Capitulo 14

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Se miró en el espejo mientras Clara, la modista, terminaba de abrochar el mono en su espalda. Le gustaba el resultado, estaba realmente elegante a pesar de la sencillez de la prenda. Fue un acierto elegir aquel mono de crepé rojo, porque la caída de la tela estilizaba su figura. Entallado en la parte superior y de pata ancha, tenía el largo a ras de suelo. La gracia estaba en el cuello halter y en el volante de 13 cm de ancho que recorría tanto el escote uve del pecho como la parte exterior, desde la sisa hasta la espalda en el mismo tejido y color. No tenía cremallera o botones, solo cuatro finas tiras se cruzaban en su espalda y hacían que la prenda se mantuviera en su sitio.

- Ya está. Estás preciosa. ¿Te gusta?, -dijo Clara al terminar.

- Mucho..., ¡muchísimas gracias, Clara!

- No hay de qué. Me encanta el resultado con el semirecogido que te han hecho. ¡No sabía que tenías el pelo tan largo!

- Bueno, es por el alisado. Normalmente lo llevo con onda o recogido...

- Claro, tienes razón...

- A me encanta el maquillaje, sobretodo el ahumado, ¿parece que tengo los ojos más grandes, verdad?.

- A ver, cierra los ojos, -Anaju los cerró obediente-. Sí, las sombras son maravillosas, muy jugosas. Abre. -continuó inspeccionando-. ¡Precioso! Estás realmente espectacular.

- ¿Ese reloj está bien?, -preguntó preocupada señalando un reloj de pared.

- Sí...

- ¡Pero es tardísimo!, ¡debo ser la última!, -dijo recogiendo sus cosas a toda prisa.

- En eso también tienes razón, -dijo con una sonrisa-. Tranquila que aún tienes tiempo... -intentó transmitirle calma, pero no lo consiguió.

- ¡Gracias por todo Clara!, -dijo despidiéndose tras agitar la palma de la mano!

- ¡A ti!... ¡Qué vaya todo bieeeen!, - subió la voz al final porque Anaju ya había salido corriendo de la habitación.

- ¡Graciaaaas!, -contestó gritando desde el pasillo.

Llegó agobiada a la academia. Se puso inmediatamente el babero que le dieron en recepción para no mancharse. Había ordenando mentalmente las tareas que tenía que hacer para que le diera tiempo a todo. Primero iría a la habitación a dejar sus cosas, se echaría perfume, pasaría al aseo y después cenaría. Fue sorteando compañeros e intercambiado piropos y sonrisas a medida que avanzaba por el salón, el comedor, el pasillo...
El corazón le dio un vuelco al oir la voz de Hugo cuando la vio "alaaaa hija mía de mi vida" a la altura de los aseos. Un segundo vuelco hizo que estuviera a punto del colapso cuando Gerard se retiró un poco para dejarla pasar y lo vio con su traje negro apoyado en uno de los espejos del pasillo. Mantuvo la sonrisa como pudo mientras corría a la habitación para que nadie viera cómo se le caía la baba. Apagó el micrófono y fue directa a su litera.

Dejó corriendo sus cosas sobre la cama, buscó el perfume en el neceser y se echó en las muñecas, detrás de las orejas y en el escote, como siempre hacía. Se sobresaltó al verlo apoyado en la misma litera que la otra vez cuando se dio la vuelta.

- Me has asustado, -dijo en un susurro mientras llevaba una mano al pecho. Se estaba mordiendo el labio inferior mientras la desvestía con la mirada y tornó el gesto, poco a poco, a una sonrisa al ver su reacción. Estaba realmente sexy con las manos en los bolsillos del pantalón y las piernas cruzadas. Llevaba un traje slim fit negro de cachemir con una fina línea negra estampada, una camisa también negra de popelín con los tres botones superiores desabrochados, y un pañuelo blanco en la solapa de la americana como único adorno.

- Perdóname, - un hilo de voz ronco salió de su garganta.

- ¿Necesitas algo?, preguntó Anaju. Tragó saliva con dificultad.

