De gusano a Matapiojos.

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Capítulo I: Buen soldado

La niña gusano subió los 19 peldaños en octubre del 2015, llegó profundamente herida, insegura, confundida, con la autoestima por el suelo, mucho miedo, pero con un objetivo, poder cambiar su vida.

Para entender esta historia debemos remontarnos unos 8 años atrás, donde esta niña de tan solo 12 años comenzó a consumir alcohol al principio por diversión, luego para evadirse de su condición sexual, el poco apoyo de sus padres, el bullyng del colegio y una que otra pena de amor. Finalmente, el alcohol se volvió lo más importante en su vida, junto con la marihuana y los benzodiacepinas, era tan importante mantenerse desconectada, evadirse de la vida, las responsabilidades, el amor, perder la conciencia hasta que un día eso le paso la cuenta y perdió no tan solo el control de su cuerpo, si no que el control de su vida.

Ésta niña gusano era gorda pesaba 90 kilos, se vestía con lo primero que encontraba, ya su apariencia había perdido importancia, lo único que importaba es tener el dinero suficiente para poder consumir en las noches escondida en su pieza, en las mañanas después que su madre se fuera, fumar marihuana antes o después de ir a sus clases de Técnico en enfermería que por cierto bien poco le importaba ser alguien en la vida , y para finalizar unos cuatro benzodiacepinas para dormir toda la noche y olvidarlo todo. Así sucesivamente hasta octubre del 2015.

Ese día su vida cambió por completo, entró a la Liga contra el Alcoholismo, donde las reglas eran muy claras y talibanas, ella comenzó la etapa del Soldado, ustedes se preguntarán porque tiene ese nombre, bueno, muy simple, un soldado sigue órdenes y no las cuestiona.

La niña gusano muy convencida de querer cambiar su vida, sin tener ninguna razón de peso más importante que ella misma, comenzó esta bella y difícil etapa en donde en cada compañero de terapia veía su futuro posible.

La etapa consistía en "hacer lo que hay que hacer y no hacer lo que no hay que hacer", no salir a lugares donde hubiera consumo de alcohol, no compartir con gente que tomara, no debía haber alcohol en sus casas, y lo más importante cambiar el estilo de vida.

Al principio fue difícil, la abstinencia se le presentaba y el cuerpo le crujía, sentía que su vida social iba en decadencia, muchas veces quiso desistir del tratamiento preguntándose ¿Por qué no puedo tener una vida normal como cualquier joven?

La respuesta a esta pregunta se le respondió al pasar el tiempo, pero ese es tema de otro capítulo.

A pesar de lo difícil que fue este periodo, se hacía más ameno con el apoyo de sus padres quienes siempre estuvieron ahí para apoyarla a pesar de todo. También respetando a las reglas que estaba sometida la niña gusano y participando en las terapias grupales de esta institución, en donde no solo se enfocan en el paciente alcohólico si no que la familia juega un rol importante en la rehabilitación.

La etapa del soldado le ayudo a la niña gusano a ver y disfrutar de cosas que no hacía hace mucho tiempo como, por ejemplo, pasar tiempo con la familia, dedicarse a los estudios al cien por ciento, dejar los amoríos tormentosos y abrirse al amor nuevamente con una persona que hasta el día de hoy sigue con ella, apoyándola en las buenas y malas, y acompañándola cada terapia.

Sin embargo, hay un momento crucial que marca este periodo de la niña gusano. Un día recibe un video donde ella estaba ebria haciendo show en la calle, donde se veía explícitamente que la dignidad de la niña gusano estaba por el suelo, ese momento lo compartió con sus compañeros de terapia y lloró, sintió vergüenza, rabia, pena en lo que era y quizás un poco de orgullo en lo que estaba empezando a convertirse.

Con lo sucedido se entra en una paradoja, si la niña gusano hubiera visto el video año atrás cuando tenía el otro estilo de vida, ¿Hubiera llorado?, claramente no!, se hubiera muerto de la risa y hasta compartido en Facebook.

De gusano a matapiojosWhere stories live. Discover now