No me sueltes...

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No,  ahora si que no, antes muerto a que su prinsesa tuviera algo con el engendro de Orochimaru, encima le dio el bello nombre de su hija a un mugroso gato, aunque ahora que lo pensaba, el jodido animal era bastante adorable, y sus ojos eran iguales, por no decir idénticos a los de Sarada, pero aun con todos los pros sólo se centró en los contras por el simple hecho de que en su cabeza no cabía la posibilidad de que aquella  víbora  respirará el mismo aire que su inocente hija.

Sakura: ¿Sasuke-kun, estás bien?

Preguntó su preocupada esposa.

Sasuke: Estoy bien, no pasa nada.

Musitó apartando la mirada.

Sakura: Pues se te han caido dos platos,  cálmate que ya no me queda vajilla de repuesto, intenté hacer un risotto que por alguna extraña razón se movía solo.

Dijo algo desanimada y extrañada, pero el azabache se limitó a soltar un largo suspiro.

Sakura: Dime que te sucede...

Pidió una vez más centrando su atención en él.

Sasuke: ¿Sarada ha crecido, verdad?

Dijo dudando si decirlo o no.

Sakura: Si, ha crecido, cada vez se parece mas a ti, cada vez mas madura, fuerte y determinada.

Sonrio nostalgica y apenada a la vez, mientras que Sasuke se mordía la lengua, puesto que él sabía que la pregunta sonaría algo ridícula, y más para el puesto que lo que diría a continuación revelaría uno de sus más grandes temores, y eso que el era Sasuke NO LE TEMO A NADA Uchiha.

Sasuke: ¿Algún día tendrá que tener novio, verdad?

Fue entonces que la peli rosa cayó en cuenta del rumbo de la conversación, en el fondo siempre supo que algún día tendría que darle a Sasuke "La charla" de como sobrepasar la paternidad de una hermosa hija en etapa de adolescencia.

Sakura: ¡Pfuajajajajaja!

Soltó a lo que el azabache se tenso incómodo.

Sasuke: A molestar no me causa ninguna gracia....

Respondió revolviendo su cabello con frustración para luego desviar la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas.

Sakura: Pero Sasuke-kun, nuestra hija tarde o temprano tendrá que hacer su vida, crecer, conocer a alguien especial y formar una familia-

Se detuvo en cuanto vio como un aura densa y oscura comenzó a emanar del cuerpo del Uchiha mientras sus ojos se volvían rojos por la activación del Sharingan detectando a la perfección aquella " molesta presencia",el sonido de la puerta llamó la atención de Sarada que fue a abrir inmediatamente, la peli rosa volteó encontrando a Mitsuki parado en la puerta con una sonrisa y un pequeño bulto negro en sus brazos.

Mitsuki: Buenas noches, lamento molestar tan tarde pero Sarada estaba un poco inquieta por lo que intuí que quería verte.

Dijo mientras que Sasuke de puso tras Sarada dispuesto a comenzar con la batalla de miradas y lo más curioso era que ambos descifraban lo que el otro quería decir a través de sus ojos, habilidad que, (nótese la referencia) sólo los Uchihas tenían.

*Sasuke*

*- Que el gato quería verla, que escusa más barata*

¤Mitsuki¤

¤- Tal vez si pude haberlo hecho mejor, pero igual estoy aquí¤

*Sasuke*

*- Juro que no te acercaras a mi hija, maldita serpiente, de lo contrario sabrás quien soy*

¤Mitsuki¤

¤- Puede que si, pero, ¿que pensará Sarada de su padre que se aprovecha de un pobre genin? O peor, ¿que pensará su esposa?

*Sasuke*

*- Maldita sabandija*

¤Mitsuki¤

¤- Yo también lo quiero,
Sasuke-san, pero quiero más a Sarada...¤

*Sasuke*

*- Hijo de....Orochimaru*

Sarada: Adelante pasa...

Dijo por fin la azabache notando el tenso ambiente entre su compañero de equipo y su padre, que a regañadientes se apartó para dejarlo pasar, más no contaba con que aquella traviesa gatita de ojos negro saltara sobre el hombro derecho del Uchiha mayor para luego acurrucarse y por fin dormir.

Mitsuki: Veo que Sarada también goza de la presencia de
Sasuke-san, creí que saldria corriendo al ver esa antipática expresion que siempre lleva consigo.

Comentó con una sonrisa sin ninguna sutileza o percepción del peligro.

Mitsuki: Eso increíble el parecido de Sarada y Sarada.

Comentó esta vez mirando a la joven Uchiha que se aguantaba la risa.

Sasuke: Uhm....

Musitó apartando a la pequeña felina tomándola por la parte de la nuca a lo que ésta la miró con sus brillantes ojos onix de manera suplicante.

Sasuke: ¿Y tu quien te crees?

Soltó a lo que la gatita respondió con un suave y tierno "Miau" que derritió secretamente el corazón del Uchiha, más éste mantuvo su imperturbable y serena  compostura dejándola una vez más sobre su hombro.

Sasuke: Sólo porque llevas el nombre de mi hija...

Respondió de forma seria, Sarada sonrió maliciosamente a lo que Mitsuki se le quedó viendo de manera traviesa, algo tenían los Uchihas que no podía dejar de mirarla, ahora entendía a su padre de algún modo, esa obsesión con los azabaches de ojos onix de apellido Uchiha que simplemente lo descolocaba, quería lanzarse y abrazarla para ya jamás soltarla, tenerla entre sus brazos por el mayor tiempo posible, y si lo moliera a golpes habría válido cada segundo respirando su mismo aire.

¿Era demasiado?

Tal vez si tenia una obsesión enfermiza, después de todo era la creación he hijo de Orochimaru, de tal palo, tal astilla ¿o no?.

Sarada: ¿Y tu que tanto me ves?
¿Tengo algo en la cara o que?

Preguntó divertida.

Mitsuki: No es nada, solo me distraje.

Respondió regañandose a sí mismo por su osadía.

Sarada: Ven, vamos a la sala de estar, mamá hizo unos bocadillos que sobraron de la cena que están exquisitos.

Dijo tomando su mano para guiarlo, un su vez que éste sintió el cálido toque de su compañera, el color se le subió rápidamente a las mejillas mirando como el cabello azabache de la chica se mecía con la drástica brisa de su trote.

Sarada: ¡¿Mamá donde dejaste los bocadillos sobrantes de la cena?!

Iba a soltar la mano de su compañero pero éste se negó a hacerlo.

Sarada: ¿Pasa algo, Mitsuki?

Preguntó desconcertada a lo que el chico se cubrió la mitad de su rostro con la manga de su túnica azul celeste mientras miraba ambas manos entrelazadas.

Mitsuki: No me sueltes....

Susurró al oído de su compañera, que abrió los ojos desmesuradamente, ambos se quedaron viendo el uno al otro, mientras Sasuke seguía jugando con el gato en la puerta de entrada, mientras Sakura buscaba distraidamente los bocadillos, mientras el mundo seguía girando a su alrededor,  ambos jóvenes se quedaron perdidos en la mirada del otro, ambos encerrados en una burbuja cuya dimensión hicieron puramente suya oyendo el unísono de su desbocado corazón.

Continuará...

Mitsuki y su gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora