¿Kei?

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Las iba a machacar cuando Kei gritó algo. Se giró para mirar, y vió a un Kei con cuernos, capa, cola , con un tridente en la mano y envuelto en llamas a punto de matar a Mixicotamalo. Lo único que pudó hacer fue gritar, ya que las uñas le habían lazado alguno de sus hechizos raros y le dolía la pierna. Cayó al suelo y se desmayó, sin entender que estaba pasando.

Se despertó cinco horas más tarde en su casa, en la cama, con olor a café.

Kei se percató de que se había despertado y fue a verla, con un capuccino en la mano.

Se levantó y le pegó un puñetazo en la cara, que lo dejó en el suelo con la nariz rota, y entonces vió a Mixicotamalo tendido en el sofá, con profundas heridas de tridente por todo el cuerpo, pero que respiraba aún.

La cogió desprevenida que unas manos la immobilizaran y la tiraran a la cama, con vete a saber que intenciones, pero ella reacciono a tiempo y le pegó una patada en la entrepierna a Kei, quien no se levantó en el resto del día del suelo.

Uñas DiabólicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora