Me despierto por el peso de alguien sobre mi. Hace mucha calor. Me giro y veo a Harry encima mía. Recuerdos de la noche pasada vinienen a mi. Como Harry llenaba mi interior con dulces besos y caricias, como su risa llenaba mis oídos, como su simple presencia llenaba mi mente. Y mi alma. Harry era el chico más tierno y dulce que había conocido en tan poco tiempo.
Cuando me hablan de la atracción por una persona, pienso en la atracción que siento sobre Harry. Y cuando pienso en la atracción que siento sobre Harry, pienso en qué somos. No quiero que seamos "amigos con derechos ", pero tampoco quiero que pasemos a ser novios. Es demasiado pronto.
¿Nunca os han hablado de eso de un amor a primera vista? A mi sí. Y con Harry me está pasando algo así, pero no. Desde que lo vi por primera vez me transmitió confianza, supe que lo iba a tener ahí siempre que lo necesitara. Pero no me gusta la ilusión. Me refiero, no me gusta la idea de que mi mente juegue con mis sentimientos. O mejor dicho, que otra mente ajena juegue con mis sentimientos. Por eso, quiero dejar que el tiempo pase. Como dice la frase, tiempo al tiempo.
Empiezo a sentir el cuerpo de Harry moverse. Girarse, y al hacerlo, darme una torta por la cara. Frunzo el ceño y me incorporo.
-Buenos días a ti también Harry.- Digo molesta.
-Buedddos nnías.- Gruñe.
-Pareces una babosa.- Me río. Esta enroscado como tal.
-Y tu el caparazón de caracol que me rescata.- Dice abriendo un ojo y mirándome. Sonríe, sonrío.
-¡Estás echo un cursi!
-Puta vida...- Me acerco a él y planto un beso en sus labios. Me quedo en el intento de que sea corto, pues Harry me impulsa hacia su cuerpo y conectamos. Nos vamos separando lentamente.
-¿Qué hacemos hoy?- Pregunto.
-No sé... ¿Qué te gustaría hacer?
-Podríamos quedarnos a comer aquí... Y luego pues sobre la marcha, lo que nos apetezca.
-Vale. Yo tengo que ir a mi casa, para arreglarme y todo. Luego vendré.
-Esta bien, pero antes desayunemos.
Salimos de la habitación, él aún en bóxer y yo con solo una camiseta.
-¿Qué vamos a desayunar?-Pregunta.
-Chocolate y tortitas.
-Vale.- Sonríe.
Comenzamos a hacer el desayuno entre risas y tonterías, nos llenamos de harina y chocolate por todos lados pero merece la pena. También ha habido algunos que otros besos, ay Harry. Qué lindo es. Y qué mono. Y qué simpático. Y qué todo, joder.
-Adel...- Alarga la e.
-Dime.
-¿Puedes dejarme hacer una cosa?.- Dice con cierto brillo en los ojos.
-Claro.- Se acerca a mi de manera que coloca sus manos en mi cintura, pega su frente a la mía y me da un dulce beso en la nariz. Voy a decir algo pero me callo en cuanto siento sus labios sobre mi cuello, bajando a mi clavícula donde muerde suavemente. ¡Y me vuelve loca! Me doy cuenta de que es mi punto débil. Me estremezco.
Continua, ahora en mi hombro. Y no para. Hace el recorrido de vuelta y esta vez se para en el hueco de mi cuello, aspirando mi perfume que aún sigue presente de anoche, y después de esto, besa. Y succiona dulcemente. Sin hacer daño. Vuelve a mis labios, donde deja besos, besos que sabe Dios qué significan en este momento. Solo han pasado 5 días, ¿es posible querer a una persona en 5 días?
ESTÁS LEYENDO
A centímetros de ti. |h.s|
RomanceEl destino ha aparecido como una estrella fugaz, entrando en sus vidas sin avisar.