Arenoso amor

Parte única

Me asomo por la ventanilla, veo las nubes; tersas y esponjosas con un resplandor irreal.

A mi lado una señora de aspecto malhumorado que ronca levemente ...

Hay pocas personas en el avión, probablemente se debata a que no es tiempo vacacional ni nada parecido.

Vuelvo la mirada al cielo, ese tono rojizo tan bello me encanta, me quedo mirándolo embelesada hasta que se oculta el sol y decido dormir un poco.

Me despierto de golpe un par de horas después, al parecer ya hemos aterrizado y es hora de bajar.

Al ir bajando noto la delicada brisa rozando mi rostro. Esa es una de las mejores sensaciones, ahí es cuando comienza el disfrute.

Decidí viajar ligero, no me gusta cargar demasiado y me parece mucho lío eso de documentar el equipaje.

Fuera del aeropuerto me espera un transporte que me llevará al hotel que él reservado; nunca llegó a este estado y vaya que estoy emocionado por conocer tanto el hotel como la playa.

Al llegar al hotel realizo mi check in y me dirigen hacia mi habitación.

Me asombra que para llegar hasta ella debamos ir en un carro parecido a los cabos de golf ... Es más grande de lo que creí.

Me instalaré e iré a ver aquel pasillo que hay cerca de la recepción.

Ya con ropa más adecuada para los veintiocho grados que hacen, me dirijo a la parada de los pequeños transportes del hotel. Mientras me trasladan me percato de que hay mucha vegetación y animalitos; mapaches, ardillas y una que otra iguana.

Por fin en el pasillo de artesanías me pongo a escudriñar una que otra cosa. Después de un largo rato mirando mi percato de un collar que traía por dije un diente de tiburón o al menos eso me dijo el vendedor ...

Sentada en un pequeño balcón, con el collar puesto, me dispongo a leer un poco.

A lo lejos escucho alguien que grita pero sigo en mi lectura y no le presto atención.

Al cabo de unos minutos volteó, un joven que habla en inglés está junto a mí ...

- ¿Hola de dónde eres?

¿Me habla a mí? Me quedo callada esperando a que se vaya, me enfada que me interrumpan la lectura.

- ¿Habla usted inglés?

Continúa cuestionándome.

- Sí - respondo cortante.

- Oh perdón, creí que eras de otro país.

- Soy mexicana, ¿De dónde creías que era? - Me vuelvo hacia él con tono tajante.

- De algún lugar de Asia.

Que molesto, la gente siempre me dice que parezco china o algo parecido ...

- Pues no, soy de Puebla.

- ¿De verdad? Yo de CDMX.

- Ah muy bien - Me levanto para zafarme de esta plática tan sosa.

- ¿cuándo llegaste? - Pregunté nervioso.

- Hoy

- Seguro te gustará el lugar.

- Seguro sí.

- Me gusta tu collar, ¿lo compraste aquí? - Pregunté cínicamente, como si no hubiéramos hubiéramos ido al pasillo de artesanías.

- Sí en aquel pasillo - Le señalé con intención de deshacerme de él.