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Frío. No, no había frió, en lo absoluto, solo una calidez creciendo desde su pecho, cubriendo su cuerpo y dándole tranquilidad.

Sentía que ardía desde adentro, pero no era la clase de ardor que hacia su pecho antes de lanzar fuego, tampoco era sofocante o molesto.

Yoongi se removió y acomodó los brazos rodeando aquella cosa que le estaba dando calor, por ningún motivo le quería lejos, no cuando estaba flotando en calidez y paz, algo que durante muchos años no había vuelto a sentir.

Respiró profundo, un bello olor a cedro bañado en limón y oliva viajó desde sus fosas hasta el dragón dormido en su cuerpo, y un débil intento de ronroneo fue emitido por este.

El también estaba tranquilo, flotando en un espacio donde no había ira, enojo, molestia y coraje. El siquiera estaba intentando rascar la superficie como solía hacerlo todo el tiempo, seguía apacible y calmo.

El calor sobre él se removió en sus brazos, lo suficiente como para sentir algo suave rosando su barbilla.

Yoongi hubiera querido seguir flotando en la tranquilidad, pero no estaba seguro de que pasaba.

Se forzó a abrir los ojos.
Todo borroso al principio, los colores se mezclaban no dejando que se viera donde terminaba uno y empezaba el otro y lo mismo de las formas.

Parpadeó tres veces hasta que la imagen tomó forma. Era una mata de cabellos rubios la que acariciaba sus labios y nariz. Yoongi la olfateo como si fuera algo natural y el bello olor a oliva con limon lo calmó.
Su dragón calentó su estómago en una señal de estar agusto por ello.

Fue entonces que Yoongi reaccionó, abrió con más fuerza sus ojos y miró hacia abajo.

Ese era Jimin, el precioso cachorro de lobo. Sus brazos rodeaban el delgado cuerpo del chico mientras que los ajenos se encontraban acunados entre su pecho con los dedos enlazados, como si estuviera pidiendo por algo.

Yoongi apretó sus dedos adormecidos en la carne solo para descubrir que una de sus manos estaba expandida sobre el vientre del omega, para los dragones era un gesto íntimo, ya que era una forma de proteger el cuerpo de la pareja y a las crías en caso de que hubiera.
Maldijo a su estupido dragón, el debió haberlo hecho.
Con el otro brazo, el rodeaba a Jimin y lo tenía enterrado hacia su cuerpo, otro gesto que indicaba cuidado.

Yoongi alzó el rostro notando que se encontraban a la orilla de la tina de un cuarto de baño, sobre una alfombra vino y cubiertos por una enorme piel de oso.

Sin embargo, Yoongi podía afirmar que el calor que sentía no era gracias a aquella piel gruesa, sino a la pequeña criatura en sus brazos.

Miró hacia abajo para poder verlo de nuevo, sus lindos cabellos rubios blancos desordenados, su ojos cerrados tan apaciblemente, esas bonitas pestañas abundantes que descansaban y la tez clara con pequeñas pecas en sus mejillas que hasta ahora había notado.

Se preguntó si había sido bueno rechazarlo.

Jimin era una pequeña cosita muy hermosa y frágil que debía ser protegida, tal vez haberle dicho que no estaba interesado en él no fue lo mejor.

Entonces recordó las veces en que había perdido el control, en que su jodido dragón había salido cargado de furia, ira y coraje como normalmente el era. Recuerda los destrozos, el fuego quemando las casas, consumiendo el bosque, sus garras destruyéndolo todo, quitando vidas, marchándose de sangre y órganos.

Jimin necesitaba ser protegido, pero Yoongi no podía apostar que el fuera el indicado para hacerlo. Apenas lograba contener a su bestia dentro, en definitiva el no podía cuidar del lobo albino.

Alma De Dragón 🐉《ʏᴏᴏɴᴍɪɴ》 《ᴋᴏᴏᴋᴠ》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora