CAPÍTULO 19

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POCHÉ POV

Tenía los gritos de Sebastián en mi cabeza, no podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar... Él era tan despreciable... Él era el diablo en persona.

-¿Están bien? – nos preguntó el oficial.

-¿Cree que lo estamos? – pregunté con lágrimas en los ojos y mirando a Calle quien no dejaba de llorar ni temblar en mis brazos.

-Lo siento... Señorita Calle – Calle lo miró – tiene que venir con nosotros.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Tiene que constatar lesiones y dejar una demanda por el... El hombre de allá afuera – Calle no dijo nada y noté como el miedo se hacía presente nuevamente en su cuerpo, sus músculos comenzaron a tensarse.

-¿Nos podría dejar solas? – Le pedí al oficial –solo serán unos minutos.

-Claro.

Cuando el oficial se fue  noté nuevamente el rostro de Calle, tenía los pómulos morados, los labios rotos, una ceja cortada, sus piernas y brazos tenían moretones por todos lados.

-¿Qué ves?

-A ti – ella sonrió pero apenas lo hizo una mueca de dolor surgió en su rostro - ¿Por qué no quieres denunciarlo?

-Tú sabes por qué.

-Calle... Tienes dinero y contactos, podríamos buscar la manera de internar a tu hermano en algún otro lugar....

-¿Cuánto duraría eso? – nos quedamos mirando –Julio se puede morir en el transcurso de una clínica a otra – empuñé mis manos – no creas que no quiero hacerlo, no creas que no quiero meterlo preso y que ahí dentro lo maten pero... Es algo que va más allá de lo que puedo permitirme.

-¿No puedes llamar a alguien?

-Mi mamá... A ella nunca le ha gustado del todo Sebastián.

-Llámala, dile que venga – nos quedamos mirando – tranquila, créeme que me hice experta en pasar de un minuto a otro de ser tu simple secretaria a ser – entonces me quedé callada, porque me di cuenta que no éramos nada. Solo nos gustaba estar juntas, besarnos, tener buen sexo y... Creo que nos amábamos, ósea... Se supone – solo llámala – me fui a la puerta e hice pasar al oficial – la llevaré yo con su madre en unas horas más, está muy adolorida.

-Bueno, si no puede ir de todas manera levantaré una orden de alejamiento – miré a Calle.

-Gracias-  dijo mirando al oficial. Paula estaba en el living y decidí bajar mientras Calle llamaba a su madre y descansaba unos minutos.

-¿Cómo está?

-No sé – dije sentándome en uno de los sofás – no puedo imaginarme todo el temor que le tiene Calle a ese imbécil.

-Cuando lo vi... Creí que nos mataría a todas. Era como estar mirando una bestia.

-La quería violar Paula, la quería violar... – comencé a llorar y mi mejor amiga me abrazó.

-Pero no pasó, pedí ayuda a las personas que se encontraban ocupando las otras habitaciones y llamamos a la policía, menos mal todo terminó bien.

-¿Por cuánto?

-No lo sé – sonrió – pero por el momento estamos bien.

-Paula no puede vivir en este ambiente... Ella...Calle tendrá que hacer algo.

-¿A qué te refieres?

-Que mi hermana está primero que todo en mi vida y si seguir... Seguir con... Yo, no sé... Bueno, con lo que tengo con Calle implicará que mi hermana tendrá que ver estas escenas, no creo que podamos seguir siendo lo que somos.

-¿Y tu trabajo?

-Tendré que hablar con ella, no puedo perder ese trabajo. Pagan bien y me gusta lo que hago.

-Bueno ahora con lo que pasó puede pasar cualquier cosa.

-Lo sé – me crucé de brazos - ¿En qué estaba pensando cuando me enamoré de ella?

-¿Pensando? Poché... Eso no se piensa, simplemente se siente – entonces nuevamente me salvó el timbre, miré por el agujero y noté que era una señora que nunca había visto - ¿Quién es?

-No tengo idea – abrí la puerta – Hola, buenas tardes.

-¿María José ? María José Garzón, ¿verdad?

-Sí, soy yo.

-Soy la madre de Daniela.

-Oh... Pase, adelante – la señora venía muy bien vestida, como su hija claro está. Miró todo a su alrededor y me sonrió; noté que no era de esos ricos que miraban en menos a las otras personas – lo siento el desorden pero...

-Descuida Daniela me contó todo – la quedé mirando – Gracias.

-¿Por qué?

-Porque estoy segura que si no hubieran estado ustedes ese imbécil era capaz de matar a Daniela.

-No piense en eso...  Simplemente ya pasó, no pensemos en los peor – sus lágrimas comenzaron a caer – No llore señora.

-Le he dicho innumerable veces que lo deje pero tiene miedo.

-Julio – susurré su nombre.

-Sí – se hizo un silencio - ¿puedo hablar con ella?

-Está durmiendo pero... Pase si quiere.

-Anda con ella – dijo Paula – pediré algo para comer para cuando Calle se despierte.

-Muchas gracias – nos dijo su madre – Gracias por ser tan buenas amigas de mi hija - ¿Amigas?

-De nada – sonreí lo más irónico posible.

Narrador omnisciente

Mientras tanto en la estación de policía,Sebastián con tan solo unas llamadas se encargaba de que nada de esto saliera a la prensa. Llamó a sus amigos, familiares para que lo ayudaran y esperaba pacientemente que llegaran a sacarlo de ahí.

-Creo que vienen por ti – dijo uno de los oficiales.

-Gracias – se arregló el traje y salió de ahí con la frente en alto, orgulloso de ser el hijo de puta que era.

-Se le recuerda que tiene prohibido acercarse a la señorita Calle a más de 100 metros durante 2 meses.

-¿Dos meses? Nos vamos a casar en menos de dos días.

-Yo no estaría tan seguro de que ella quiera pasar su vida con usted –Sebastián solo sonrió.

-Imbécil.

Caminó hasta la sala de espera y entonces se vieron.

-Te habías tardado – dijo la chica de estatura pequeña y cabello castaño.

-No me eches la culpa, estos idiotas que hacen trámites y trámites.

-¿Ahora qué hiciste?

-Creo que se me pasó la mano con Daniela– la chica se rio irónicamente – eres mala Laura... muy mala –Sebastián agarró la mejilla de la chica y sonrió - ¿A tu departamento?

-Como tú quieras.

-Ojalá y Daniela fuera como tú.

-¿Cómo?

LUJURIA (Adaptación Caché)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora