Desde su infancia, Raisa y Jacob parecían estar destinados a encontrarse, aunque sus mundos no podrían ser más diferentes. Raisa, criada en una familia cristiana, y Jacob, marcado por un hogar roto, donde Dios es poco más que una palabra vacía.
A p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Hey! Despierta —dice Ingrid muy confundida.
—¿Qué pasó?
—Raisa, el timbre sonó hace diez minutos y dudo mucho te quieras quedar encerrada en la escuela. ¿o sí?
—¿Ya terminaron todas las clases? —cuestiono.
Estoy modo zombi.
—Sí —responde haciendo sus ojos más grandes—, pasaste distraída toda la mañana y me encantaría saber el por qué —sonríe.
—No es nada especial, sólo que la reunión de anoche estuvo muy cansada.
Agarró todas mis cosas y comenzamos a caminar a la salida.
—¡Lastima! Creí que te había pasado algo interesante.
—¿Cómo qué? —pregunto mientras termino de recoger mis cosas e irme.
—Cualquier cosa, ya sabes que mi vida es más aburrida que la tuya.
—Gracias por eso.
—Mejor dime, ¿Regresó tú papá anoche?
—No precisamente, lo hizo hoy en la mañana, creo.
—¿Estás feliz entonces?
—No lo sé, no fue una buena mañana la verdad.
—Al menos estabas tan distraída que ni cuenta te diste del tiempo; te salvaste de escuchar la historia del profesor de literatura, dejó un ensayo bastante largo para entregar como exámen final.
—¿Exámen final? Aún faltan algunos meses para terminar, estamos a medio año.
—Sí, por eso dijo que vamos a tener mucho tiempo. Igual a ti te gusta escribir, hallarás fácilmente sobre qué dado a que el tema es libre.
—Supongo.
Divago al ver a Magnolia a lo lejos en el parqueo, pareciera estuviese esperando por mí, dado a que está parada justo frente al auto de Margot.
—No lo supongas, será así —dice Ingrid—. Bien, me tengo que ir, mi mamá ya está allí —señala y se va.
Ni siquiera respondo y sigo caminando, me atrasé un poco así que es seguro que Margot ya esté en el auto esperando. Seguramente me va a hacer otra de sus escenitas.
Me da cierta incertidumbre ver a Magnolia, quizás por primera vez parqueó el auto cerca del de mi hermana.
—Te estaba esperando pequeña zorrita —dice muy molesta.
—¡¿Perdón?!
—No me gustó para nada verte cerca de Jacob, y solamente quiero advertirte de que te mantengas lejos. No me hace nada de gracia verte junto a él.
—¡Ay, por favor! —exclamo, se me hace imposible no reír.
La actitud de Magnolia es completamente absurda.
—No es para que te rías, y mas te vale te mantengas lejos. Sé perfectamente como son las aleluyas como tú, pero tú no tienes ni idea de quien soy yo.
—Claro que sí lo sé, por supuesto que lo sé —sonrío— eres una persona insegura que se toma el pendiente de venir a advertirle a una chica como yo que esté lejos de su novio porque no está segura de lo que él siente por ti, pero no tengas cuidado. Jacob me importa un comino.
—Raisa tenemos que irnos —interrumpe Margot.
—Sí, hay muchos mosquitos zumbando por acá —agrego y dándome la vuelta me subo al auto.
—Disculpa, voy a salir —dice Margot, esperando que Magnolia se quite para poder irnos.
A penas alcanzo a verla de reojo.
—¿Qué pasó Raisa? ¿Por qué la novia de Jacob estaba hablando contigo?
—Por nada.
—Escuché de acuerdo, escuché que le dijiste que Jacob te vale un comino, pero me gustaría saber la razón.
—No es nada, de acuerdo.
—Sabes que me preocupo mucho por ti, no quiero que te vuelvas a meter en problemas.
—¡Otra vez con lo mismo! Margot, jamás me metí en problemas cuando fui amiga de Jacob, jamás. Sí, bajé de calificaciones y me distraje mucho, pero nunca fue por la amistad que tuve con él, si no que sucedió cuando él se fue, todo lo demás es solo producto de tú imaginación.
—De acuerdo, digamos que fue así, pero lo que escuché ahorita no es mi imaginación. ¿Qué pasó?
—Magnolia se enteró que Jacob fue a la célula, se molestó porque es una insegura y vino a reclamarme. Te dije que era algo sin importancia.
—Vaya que sí, ni siquiera hablaron.
—Es una pobre insegura.
—No te refieras así de las personas, no es correcto.
—¿Sí? Disculpa, pero tú de Jacob no hablas precisamente bonito.
—Solo digo la verdad.
—Igual que yo, y Magnolia es una pinche insegura —termino.
Suficiente tuve con la mañana tan distraída que pasé, como para que la cereza del pastel llegara convertida en la novia de Jacob.
Había pasado toda la mañana pensando en él, me molestaba el descaro que tuvo al acercarse como si nada y hablarme, como si nunca se hubiera portado como un total irreverente. Y para faltar, la insegura de Magnolia había tenido la gentileza de ir y decir tonterías. En todo caso debía de reclamarle a él, porque fue él quien me habló.