Parte 15: Celos

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Nora

Llegamos a la academia, Alex aparco rápidamente en un sitio libre, apenas a unos metros de la puerta, bajamos del coche, y como si fuera el gesto más natural del mundo me cogió de la mano.

-Seguro lo vas hacer genial, pequeña.

-Gracias por acompañarme, la verdad estoy algo nerviosa.

-Vas a estar fantástica, así que relájate.

Me dio un rápido beso en los labios, y abrió la puerta del local.

En la recepción, había una chica rubia de ojos claros.

-Alex, que sorpresa cuanto tiempo sin que pasaras por aquí.
Dijo coqueta, y sin reparar ni un segundo en mi.

-Hola, Elena, vengo acompañando a Nora, tiene una entrevista con Sergio.

Entonces, se giro y como si de un insecto me tratará, me miró con cara de indiferencia.

-Ahora le aviso, y dime Capi, si quieres salgo a las seis hoy, podemos tomarnos algo, por los viejos tiempos.

Me estaba empezando a tocar las narices, pero a quien quería engañar, Alex a diferencia de mi, si tenía un pasado, y para mí pesar, en ese pasado había habido demasiadas mujeres.

- Disculpa, Elena ¿verdad?

-Si
Me contestó sin mirarme a la cara.

-¿Va a tardar mucho tu jefe? Porque no me apetece para nada, seguir viendo como te comes a mi novio con los ojos.
Ni siquiera me reconocía a mi misma, jamás había sido celosa, pero aquella chica me estaba poniendo de los nervios.

-Nora, tranquila no pasa nada.
Soltó Alex, de manera cortante.

-Ahh no pasa nada, ¿no? Entonces debo soportar como cualquier tía que se ponga enfrente pretenda meterse en tu cama.
Conteste enfadada.

-¿Estás celosa?
Pregunto.

- Celosa ¿yo? Para nada, intento hacerme respetar, y la verdad si estar contigo supone soportar estas escenas, igual no me interesa.

-Nora creo que estás exagerando un poco.

-¿Exagerando yo? Si ni siquiera te cortas delante de mí, ni le dijiste que era tu novia, ¿o solo soy tu novia cuando te conviene?

-Por favor, podemos hablarlo después.

-Creo que no hay nada más que hablar Alex.

-Hola chicos.
Dijo una voz desconocida.

-Sergio, gracias por recibirnos.
Contestó Alex educadamente, teniéndole una mano.

-Sabes que siempre es un placer.

El dueño, era mucho más joven de lo que pensé, debía de tener apenas treinta años, era atletico, iba vestido muy elegante con camisa y pantalones de pinzas.
Entonces se fijo en mi.

-Y a quien tengo el placer de conocer.
Dijo mirándome con una amplia sonrisa, y recorriendome con la mirada.

-Nora Reyes, un placer conocerle.
Salude tendiendo la mano, y de la manera más coqueta que se me ocurrió.

Note la mirada de Alex, clavada en mi, y la verdad me gusto saber que estaba sufriendo lo mismo que había tenido que soportar yo hace apenas unos segundos.

-El placer es mío te lo aseguro.
Me contestó Sergio.

Nos hizo pasar hasta su despacho, donde tomamos asiento.

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