Capítulo 32: Ahora todo tiene sentido.

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Ahora todo tiene sentido.

Bella

Noveno mes.

Tenía permiso en el trabajo, aún así, continuaba revisando y enviando correos, claro ahora podía trabajar desde casa, dentro de algunas semanas daría a luz.

Respondía algunos correos cuando la puerta se abrió, sabía perfectamente de quién se trataba pues sólo él hacía eso.

—Deberías dejar de trabajar, tómate un tiempo Bella— musitó Edward negando con su cabeza repetidas veces, suspiré apartando la mirada de la laptop.

—Estoy cómoda desde aquí, tengo la posibilidad de seguir trabajando y no la voy a desaprovechar, estoy embarazada, no me estoy muriendo, puedo hacer algunas cosas— aún estaba muy a la defensiva contra él, se encogió de hombros entregándome un pequeño pastel.

—Alice me pidió que te lo diera, ahora mismo está algo ocupada— comentó, tomé el pastel y lo dejé a un lado, ella siempre trataba de ponerse en contacto conmigo, lo cual realmente agradecía.

Yo misma le agradecería por esto.

— ¿Te sientes bien?— preguntó después, estaba tan paranoico, asentí mientras seguía presionando las teclas.

—Estoy bien, deja de preguntarme cada cinco segundos lo mismo, Edward, la cita que hicimos con el doctor es hasta dentro tres semanas— quería que se calmara puesto que sus nervios me afectaban demasiado, no quería pensar en el parto eso me ponía los pelos de punta.

—Puede pasar en cualquier segundo— se sentó en el sofá, rodé los ojos mientras seguía escribiendo, pareció calmarse.

Envíe los correos pendientes, después cerré la laptop comiendo un poco del pastel que Alice me había traído. Sentí dolor en la parte baja de mi vientre, las contracciones cada vez se hacían más fuertes, me quejé.

— ¿Qué ocurre?— se acercó a mí con una expresión de preocupación, hice un ademán con mi mano.

—Sólo son contracciones— inhalé y exhalé, eso me habían dicho los doctores que hiciera cuando las contracciones aparecieran, aveces calmaban el dolor, otras no era muy certero ya que aumentaban.

Cerré mis ojos apretándolos un poco, esta vez no funcionaba, me levanté del sofá, recargándome en la barra de la cocina, masajeé la parte baja de mi espalda, el dolor era insoportable y duraba entre treinta a treinta y cinco segundos.

No podía mantenerme mucho tiempo sentada, debía de levantarme y tratar de calmar las contracciones, me incorporé cuando éstas pararon.

.

El pequeño dolor aún continuaba en mi vientre, cosa que me alertó un poco, contacté con mi ginecóloga la cual me dijo que era algo común ya que estaba apunto de dar a luz.

Apagué las luces de la sala y cocina, ingresando a la habitación, Edward se había ido, él siempre trataba de quedarse pero no, no lo permitía, por ahora no quería que estuviera aquí, seguía demasiado molesta.

Bostecé soltando mi cabello del moño que me había hecho, me recosté en la cama, revisando mis mensajes de texto, Ángela y Leah querían venir a visitarme mañana, lo cual me parecía una buena idea, así que respondí antes de dormir.

Desperté varias veces en la madrugada a causa de que el bebé se movía demasiado, mi espalda me mataba, moría por volver a dormir como antes... aunque ahora sería demasiado complicado con el bebé ya en casa.

Chillé, ay Dios... sólo esperaba no perder la cabeza, estaba aterrada de sólo pensar que dentro de muy poco tendría a mi bebé aquí, moría de miedo.

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