- Quería.... quería saber si estabas bien, -improvisó-.

- Sí, claro. ¿Por qué no iba a estarlo?, - contestó con voz serena.

Hugo hizo un ligero movimiento con los hombros-. No lo sé... me había parecido que entrabas preocupada.

- Solo un poco agobiada, por el tiempo. ¿Hace mucho calor aquí, no?, - dijo tratando de abanicarse con la mano.

- Un poco..., - Asintió con la cabeza porque su voz apenas era audible.

- Lo siento pero tengo que irme o no me dará tiempo a cenar...

- Claro, dijo sacando las manos de los bolsillos y mostrando las palmas abiertas.

Anaju le sostuvo la mirada mientras se acercaba a él caminando hacia la salida, incluso, cuando tuvo que ponerse de perfil para esquivarle entre dos literas y sintió que la devoraba con sus dos profundos ojos azules. Sus respiraciones se acompasaron, pequeñas bocanadas de aire accedían a través de sus labios ligeramente entreabiertos para alimentar sus pulmones. Cuando hubo rebasado su altura, volvió a ponerse de frente unos segundos, hasta que dio un giro final hacia la salida.

- Anaju, -dijo Hugo cuando ya estaba casi saliendo de la habitación.

- Dime, - se paró y se giró ligeramente para mirarlo a los ojos.

- Estas preciosa, - susurró con voz ronca.

- Gracias, -dijo bajito, casi para ella misma, y salió huyendo de la habitación.

Hugo cerró los ojos, inspiró hondo y pegó un pequeño cabezazo en la litera.

- ¡Sam!, - gritó a su amiga cuando la vio por el pasillo andando hacia el salón.

- ¿Estás bien?, dijo ella caminando en su dirección tras darse la vuelta.

- Sí, estoy bien. - La realidad era muy diferente. Le temblaban las piernas, tenía ganas de llorar y quería mandar a Hugo a la mierda por ello; pero al mismo tiempo, entraría en esa habitación de nuevo a comérselo a besos-. Necesito que me ayudes a desabrochar esto para ir al aseo, - dijo con toda la tranquilidad que pudo.

Se dio la vuelta y comenzó a darle instrucciones mientras sujetaba los tirantes en el pecho, para que no cayera el mono a plomo al soltar los broches y toda España la viera desnuda. Tuvo una pequeña sensación de quemazón en la piel mientras lo hacia, desde el cuello hasta el final de la espalda y subió la mirada para buscar un espejo. Vio a Hugo atento a las explicaciones. Se mordía el labio mientras Sam soltaba el broche y la prenda caía ligeramente, dejando ver el borde de sus braguitas negras.

Anaju volvió a huir, esta vez al aseo. Cerró la puerta, apagó el micro, se apoyó en la puerta y suspiró fuerte para calmarse antes de continuar.

Al salir Hugo estaba esperándola pendiente.

- Sam ha ido a la habitación, me ha dicho que te diga que enseguida vuelve. Pero... si quieres... yo puedo hacerlo, me he fijado cuando se lo explicabas a ella - se fue colocando detrás de ella mientras hablaba y la miraba a través de espejo-. ¿puedo?, - dijo antes de tocarla con un hilo de voz-. Anaju asintió.

Sus dedos rozaron su piel ligeramente mientras colocaba los tirantes y un escalofrío le recorrió el cuerpo, erizando toda la piel. Cerró los ojos e imaginó durante un segundo sus labios recorriendo su cuello. Era algo que deseaba tanto... Al abrirlos se encontró con su mirada devoradora en el espejo.

- Ya está, - susurró Hugo.

Anaju carraspeó.

- Me voy a cenar, - dijo mientras comenzaba a caminar dejando por tercera vez a Hugo atrás aquella noche. - No entendía que estaba pasando....,- ¿no estaba tan enamorado de la novia?, ¿a qué está jugando?... me va a volver loca...., - pensó Anaju mientras caminaba al comedor.

NO PUEDES ESCONDER LA VERDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora