A mis hermanos se les ocurrío venir a pasar unas semanas conmigo aprovechando el descanso de invierno de sus respectivos clubes. Su presencia solo traía desorden y desvelos en fiestas.
Llegaron desde el viernes acompañados de Eden, este último y yo habíamos formado una amistad a través de Instagram en las ultimas semanas.
Ahora me encontraba desayunando sola, ya que fueron tan amables de irse a desayunar y no invitarme. Decidí solo prepararme un par de tostadas con mantequilla y café.
Cuando estaba por terminar mi desayuno, la puerta del apartamento se abrió, dejándome ver a Igor acompañado de Eden cargados de bolsas.
- Estuvo bueno el shopping. - me puse de pie y les ayude con un par de horas.
- Que te podemos decir, Marco es como una nena cuando se trata de ropa. - los tres reimos.
- Te escuche Hazard. - Marco entro cerrando la puerta tras de el. - Si me permiten ire a descansar, necesito estar fresco para la noche que nos espera.
Comenzo su camino hacia las habitaciones pero lo llame.
- ¡Marco!. - me miro. - ¿No olvidas algo?.
- O cierto. - regreso a mi y beso mi mejilla. - Te quiero hermana. - estaba por alejarse pero lo detuve de la oreja. - ¡Oye! ¿Que diablos te pasa?.
- Quiero estas bolsas fuera de mi vista en tres segundos, si no las tirare por la terraza. - solte su oreja y me miro alarmado. - Tres.- comencé a contar.
El sin dudarlo trato de tomar todas pero le era imposible.
- Dos...
- Ayúdame hermano. - le suplico a Igor.
- No tienes remedio. - Igor tomo las bolsas restantes y juntos desaparecieron por el pasillo.
Eden estaba muerto de la risa.
- No cabe duda que tu eres la que manda en la hermandad. - reí ante su comentario.
- Ventajas de ser la única mujer. - ambos reímos.
Me dirigía a recoger los platos de mi desayuno pero Eden se adelanto.
- Déjamelo a mi. - tomo el plato y la taza de la mesa para dirigirse al lavaplatos.
Le agradecí y tome asiento en el comedor, tome mi teléfono y revise mis redes sociales.
A los pocos minutos Edén llegó y se sentó a mi lado.
- ¿Ya estás lista para la noche?. - me miró.
- Algo así, no tengo muchas ganas de ir.
- Tal vez ya estando ahí te animas un poco.
- No creo, sinceramente no iré.
- ¿Hablas enserio?. - asentí. - Bueno si es así, me quedare a hacerte compañía.
- No es necesario Hazard, puedes ir a divertirte sin ningún problema, estaré bien. - lo mire.
- Confieso que tampoco tengo ganas de salir, más aparte, tengo ganas de probar la comida china de la que tanto hablas. - me guiño a lo que yo reí.
- Ok, entonces noche películas y comida china será.
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Marcadas las ocho y media de la noche, Marco e Igor salieron de farra.
Nos advirtieron que no llegarían temprano, pero era de esperarse.