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Era una mañana de verano como otras, calurosamente asfixiante y con las calles repletas de chicos que buscaban pasar un rato entretenido durante las vacaciones. Las tiendas estaban abiertas desde muy temprano, siendo las más concurridas aquellas que tenían aire acondicionado en su interior; como el mini-market Pocky&Snak del señor Freeman. Ese día en particular la tienda había comenzado con un flujo alto de clientes, varios de ellos conocidos por el dueño del local.

-Listo, con las patatas serian setenta y cinco con veinte ¿Llevaras algo mas?- preguntó la chica detrás del mostrador que guardaba los productos en una bolsa plástica, mientras que el muchacho colocaba algunos billetes sobre el mesón, cayendo en cuenta de que le faltaba dinero.

-Ehm no... Ussh espera... déjame revisar bien.- Solicitó el chico sintiéndose un poco avergonzado al no encontrar el billete faltante. La mujer fue paciente, hasta que comenzó a formarse una fila larga con personas ligeramente fastidiadas por el retraso, en ese instante optó por anotarlo en su cuadernito de deudores y finalizar la venta.

-No te preocupes Jared, más tarde vienes y pagas lo que falta.- Dijo la chica entregando la compra al joven para tranquilizarlo.

-Gracias Jen! y perdona por los inconvenientes.- Se disculpo por segunda vez, esbozando una amplia sonrisa antes de salir del local y reencontrarse con su grupo de amigos. La chica lo siguió con la mirada sintiéndose satisfecha por su buena acción del día y se ocupo de la fila de compradores. Justo en ese instante, el encargado del recinto hizo un discreto llamado de atención a la empleada, pues había observado el acontecimiento desde la entrada.

-Estás muy generosa hoy ¿No te parece?- Mencionó a la vez que le ayudaba a embolsar la compra de una señora.

-¡señor Freeman! Vió que... le suplico no se moleste conmigo ¿Si?- Rogó la chica con la cara roja como tomate al ser capturada infragante.- Es que... él y su padre vienen muy seguido y... y parecen gente honrada.- El dueño de la tienda exhalo ligeramente despreocupado.

- A veces pienso que eres la única persona ingenua en este pueblo. Pero bueno... más te vale que vuelva antes de que cerremos porque sino, tendrás una sanción ¿Vale? Después la gente se mal costumbra.-

-Esta bien jefe, usted gana.- Obedeció la mujer quien decidió no protestar en esta ocasión.- Por cierto, Miriam llamó hace como media hora avisando que no podrá venir esta tarde. Sigue con el malestar de gripe y me pidió que cubriera su turno.-

-¿De nuevo? Esa muchacha... ni modo mija, tendrás que redoblar otra vez.- Contestó el jefe decepcionada, mientras tomaba los productos que un cliente decidió no llevar, para guardarlos luego en los estantes correspondientes.- Por lo menos te iras temprano a casa, antes de las once.-

-Enserio, ¿Por qué?-

-Anoche ocurrió un incidente cerca del local de Xavier y me angustia nuestra seguridad.-

-¡Madre mía! no me había enterado, ¿Qué sucedió?.-

-Encontraron el cadáver de un hombre en el basurero que esta frente a su local. Dicen que tenía el cuello desgarrado y múltiples lesiones en el cuerpo como si lo hubiese atacado un oso. Fue una cosa asquerosa. Xavier me comentó que pudo verle los órganos y dijo que su rostro estaba tan destrozado, que fue difícil identificarlo con la foto de su ID. También dijo que había una rosa en su pecho.-

-¿Rosa dice?-

-Así es, de color negro además... Un detalle muy bizarro con toda esa sangre alrededor.-

-Mmm yo creo que es interesante. Quien lo haya hecho tal vez sea alguien deseoso de venganza o con quien haya tenido un amorío. Es hasta romántico.- agregó la cajera con fascinación.- Lo que si veo bizarro, es que aquí van tres muertes similares y todavía creen que la causa es un animal. ¿A quien se le ocurre pensar que los animales andan por ahí, dejando rosas sobre cada presa que comen?.-

- Xavier piensa como tú y cree que puede ser un asesino en serie, como en esas películas que tanto le gustan. Pero yo pienso en algo más grande, como la mafia.-

-AJA! Cuénteme sus hipótesis jefe, ¡cuente, cuente!.- Respondió la cajera con entusiasmo.

-Son los medios, los medios difunden que es un oso señorita.- Intervino un señor de aspecto arapiento y que hablaba de forma exhaltada.- Pero esto es una estrategia de los conservadores y sus rituales diabólicos para quedarse en el poder. Un amigo que vive en Minessota me mostró una foto hace como un año donde se ve un monstruo con cara de zorro y cuerpo humano que escapaba de una escena del crimen. Esa cosa fue invocada para matarnos a todos debemos prepararnos.-

-Oh Brayan, por favor! No empieces con tus ideas locas, pues no pienso venderte si olvidaste tomar tus medicamentos- Refunfuño el propietario del local que rolo sus ojos al captar por donde iba el discurso de aquel individuo.

-No son locuras Freeman! es una secuencia, ¿estas ciego? el primer homicidio ocurrió en el estado de Ocklajoma el año pasado y ahora se ha extendido por todo el sur del país, son mas seguidos, tanto que las otras dieciocho muertes, sucedieron entre Chicago, Denver y Ohaio con dos meses de diferencia... ¡Igual que aquí!-

-Quiero esa foto.- Ordenó la cajera con un tono inusual en su voz, que sonó grave y oscuro.- Quiero decir... me gustaría... Verla... seguro es una reliquia para él.- Contesto otra vez pero un poco menos amenazador cosa que solo fue percibida por el cliente quién se fue dedicándole una mirada de terror.

-¡Ay por Dios, Jenna! ¿le vas a creer a ese sujeto?.-Protesto el jefe indignado por la solicitud de su empleada, que no pudo contener la risa.

-Ay jefe... Cómo crees, solo le seguía el juego. Además, si esa foto existiera se hubiese hecho viral hace mucho tiempo... se nota que el pobre esta delirando.- Sugirió la mujer guardando prudencia ante los comentarios de aquel cliente. Algo en su discurso había logrado incomodarle bastante.

-Tu lo dirás en broma, pero estas en lo correcto.- Indicó el propietario posando su mano sobre la cabeza de la cajera, como si de su nieta se tratara pues había logrado contagiarle su humor.- Venga... Igual no te dejes engañar por él.-

-claro que no... y volviendo al cierre... creo que si cerramos a las nueve y media nos dará tiempo de ordenar el local, conversar sobre sus teorías sobre los homicidios e irnos a mas tardar a las diez y cuarto o diez treinta ¿Que opina?- Pregunto la joven cambiando de tema rápidamente. Su jefe la escucho tomando en cuenta su sugerencia  y tras darle unas ultimas indicaciones, se dirigió a su despacho para atender algunas obligaciones administrativas.

Pasada la hora del almuerzo, el día terminó siendo menos concurrido por la tarde y justo cuando Jenna estaba por recibir una sanción, Jared apareció con el dinero faltante ofreciendo nuevamente una disculpa por el contratiempo. Después de esto, poco antes de las nueve y media la cajera comenzó los preparativos para entregar su turno; por lo que se dedicó a devolver al estante los artículos que no se habían vendido y a limpiar los pasillos.

A las diez y media de la noche, ya había cerrado la entrada principal de la tienda y terminado de cuadrar las ventas del día junto al señor Freeman en su despacho. Finalizada esta tarea, tomó su morral del casillero y se despidió del jefe que había decidido quedarse unos minutos mas, para re abastecer la nevera con sodas antes de irse.

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