturado — afirmó con firmeza, aunque también tenía un gran entusiasmo desde sus adentros.

El comandante rápidamente escupió el trago de café, el que apenas acaba de contratar, ¿En medio año ya lo había capturado?

— Está en mi auto ahora mismo, y está asegurado para que no pueda escapar.

El oficial dejo con delicadeza la taza de café en su escritorio, se levantó de allí para después ir directo hacia las grandes puertas que daban a la salida, no sin antes, darle una palmada en el hombro al erizo azulado.

— Buen trabajo — le menciono antes de irse de la oficina.

El comandante movió a sus soldados para que dos de ellos checaran el vehículo donde se encontraba el criminal, lo esposaron de modo que el azabache pudiera tocar sus codos, lo sacaron del auto y lo llevaron hacia el lugar donde le había indicado el de rango mayor.

— ¡Quitenme sus mugrosas manos de encima! — gritaba con odio el erizo azabache mientras forcejeaba, ya que había pasado el efecto de el tranquilizante.

Los oficiales ni se imutaban, como si fueran una meros robots, lo llevaron hasta una celda, pusieran cadenas por todas partes de su cuerpo, digamos que fueron gentiles al llevarlo en una celda que aún dispusiera una cama, la paredes del lugar que sería su nuevo “hogar”;eran viejas, además de que tenía un olor desagradable, la cama está sucia, y las cadenas eran tan heladas como el hielo, sin hablar de lo pesadas que estaban, con esfuerzo, los oficiales terminaron de hacer su labor y se fueron del lugar.

El azabache solo se dispuso a sentarse en los costados de la cama, aún se estaba recuperando de aquella droga, aunque una voz familiar lo saco de sus pensamientos.

— ¿No que jamás te iban a atrapar? Lo decias tan seguro... — se burló aquella murciélago blanco detrás de los barrotes de su celda.

— Lo dice a la que atraparon primero

— Al menos no tengo que usar cadenas, ya que soy una dama y no hay necesidad de tratarme de esa manera

Burlate todo lo que quieras — mencionó el azabache mientras se recostaba en su cama mientras no le presentaba atención a su compañera.

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El comandante por su parte, felicito al erizo de tal gran azaña, claro que solo capturarlo a él fue un trabajo de medio año, pero recibir los elogios de la “persona” del más alto rango.

— ¡Sabía que lo lograrias! — mintió el superior, claro que no lo hacía, no pensaba que el principiante fuera el que capturará al pez gordo, pero, no le importaba, lo importante es que ese detestable erizo estaba tras las rejas.

Gracias, solo hice mi trabajo — mencionó el de orbes verdes mientras se rascaba tras la nuca, a como veía a su superior, fácilmente podría subir de puesto.

— Ya que has atrapado al erizo, tú siguiente misión será observarlo — le dijo al verlo tan relajado.

— Eh, gracias... ¿Eh? ¡¿Qué?! — contesto alarmado el azulado, ¿Vigilarlo? ¿No sabe cuánto trabajo le costó el simplemente hecho de solo capturarlo?

— Lo que escucho, su turno comenzará a las veinte horas, prepárese — mencionó mientras veía su reloj de pulsera, el erizo azul solo se fue del lugar, no si antes despedirse del superior como es debido.

[ • • • ]

— ¿Cómo es que llegué a todo esto?... — se preguntaba el erizo de espinas azules mientras se dirigía a la celda del que tenía que vigilar, al llegar vio como éste estaba durmiendo en su cama.

— Para ser un asesino se ve bastante adorable... — pensó en voz alto. — No, ¿Qué diablos estoy pensando? ...

El erizo solo se acercó a la mesa que se encontraba cerca, ojeo los folder que se encontraban allí, parecía interesante, por ello, se sirvió una taza de café de la cafetera que se encontraba allí, después se dirigió aquella mesa y acercó una silla para acomodarse, así prosiguiendo a leer aquellos informes que le había llamado la atención.

Continuará...





Mi prisionero favorito [Sonadow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora