Cristina

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Me llaman Cristina, soy una joven ya de 21 años que trabaja en un hospital como enfermera de medio tiempo, para pagar mi colegiatura.

Yo nunca he tenido un novio ni relaciones, todas mis amigas andan soplando sus experiencias sexuales en la universidad mientras estamos en el patio, hay veces que los maestros las atrapan en plena acción en bodegas y en salones. No me gusta hablar de ese tema con ellas, siempre me dicen que vaya a fiestas para ver si pierdo mi virginidad.

A veces dudo de que sean mis amigas realmente.

También es la misma historia en el hospital.

Pero la única que me respeta es Florencia, la conocí en el primer semestre en la carrera. Ella estaba en su mundo cuando la conocí, teníamos que hacer un ensayo de la reproducción humana y era en parejas, el profesor nos puso a Florencia y a mi juntas.  Yo no tenia problema, siempre y cuando ella hiciera bien su parte del trabajo. Voltee hacia atrás para ver a mi compañera de trabajo y no me lo podía creer, era una chica con cabello castaño con aires relajados y con audífonos.Me le acerque para pasarle la dirección de mi casa con mala gana, esperando que haya puesto atención de lo de nuestro proyecto, se notó que no había puesto ni la más mínima atención en clase y cuando me acerqué a darle la dirección, me preguntó con un tono apresurado:

-OYE, ¿QUE TENÍAMOS QUE HACER?- me preguntó la muy sin vergüenza.

Me le quede mirando muy desconfiada y tomé un suspiro, solo por estar en esos horribles audífonos no había puesto atención.

La verdad soy una persona que mantiene excelente su promedio, y no quería que por ella se arruinara mi puntaje perfecto.

Respire.. exhale.. respire.. exhale

Tenía el ceño notablemente fruncido, yo no quería tener que volver a explicarle y que no entienda.

¿Porque en el mundo me tuvo que tocar con esta muchacha irresponsable?

Con unas buenas ganas de gritarle le respondí con la mayor amabilidad posible:

-Tenemos que hacer un ensayo de la reproducción humana- dije aguantándome las ganas de jalarle las greñas.

-Nada más era eso, pues nada más ponemos que el pene entra en la vagina y le deja el semen dentro, así de fácil.- Dijo ella muy relajada.

Es enserio, no podía creer lo que estaba diciendo.

-Tenemos que poner el proceso de la reproducción, también el proceso de como se desarrolla el feto dentro del vientre de la madre, etc.- le dije con malos aires.

-Oh, ok. Entonces te veo en tu casa mañana.- dijo Florencia.

Cuando escuche eso, le quería dar una buena bofetada combinada con muchos gritos y reclamos.

-Lo siento, pero tenemos que avanzar HOY MISMO.- le dije casi gritando lo último.

-Esta bien entonces hoy a las 4:30.- dijo mientras recogía su bolsa y salía del aula.

Así pasó y me hice muy cercana a ella y siempre voy a fiestas con ella si es que acabo mis deberes.

Y llegamos al presente, en donde me encuentro caminando hacia mi trabajo de medio tiempo, en donde los doctores se me insinuaban y me tiraban indirectas y piropos.

Llegue y me encontré a la recepcionista, Carmina, una muchacha con cabellos negros que empezaba a saludarme con sus frases irrespetuosas.

-Oye we, cómo estás, no te he visto desde hace mucho tiempo.- me dijo casi gritando con su sonrisa tonta.

-Nos despedimos ayer, no seas necia.- le conteste.

-QUE AGUAS ERES, bueno te voy informando que te toca estar con una clienta llamada..- y empezó a revisar unos cuantos papeles que estaban en un archivo- Alexandra.

-Esta bien, gracias.- y me dirigí a la sala donde debería de estar mi cliente.

Estaba en el tercer piso del hospital y estaba hasta el fondo del pasillo a la derecha.

Entre y me encontré a una muchacha con tez color olivo, cabellos cafés oscuros y ojos verdes.

Apenas y entre cerrando la puerta y me dio una nalgada.

-¡OYE!¡QUIEN TE CREES PARA HACERME ESO!- le grito no creyendo lo que acaba de hacer.

-Anda preciosa, se que quieres.- dijo mi cliente.

Yo me quede estupefacta, que le pasaba en la cabeza.

-Que tal si dejas de hacer eso y hablamos del problema, ¿te parece?- le pregunté de manera muy brusca, no iba a tolerar que alguien me faltara al respeto.

La chica era un poco más grande que yo, como unos 10 centímetros, pero alcance a ver qué iba sacando unas cuerdas de atrás y cinta.

No tuve tiempo de reaccionar y me agarro las manos con una mano y con la otra cortó un pedazo de cinta con la boca y me la puso en mi boca.

Mientras yo trataba de gritar ella me iba amarrando las manos y los pies con la soga que traía con unas maniobras muy difíciles.

Después me metió a un saco, pero le parecí muy molesta que agarro un pañuelo y me lo puso.

Yo quede inconsciente...

CristinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora