Desperté desorientado en un hospital, miles de aparatos estaban conectados a mi cuerpo de los cuales solo el oxigeno pude reconocer.
Miré a la izquierda y después a la derecha hasta reconocer a mi... ¿Ex novia?
Era Stacy, mi chica de la preparatoria.
¿Que hacia aquí? Creí que ya habiamos terminado todo. O al menos algo así lo pensé yo.
La verdad jamás nos amamos, todo era una relación unida por nuestros padres ya que su familia era dueña de grandes centros comerciales y bueno, yo tenia un padre empresario y mi madre era senadora.
Ambos eramos unidos bajo la economía de nuestros padres.
Así que cuando terminé la preparatoria decidimos que lo mejor era dejar las cosas por la paz.
Ni ella ni yo nos queriamos y aunque era una relacion estable y llena de cariños, no podía haber más que eso. El amor no surgia aunque nos dieramos miles de besos.
Pestañeé unas tres veces hasta aclarar mi imagen completamente.
Ella abrió sus ojos -ya que estaba dormida- y me dedico una sonrisa amplia. Tomó mi mano helada y la besó.
-Cielo...-dijo tierna pero sin causar ningún sentimiento en mí. -¿Qué pasó?-Acarició mi frente mientras se sentaba en un espacio de la camilla.
-No lo sé. ¿Qué haces aquí?-Dije seco soltando su mano.
-Vine por ti.
-¿Por mi? ¿Para que? Yo no me ire a ningun lado.-conteste amargo.
Guié mi mirada hacia mis brazos y mire que había una herida que abarcaba todo alrededor de mi muñeca izquierda.
Mis ojos se lagrimaron y de nuevo los imagenes recorrieron mi cabeza, los recuerdos y las ultimas horas de vida quedaron en mi cabeza.
Las voces de antes de morir empezaron a surgir de la nada como una especie de flashback:
-¿Cariño? ¿Que hiciste? Prometiste no hacerte daño. Niall, no me hagas esto. ¡Una ambulancia por favor!
Podía escuchar todo a la perfección pero en realidad estaba tan debil que no podía mover ningun musculo, ni siquiera abrir mis ojos.
¡Estaba bien! Estaba todo mejor si moría; mi vida ya no tenía sentido sin Jessica y lo mejor era morir para estar a su lado.
Pero mi mala suerte siempre es abundante. Una serie de ruidos de ambulancia me dejaron aturdido, y sentí como subían mi cuerpo a una camilla. Hacían miles de cosas para tratar de detener la sangre, pero solo decian "es demasiada, ha perdido mucha" o cosas como "no creo que vaya a salir vivo de esta".
Y miren, sobreviví.
Cuando salí del hospital, Stacy se quedó en mi departamento para asegurarse de que todo marchara bien. Jessica no se había aparecido desde ya casí hacía un mes. La extrañaba bastante, pero me estaba acostumbrando poco a poco a que ella ya vivía en el paraiso y confiaba en que estaba mucho mejor alla.
La luz de la Luna me alumbro la cara, y raramente me desperté para volver hacia el sotano que hacía miles de años que no visitaba.
Bajé las escaleras convencido de que todas las cosas de Jessica permanecían en el mismo lugar.
Pero desaparecieron. Solo estaba un retrato mio y al parecer ella lo había robado de mi habitación.
¿Donde quedaron todas sus cosas? ¿Su ropa? ¿Sus fotos? ¿Como podía asegurarme de que todo lo que había vivido a su lado no era un sueño? ¿O algun sintoma de que estoy loco?
-No estas loco.-Dijo una voz que de pronto me debilitó los musculos. -Tú y solo tú sabes que todo fue real. Nos besamos, nos amamos y compartimos experiencias inolvidables.
Volteé mi cabeza en busca de su rostro hasta que apareció dejandome cegado debido a la luz que su cuerpo producía y que antes solía estar acostumbrado a ella.
-¿Jessica?-dije con la voz quebrada. -¿Eres tu?
Su cuerpo brillaba como nunca y sus labios rojos estaban cada vez mas antojables.
Ella asintió y extendió sus brazos para abrazarme. Corrí los dos metros de distancia que me quedaban hacía su cuerpo y la abarqué entre mis brazos.
-¡Eres tú, mi cielo! ¡Eres tú!-exclame derramando lágrima tras lágrima mientras la levantaba del suelo.
¿Me estare volviendo loco? ¿Es solo una vieja alucinación de mi cabeza?
Tome su mano helada y la mire a los ojos, tragué saliva y respiré hondo, luego exhalé.
-¿Estas viva?
Ella rió llena de lagrimas, luego se negó.
-Puedes tocarme más no sentirme como humana.
-¿Que haces aquí?
-Vine a sanar tus heridas.-Dijo mientras besaba mi cicatriz.
Magicamente desapareció y quede perplejo ante su acción.
-¿Te irás?-pregunté a los minutos de silencio.
-Sí, pero recuerda que alla arriba te estaré esperando. Siempre estaras en mi corazón.-Murmuró acercandose a mis labios.
Yo atrape su labio inferior con los mios y la mordí levemente, sentí como su sonrisa apareció y los escalofrios que desde hacía mucho no sentía me volvieron a suceder.
-Te amaré toda mi vida...-susurré sin despegar nuestras frentes.
-Y yo a ti.-Suspiró y jugó con sus manos en mi rostro, acariciandolo. –Te prometo que estaré esperandote toda una eternidad, si es posible. Juro que te amaré todo lo que nunca te han amado y puede ser que en el final de tus días, ya este junto a tí cuidando de que no sufras. Pero tienes que prometer que jamás volverás a cortarte.-Dijo pasando sus brazos por mi cuello.
La abarque con mis brazos por la cintura y la acerqué a mi cuerpo, y después besé sus labios rojos, nuestros ojos estaban llenos de lagrimas y las mismas nos empaparon la cara de agua.
-Te lo prometo, mi vida.
La abracé fuerte y de pronto senti la nada. Ella se había ido...
La leyenda lo afirma y confió en que será así; cuando una persona que amas muere, ella estará esperandote toda su eternidad en el paraiso. Se que lo que entre nosotros pasó fue real, nos amamos, cumplí con ayudarla en sus penas, vivimos cosas inolvidables. La visito cada mes al panteón o cada vez que siento que la extraño, le dejo miles de flores y platico con ella. Se que en alguna parte del cielo me escucha y me comprende.
Puedo ver el principio de nuestra historia mas nunca el final, nuestro amor aun no se termina. Sigo esperando por ella... Sigo esperando para estar entre las alas de mi ángel.
Espero que les halla gustado!! Gracias por leer! Es corta pero interesante♥
