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66: "Melly"

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Narra Cuauhtémoc.

-- No manches.. ¿En serio?

-- ¡Sí, la misma! Vine a firmar un contrato con.

-- Mi jefe, sí. --Suspiré mientras escuchaba toda su palabrería y no paraba de abrazarme, sería hombre muerto..

[...]

-- Bueno, ya acabó mi turno así que debo irme ya..

-- Ooh cierto, umh.. Bueno no es.. Nada. Gracias por estar conmigo de nuevo, yo.. Podríamos salir otro día..

-- Lo siento Melly, pero no sé si pueda. --Hasta ese momento no había creído necesario mencionarle de mi matrimonio, digo, me vio la argolla miles de veces, y no dijo nada.

-- ¿Por qué?

-- Trabajo, lo puedes ver, y cuando llego a casa voy con mi marido e hija. --Miré su rostro de desilusión, suspiré, no debía dejarme engañar por sus facciones, era la verdad.. Por más que me diera tristeza verla achicopalada.

-- Bueno yo podría..

-- Me dio mucho gusto verte Melly, pero en serio tu insistencia me irrita. --Me quejé terminando de guardar mis cosas, ella rodó sus ojos. No era la primera vez que insinuaba tuviéramos una cita.

-- Quería decir que podría conocer a tu.. Marido y a tu hija. --Le miré unos momentos, suspirando para asentir con la cabeza.

-- Está bien. --Murmuré tomando las llaves de mi coche, salimos juntos y me subí al coche, algo me dice que esperaba le abriera la puerta, así que la abrí desde dentro.

-- Vamos, se hace tarde. --Ella volvió a bufar molesta y se subió rendida, se quejó de el aroma dulce del coche, antes Maia había dejado sus dulces por ahí y el carro olía a ellos. No la recordaba tan fastidiosa.

[...]

Cuando llegué al lugar me bajé y esperé a que ella lo hiciera, cuando lo hizo cerró la puerta de el coche y la dirigí hacia el departamento, donde mire por el pasillo a mi nena jugando con Arqui.

-- ¡Api! --Grito al verme, dejando a Arquímedes y corriendo hacia mi, me agaché y extendí mis brazos. Ella me abrazó con fuerza.

-- ¿Cómo te fue en la escuelita, amor?

-- ¡Ben, hice uras puseras!

-- ¿Si? ¿Me hiciste una a mi? --Ella asintió repetidas veces con su cabecita, hasta que Melly carraspeó, llamando la atención de mi hija, quien la miró curiosa.

-- Hola.. --Murmuró aferrándose a mi, besé su cabello para calmarla.

-- Hola muñequita, ¿cómo te llamas?

-- Maia..

-- ¿Maia? Ay que bonito nombre. --Mi niña sonrió y asintió con la cabeza.

-- Lo elligeron mis apis. Api, ño le hice uña pusera a ella. --Habló haciendo un puchero, reí.

-- No sabías que vendría amor.

-- Pellon. --Se disculpó mi nena, mientras Melly le sonreía con amabilidad.

-- No te disculpes, bonita. Otro día vengo y me haces una, ¿si?

-- ¡Sí!

-- ¿Y tu papá corazón? --Besé su mejilla esperando su respuesta.

-- Está cuidando a ros bebésss.

-- ¿Bebés? ¿Cuáles? --Murmuré confundido, camine con Maia en brazos y Melly a mi lado siguiendome. El aroma de la comida que mi marido hacia me hizo sonreír, dejé que mi hija pasará al igual que la castaña que me seguía.

-- ¡Tahisito!

-- ¡Aquí bebé! --Sonreí al verlo y escucharlo tan emocionado por verme, hasta que notó a Melly. Mirándome confundido.

Narra Aristóteles.

Cuando escuché a mi marido hablarme porque ya había llegado me apure en dejar la comida, se la encargué a Astrid y cuando salí a la sala me lleve la sorpresa de que allí estaba una chica de un cabello medianamente rubio, más castaño que nada en realidad, sonriendome.

-- No sabía que tendríamos.. Visitas..

-- Lo siento amor, fue una sorpresa para mi también. Tahi, ella es.-

-- Melissa.. Su prome.- bueno, amiga de la infancia. --Sonrió, y tan sólo con eso se gano un pequeño tipo de odio, ¿prometida? JA, que graciosita, vean como me rio..

-- ¿Qué ibas a decir? Bueno, no importa, ¿tienes hambre cariño? Normal, ya te tengo la comida.. Esposito. --Sonreí angelical, notando su sonrisa divertida de Temo, debía saber que lo hacia a propósito.

[...]

En la comida todo fue algo callado, Astrid y Mario tuvieron que irse antes de servir la comida por un problema con el padre de el poste. Quien dejo en claro que Aristemo era inmortal, claro, por supuesto por culpa de Melissa, quien no dejaba de aventarsele a MI MARIDO.

Porque las argollas en mis dedos lo recalcan, y no he dejado de rascar mi mejilla para mostrarselos de una manera.. Discreta.

-- Bueno, tengo que irme. Fue un gusto volver a verte Temo y.. Conocer a tu.. Familia. --Sonrió con una leve mueca al verme, yo sonreí lo más que pude, ni que me hubieras caído tan bien  rubita.

Cuando la mujer esa se fue y Maia corrió a jugar a casa de Lao miré expectante a mi marido, quien me sonrió y se acercó a llenarme de besos.

-- Así que.. Prometida, eh..

-- Amor, sabes que sólo tengo ojos para ti. --Desvíe la mirada para que no notará mi claro sonrojo, aún así rodeó mi cuerpo con sus brazos, me acurruqué contra su pecho.

-- Ajá.. ¿Cuando se comprometieron? Salías con Diego a los catorce, empezamos a salir a los dieciséis.. Casi diecisiete.

-- Eramos unos niños muy pequeños amor, pasó incluso antes de saber que era gay.

-- Nada.. Serio, ¿no..? Digo.. Si tú quisieras estar con ella sólo.. Tendrías que decirme.. --Murmuré sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas, amaba a Temo, era mi soporte.. Sino estuviese conmigo.. No sabría qué hacer..

-- Jamás te cambiaría por nadie, Ari. Eres el amor de mi vida, padre de mi hija.. Mi esposo, mi Tahi. --Unió nuestras frentes, solloce mientras cerraba mis ojos y las lágrimas bajaban.

-- Te adoro, Aristóteles, siempre va a ser así, en nuestra boda prometí estar amarte y respetarte, en la salud y en la enfermedad.. --Murmuraba con una voz suave y airada, solloce.

-- Hasta que la muerte nos separe... --Unimos nuestros labios en un beso lento, como aquel con el que sellamos nuestro matrimonio.. Nos separamos después y tomé su mano, caminando hacia la habitación, no siempre podría estar sin él por nuestros bebés.. Necesitaba sentirme amado..

El tiempo pasa rápido, pronto mi hija tendrá cuatro años y Temo y yo no paramos de preguntarnos cómo es que el tiempo pasa así de rápido. Aún recuerdo como si hubiera sido ayer el día en que me enteré de mi primer embarazo.. Y el parto. Suspiré con una sonrisa mientras besaba a mi pareja, dejando que se acurrucara en mi pecho, su cabello olía delicioso, las sábanas cubrían nuestros cuerpos desnudos.

-- Te amo, moco. --Dio un toque a mi nariz, reí y dejé un beso en su frente.

-- Y yo a ti, Tahisito.

¡Ups! | TERMINADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora