CAPÍTULO 26: DOLOR.
La desesperación era notable en cada rostro que se encontraba presente dentro de la sala de espera. Cada persona en el lugar hacía notar su angustia al saber que su pareja, amigo y familia estaba en una cama de hospital peleando por su vida.
Minutos después de ser ingresado al pabellón de urgencia, Hange, Mike y Erwin fueron avisados del incidente, llegando en un par de minutos al lugar con el miedo a flor de piel. No quisieron hacer preguntas, guardaron silencio, no solo por no querer alterar nuevamente al castaño, sino que la sorpresa y duda aumento al ver a tres adultos junto a él. Mayor fue el asombro para un rubio bajito que llegó con el grupo. A pesar de todo, no hablaron absolutamente nada, se quedaron esperando.
Eren estaba hecho un desastre. Tener a Levi en sus brazos, cubierto de sangre, sin responder a sus llamados, se grabó en su mente como fuego y era imposible apagar aquella llama que solo en sus peores pesadillas se encendía. Se encontraba desorientado, ni siquiera recuerda como había llegado al hospital, se abrazaba a si mismo buscando el calor que solo Levi podía proporcionarle en ese tipo de situaciones. Se repetía una y otra vez que no era verdad, que era una pesadilla y que pronto su amor lo despertaría entre besos para calmarlo y aliviar el dolor entre la calidez de sus brazos.
Carla estaba muy preocupada, su hijo no reaccionaba a ninguno de sus llamados y no sabía qué hacer. Su pequeño estaba roto y no tenía idea de cómo ayudarlo. Lo mantenía abrazado mientras su esposo acariciaba sus cabellos, ambos sostenían a su hijo para que no siguiera cayendo.
-Todo fue mi culpa -susurro, por fin, luego de mantenerse callado por horas. Carla se sorprendió, prestando toda su atención, al igual que su padre y todos los presentes- Esa bala era para mi, Levi no tuvo la culpa. No pude hacer nada.
-Cariño, mi cielo -dijo suavemente Carla, tomando el rostro del menor entre sus manos para acariciarlo con dulzura- Hijo mío, esto no es culpa de nadie. Ni tú ni Levi merecían algo así, él se arriesgó para que no te hicieran daño.
-No es momento de buscar culpables. Solo debemos esperar a que Levi salga bien de la cirugía porque lo logrará. Volverán a estar juntos, no te preocupes -hablo, esta vez, Grisha.
-Ahora más que nunca te necesita, Eren. Y debes ser fuerte por ambos. Todo estará bien.
Eren asintió a todo lo dicho, se permitió soltar un par de lágrimas, refugiándose en el pecho de su madre.
De pronto, se vieron tres uniformados aproximándose a donde estaban, preguntando por el azabache. Confundidos, preguntaron el por qué lo buscaban en un momento como ese, recibiendo como respuesta los cargos que se le habían impuesto por la balacera de hace unas horas. Erwin iba a hacerse cargo, sin embargo, fue interrumpido por Grisha, quien se levantó de donde estaba y guió a los guardias a las afueras del hospital, excusándose bajo la preocupación de tener que hablar ese tema frente a su familia y amigos.
Eren se asustó aún más: si su novio se mejoraba, podía ir a la cárcel por haber matado a Reiner si no habían pruebas de que fue por defenderlo. La culpa solo crecía en su interior y no lo dejaba pensar con claridad, haciendo que su cordura se perdiera y sintiera como otro de sus ataques se avecinaba, luego de que no pasara en mucho tiempo.
-¿Qué tienes, Eren? ¿Qué pasa? -pregunto una alterada Carla.
-Esta teniendo un ataque de pánico -habló inmediatamente Hange, acercándose a ambos para tomar las manos de Eren -Soy Hange, por cierto, una amiga de ambos.
-Me gustaría conocerte pero luego, ¿Puedes ayudarlo?
-Claro, ya hemos pasado por esto -respondió la castaña, sin saber el efecto que tuvo esa frase en la mujer a su lado, quien sintió un enorme vacío en su pecho al saber que su pequeño hijo sufría de esos ataques desde mucho antes- Eren, pequeño. Soy yo. Sabes que a Levi le preocupa mucho cuando te alteras así. Debemos calmarnos para cuando salga de cirugía.
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Bien cargado, cariño.
FanfictionComo sabemos, nosotros no controlamos el destino, como puedes respirar hoy, puede que mañana dejes de hacerlo, nadie sabe. Pasa lo mismo con el amor. Levi Ackerman nunca pensó que al pedir un café amargo, este traería consigo la dulzura de un mes...