Xie Lian aprecia mucho a sus amigos, a pesar de todo lo sucedido en el pasado, no había podido evitar aún llevar ese toque de empatía con ellos.
Era cierto, Feng Xin y Mu Qing habían salido de su vida cuando el destino se había mostrado aún más cruel con él, había perdido demasiado, lo más valioso para él en todo el mundo. Sus padres.Recordar lo sucedido, volviendo los meses atrás, aún resultaba abrumador, no doloroso como antes, pero cada vez que el toque cálido de su madre aparecía en algún sueño nocturno, sentía una ligera molestia con sabor a dolor en el pecho. Un vacío se había alojado en ese lugar desde hace algún tiempo.
En otras ocasiones, más que abrumadoras, eran recuerdos pesados, las sombras de su vida cuando se había instalado en los barrios bajos, cierta culpa y algo de resentimiento, había aprendido a olvidarlo, sin embargo, de vez en cuando cruzaban su mente en repentinos recuerdos.
Mei Nian Qing había dicho que era algo común, el dolor no era algo que saliera pronto del ser humano y el corazón era siempre débil cuando se trataba de las emociones que más habían impactado en el pasado.
Después de que dijera aquello, Xie Lian había mirado al hombre antes de llevarse la taza de té a los labios, aquella conversación había surgido en medio del desayuno de un sábado cualquiera, con el viento fresco, propio de la media mañana, el chico le había preguntado si, despues de todo ese tiempo, aún valía la oportunidad de recordar el pasado, sin miedo a que lo volviera a afectar como en aquellas ocasiones.
Nian Qing lo había mirado con cuidado, lo conocía lo suficiente para saber que algo había sucedido, tal vez un mal sueño, una pesadilla, sin embargo no preguntó y solo había asentido con un gesto.Si, los recuerdos aún eran pesados, por esa misma razón, su maestro había dudado un poco, cuando Xie Lian empezó a frecuentar más con Feng Xin, después de que se reencontraran; él sabía todo lo sucedido respecto al pasado de su alumno, lo que había sucedido entre ellos, los meses de distancia y lo incómodo que podría ser. Xie Lian notaba su mirada preocupada y simplemente le había dicho que el pasado ya no le afectaba como antes.
Mei Nian Qing solo había suspirado antes de volver a lo que estaba haciendo, pero se prometió no dejar de lado cualquier actitud extraña que, tal vez, mostrará Xie Lian.
Cuando supo lo de Mu Qing, casi había escupido su té, ese chico jamás le había agradado y aún no entendía como es que había empezado su amistad con Xie Lian, aún menos sabía la razón por la que el chico lo había perdonado, pero ahí estaba, Xie Lian queriendo retomar algo de su pasado, aún si entendía que podía doler.
Era cierto, Mei Nian Qing le había enseñado a ese chico desde antes de que siquiera empezara a razonar, pero a veces no podía entenderlo.
Para Nian Qing, Xie Lian tenía un corazón noble, inocente y tal vez un poco iluso, pero a veces le preocupaba hasta que punto podría soportar aquello. Él entendía que el hombre podría lastimarse y cambiar, incluso a partir de sus emociones más puras. Tal vez Xie Lian ya lo había hecho, tal vez aún no, aquello jamás lo sabría.
Pero algo que cualquiera podría decir, era que Xie Lian tenía una gran capacidad de perdonar y no llevar remordimiento en el corazón, aquello se podría notar mientras le sonreía a su mejor amigo -que habia llegado hace una hora, después de su conversación por teléfono- mientras esté hundía la cabeza entre las manos, diciendo que, si lo que habían planeado salía mal, se escondería en su habitación, obligando a Xie Lian a consolarlo mientras se culpaba por no hacer las cosas bien.
Xie Lian le había dicho que nada saldría mal si él era sincero, algo como aquello no necesitaba de una detallada preparación previa, sin embargo, no debía mostrarse ansioso, de la misma manera en que estaba actuando en ese momento.
Al escuchar eso, Feng Xin se había sentado de manera mucho más calmada y normal.
Xie Lian no sabía si reír o llorar, solo había bastado conversar un poco con su mejor amigo para deducir lo que pasaba por la cabeza de ese chico. Xie Lian tenía muy en claro los sentimientos de Feng Xin, pero al parecer, el que aún no lo sabía, era el mismo Feng Xin, tratando de ocultar sus intenciones de acercarse a Mu Qing con la excusa de "descifrar" su personalidad.
Ajá, si, por supuesto.
Alguien por favor golpee a este chico con un ladrillo para que entienda que lo que él siente en realidad, era atracción. Y no cualquier tipo de atracción.
Ah, bendita negación, Xie Lian sabía perfectamente lo tóxico que era negar las cosas, sobretodo ese tipo de sentimiento.
A veces tenía que aceptar lo que Mu Qing decía sobre que Feng Xin era muy tonto, y ahora que lo pensaba, aún no sabía que sentía Mu Qing por Feng Xin (y no, no habla de los insultos y el odio que dice tenerle), pero quería saber lo más rápido posible si Feng Xin tenía, siquiera, una pequeña oportunidad, por qué si no, en verdad tendría que consolar a Feng Xin mientras él devoraba un paquete de papas fritas.
Un recuerdo pasó por su mente, el extraño comentario de cierta persona en particular, algo que le hizo sonreír en medio del parloteo de Feng Xin.
Si San Lang tenía razón, tal vez...
El timbre sonó de repente, ambos voltearon a ver la puerta y Xie Lian frunció el ceño, Mei Nian Qing llegaría dos horas más tarde, además, siempre llevaba sus llaves y por lo que él recordaba, no iba a tener visitas en el resto de la tarde. Se dirigió a la puerta y miro por la diminuta ventanilla.
Su expresión se iluminó cuándo notó una mata de cabello negro, un rostro pálido de rasgos afilados y un par de ojos oscuros que a veces se teñían de un exótico rojo.
Xie Lian abrió la puerta y sonrió.-San Lang...
-Ge ge- Hua Cheng sonrió levemente, haciendo que las esquinas en sus ojos de fruncieran un poco.
-No esperaba verte, ¿Pasó algo? ¿Quieres que te ayude en algo más?
Hua Cheng negó con la cabeza, haciendo que la pequeña trenza que llevaba tejida detrás de la oreja, se sacudiera un poco.
-No se preocupe, Ge ge ha sido muy amable con lo de antes, no sería capaz de inoportunarlo más. Es solo que olvide las hojas con los ejercicios de caligrafía que Ge ge me había dejado, y sin ellas, estoy seguro que voy a terminar arruinando el resto del trabajo. Espero no haberlo molestado ahora...
Xie Lian rió y volvió a hablar.
-Claro que no, sigue, deben estar entre alguno de los libros que usamos.Xie Lian dejó que pasara y cerro la puerta, antes de llegar a la sala, Hua Cheng miró a Feng Xin y levantó una ceja. Xie Lian habló con un susurro, detrás de él.
-Feng Xin llegó hace un momento, quería que le diera un consejo...
-¿Consejo?
Xie Lian asintió.
-Después te explico, San Lang, tal vez podrías ayudarme.Feng Xin levantó la mirada en ese momento y se sorprendió al ver a Hua Cheng. Ambos asintieron a modo de un saludo algo tenso.
Xie Lian habló.
-Feng Xin, San Lang olvidó algo, voy a buscarlo y ya vuelvo, ¿Está bien?Feng Xin asintió y tomó la taza de té que su mejor amigo le había ofrecido, antes de ver con sorpresa, como Xie Lian tomaba de la mano a Hua Cheng y lo jalaba al segundo piso.
-San Lang, ¿Recuerdas lo que dijiste el martes mientras almorzábamos?
-...
Hua Cheng levantó una ceja y miró a Xie Lian, habían llegado a la biblioteca y mientras él abría la puerta, el otro habló confundido.